Sabemos que el polvo y el polen presentes en el forraje y en la cama de las cuadras de los caballos pueden provocar asma equina y alergias respiratorias. Sin embargo, ¿qué pasa con los hongos: en que medida son frecuentes en el entorno equino y hasta que punto podría estar contribuyendo a la enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias (DAI) ?
Emmanuelle van Erck, DVM, PhD, Dipl. EBVS, ECEIM y su equipo Equine Sports Medicine Practice en Waterloo, Bélgica, quisieron averiguarlo. Presentó su estudio y hallazgos en la Convención Anual de la Asociación Americana de Practicantes de Equinos de 2019, celebrada del 7 al 11 de diciembre en Denver.
Buscando respuestas Emanuelle junto a su equipo, inició el estudio en el que incluyó a 731 caballos de carreras europeos, caballos de deporte y caballos de ocio que habían sido enviados a su clínica de 2013 a 2016 por signos de enfermedad respiratoria o por bajo rendimiento. Observaron en ellos, signos clínicos como tos y secreción nasal; se les realizó una endoscopia de vía aérea, lavado traqueal y lavado broncoalveolar (BAL); y se evaluó el entorno de cada caballo (camas, forraje, acceso a pasturas, etc.);
Y encontraron que:
- El 88% de los caballos tenían enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias (asma leve).
- Casi todos los caballos (721) vivieron en interiores la mayor parte del día.
- El 81% dieron positivo en elementos fúngicos en el lavado traqueal.
- El 55% tenía cultivos fúngicos positivos, principalmente Aspergillus y Penicillium.
- Los caballos con elementos fúngicos tenían el doble de probabilidades de tener DIA que los que no.
- Los caballos con cultivos positivos tenían el doble de probabilidades de tener también cultivos bacterianos positivos, tal vez debido a una alta carga ambiental, un sistema inmune estresado o una interrupción de la microbiota, hipotecó Van Erck.
- Los signos de tos y epistaxis (hemorragia nasal) ocurrieron con mayor frecuencia en caballos con proliferación de hongos.
En general, los investigadores vieron la mayor prevalencia de hongos en las vías respiratorias de los caballos con DAI (enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias). Sin embargo, no notaron signos clínicos particulares asociados con la presencia de hongos.
«Probablemente estamos subestimando la proporción de caballos afectados porque no hay signos clínicos específicos», dijo van Erck, y agregó que estos podrían ser casos «fallidos» de DAI que no han respondido al tratamiento.
Posteriormente, ella y su equipo observaron el entorno de cada caballo y descubrieron que los caballos con camas de paja tenían mayor probabilidad de tener hongos en sus vías respiratorias que los que tenían viruta. Los consumidores de heno seco tenían los porcentajes más altos de neutrófilos (glóbulos blancos que aumentan en respuesta a una infección) en sus BAL (lavado broncoalveolar). Los que consumieron heno al vapor a alta temperatura tuvieron los recuentos más bajos de neutrófilos.
«El tipo de cama y forraje representan factores de riesgo muy significativos para la DAI y la contaminación por hongos de las vías respiratorias», dijo van Erck, y agregó que la cama de paja combinada con el heno seco es lo que más les perjudica.
Fuente: thehorse.com