Soy consciente de que lo que mueve a la comunidad ecuestre es la competición, los artículos de doma, salto, entrenamiento, posición del jinete, ayudas, etc. y precisamente por este motivo, es mi deseo que esos caballos que tantas glorias, alegrías y triunfos nos han proporcionado, tengan presencia y voz propia cuando llegan a la edad de retiro, cuando son mayores y ya no cumplen nuestros objetivos, cuando desgraciadamente en algunos casos, caen en el olvido como juguetes rotos.
Valiente aquel que tenga la gallardía de mirar a los ojos de su caballo y aguante estoicamente lo que estos tengan que decirle. Valiente aquel que continúa cumpliendo el contrato de dar todo a cambio de nada, cuando ahora le toca a él devolver lo recibido. Valiente aquel que decide conocer a su caballo de tú a tú, sin exigencias, sin metas, sin agendas, con la mano en el pecho y le retorna la vida que en él late desde potro y que ha entregado fielmente a su jinete.
¿Cuándo podemos considerar a nuestro caballo, mayor?
Esta es una pregunta difícil de responder, todos los seres vivos incluidos los caballos disponen de sistemas fisiológicos para mantener el cuerpo en homeostasis, esto quiere decir que los procesos catabólicos (destrucción) están compensados por procesos anabólicos (creación) de tal forma que el organismo se mantiene en un equilibrio saludable. Cuando esta homeostasis no es posible, debido bien a un envejecimiento natural fisiológico o bien a un envejecimiento prematuro debido al esfuerzo y estrés del caballo durante su vida deportiva, se considera que el caballo es mayor y esto puede suceder a la edad de 25 años o de 10 años dependiendo de factores como el estrés, la genética, la demanda de actividad, la nutrición desde potro, lesiones, calidad de vida, etc.
Cuando el caballo necesita ser ayudado para mantener esta homeostasis, estamos hablando de un caballo mayor.
¿Qué podemos hacer para que nuestro compañero se mantenga en óptimas condiciones físicas, mentales y emocionales?
Habitualmente la primera sugerencia bienintencionada del propietario empático y generoso, es retirar al caballo en un prado de descanso donde pueda llevar una vida ideal. Pero, ¿es esta vida realmente ideal o está idealizada? Desgraciadamente aunque mejora notablemente el estándar de calidad de vida de la mayoría de los caballos que nunca han disfrutado de estos dones, para muchos caballos senior esta medida resulta insuficiente y se ve reflejado rápidamente en una actitud lánguida y apática, delgadez, dificultad de movimientos, etc. El caballo mayor necesita de nuestra implicación ahora más que nunca y vamos a explicar por qué.
La edad nos pasa factura a todos, el sistema inmunitario se ve mermado cayendo más fácilmente ante ataques de patógenos, la respuesta inmunitaria es más pobre que cuando el caballo era joven por lo que heridas que antes sanaban rápidamente, ahora requieren más cuidados y tiempo. Las conexiones neuronales son más débiles y escasas y la propiocepción se deteriora así como la capacidad de respuesta a estímulos, esto hace al caballo mayor más propenso a sufrir accidentes. La producción de los condrocitos se reduce por lo que el cartílago articular sufre, el líquido sinovial es de inferior calidad, la producción de colágeno es menor y esto afecta a todo el tejido conectivo incluídos ligamentos y tendones y a la calidad del sistema arterial y venoso. Menor densidad ósea, sarcopenia, una microbiota intestinal más pobre tanto en número como en diversidad afectando a la capacidad de producción de calorías, la producción de enzimas digestivas, la saliva y jugos gástricos también pueden verse alterados lo que tiene un efecto directo en la absorción de nutrientes. Las fuerzas de masticación debido al cambio del ángulo de crecimiento de la dentadura hacen que aunque la boca de nuestros caballos senior esté cuidada, no se produzca una mordida eficiente. La acumulación de tejido cicatricial en el intestino por la exposición a parásitos a lo largo de su vida, también merma la correcta absorción de nutrientes.
Esto es sólo parte del proceso de envejecimiento natural, además hay que añadir lesiones, acumulación de daños por estrés oxidativo, enfermedades, etc.
Ante todos estos cambios sucediendo gradualmente en nuestros caballos a medida que envejecen, hay que hacer un esfuerzo extra para contrarrestar en la medida de lo posible este deterioro.
Frentes en los que luchar
1– Mantener a nuestro veterinario, fisioterapeuta y dentista implicados y llamarles ante cualquier observación que nos indique que algo no va bien.
2– Organizar con nuestro veterinario un programa especial de desparasitación. Los caballos mayores no tienen la misma resistencia frente a parásitos y necesitan un calendario personalizado.
3– Mantener una buena higiene y recorte de los cascos. El hecho de que no trabaje o esté en un prado, no quiere decir que no lo necesite. Al contrario, estos requieren más atención ya que seguramente no tendrán el desgaste que precisan y cualquier molestia en articulaciones puede llevar a desequilibrios.
4– Si tu caballo no es capaz de regular la temperatura suficientemente como para permanecer caliente en los meses de invierno, ayúdale poniéndole una manta.
5– Ejercicio. Por todos los medios, intenta que reciba un ejercicio ligero lo más frecuentemente posible. Si no hay lesiones que lo impidan, el estímulo diario del ejercicio va a mantener un buen desarrollo muscular, un aporte sanguíneo a tejidos adecuado, unas articulaciones en mejor estado, no sólo del cartílago articular sino también ligamentos y tendones. La capacidad cardiaca aumenta, la osteoporosis se reduce y se estimula el sistema inmunitario.
Ojo con pasarnos con el ejercicio, ya que si caemos en el sobre entrenamiento o el sobre esfuerzo, lo que producimos es exactamente el efecto contrario a lo explicado anteriormente.
6– Contacto con otros caballos. Idealmente ha de permanecer en manada, un caballo aislado pierde gradualmente sus capacidades cognitivas y por supuesto su salud emocional se ve afectada.
7– Nutrición. Por todo lo que he explicado anteriormente, el caballo senior va a necesitar un esfuerzo extra para que todos sus sistemas; inmune, cardiovascular, muscular, articular, piel, respiratorio…se encuentren en sus máximas capacidades, por lo que en la dieta del caballo mayor deberían considerarse las siguientes medidas:
- Niveles óptimos de Zinc, Cobre, Selenio y vitaminas A, C y E para permitir la reparación celular, la salud del sistema inmunitario, la formación de colágeno y evitar el catabolismo por estrés oxidativo.
- Especial atención a los ratios de calcio, fósforo y magnesio para una correcta función neuromuscular y mantenimiento óseo.
- Proteína y aminoácidos esenciales. El caballo mayor tiene unos requerimientos especiales en cuanto a proteína y el aporte adecuado de esta y de aminoácidos esenciales como la lisina, metionina y leucina, tienen un efecto positivo importante si queremos evitar la sarcopenia.
- Si nuestro caballo comienza a perder peso y hemos descartado enfermedades que pudieran estar afectándole, es hora de suministrar una dieta mucho más digestible para él basada en fibras y súper fibras. Para este fin, a veces los probióticos pueden ser también de ayuda, el problema es que la mayoría de probióticos del mercado no llegan a las UFC necesarias para ser efectivos y en cualquier caso no suelen ser más que una ayuda, pero no harán que nuestro caballo gane peso si sus requerimientos nutricionales no están satisfechos.
Cuidado con la popular tendencia de arrojar al comedero del caballo cereales y piensos ricos en almidones y azúcares pensando que estos van a proporcionarle las calorías que necesitan. Los caballos mayores no toleran de igual forma una sobrecarga de azúcares.
- Nutracéuticos articulares. Productos como la glucosamina, la condroitina, el ácido hialurónico, el MSM, la garra del diablo y la boswellia serrata pueden ayudar a la reparación y el mantenimiento del cartílago articular y actuar como antiinflamatorios pero al igual que sucede con los probióticos, muchos de los productos que se comercializan no alcanzan ni la pureza ni la concentración adecuada para ser efectivos. Si no somos conscientes de esto, estaremos tirando el dinero.
Un caballo mayor, no tiene por qué estar necesariamente en una condición inferior a un caballo adulto si mantenemos un criterio de actuación adecuado. La vieja frase de “es que está así porque es mayor” debería ser desterrada de nuestro vocabulario. Aunque en algunos casos el declive del caballo es inevitable, no es el caso para la mayoría de ellos y pueden llegar en un estado envidiable hasta sus últimos días.