Hace unos 6000 años empezó nuestra relación con los caballos. Relación de mutuo acuerdo para ofrecer a ambas partes la oportunidad de sobrevivir en un mundo que en ocasiones era muy hostil.
Des de que nuestra relación empezó, los humanos hemos evolucionado y crecido muchísimo: la ciencia y la tecnología han ido de la mano: Isaac Newton, Marie Curie, Einstein, Henry Ford, Steven Hawkins, Steve Jobs, Bill Gates … Si bien es cierto que hemos avanzado muchísimo intelectualmente hablando, en un periodo relativamente corto de pocos centenares de años, nuestro cuerpo aún no se ha podido adaptar a la vida sedentaria que muchos llevamos hoy en día.
El cuerpo humano está diseñado para estar en movimiento. Caminar, recolectar comida, buscar cobijo, son algunas de las cosas que ya no necesitamos hacer para sobrevivir. Sin embargo, nuestro cuerpo (y también nuestra mente si me preguntas a mi) nos lo pide a gritos. Cada vez vivimos más años, pero también cada vez tenemos más problemas de obesidad, diabetes, presión alta, osteoporosis, problemas de depresión y ansiedad, cáncer, por nombrar solo algunos.
Con los caballos pasa exactamente lo mismo. Los caballos, como ya todos sabemos a día de hoy, son animales sociales que necesitan la interacción con otros miembros de su especie, relacionarse y crear vínculos, necesitan moverse (hasta unos 14 km o más al día en busca de comida y agua), y que para que no surjan problemas digestivos deben comer poco y a menudo. Esto son los pilares mínimos necesarios para evitar gran parte de los problemas de comportamiento, cardiovasculares y de circulación, músculo esqueléticos etc.
Esto me lleva a la siguiente reflexión, la manera en que se mantienen la mayoría de nuestros caballos no es la adecuada. Una cuadra/establo no es el sitio en el que nuestro animal debería vivir su vida. Puede vivirla, si claro, igual que nosotros podríamos vivir toda la vida en cuarentena, pero ¿es eso vida? y si decidimos que sí, ¿cuáles son los estándares mínimos de cada uno de nosotros?
¿Es un box sin ventilación y sin luz natural un lugar adecuado en el que albergar a los caballos?, o por la misma regla de tres, ¿a cualquier otro animal? ¿les puede proporcionar un mínimo de comodidad vivir en estas condiciones? ¿qué dimensiones debe tener? ¿es suficiente 3x3m o se necesita más?
¿Es suficiente limpiar el box solo una vez a la semana o debería limpiarse, como mínimo, una vez al día?, ¿es bueno ir recogiendo las cacas cada vez que se entre en el establo?
Donde tenemos a nuestro caballo estabulado, ¿hay más caballos?, ¿los puede ver? ¿tocar? ¿acicalar? o ¿eso no le está permitido?
A parte del box, ¿tiene una área de paddock dónde puede vivir e interaccionar con otros de su misma especie? ¿se le proporciona espacios o se le pone en un caminador para que pueda ejercitarse a parte de nuestra hora diaria de entrenamiento?
¿Tiene comida de buena calidad todo el día? o ¿se le restringe para que no se engorde? o ¿para que sea más económico mantenerlo?
Los caballos como los humanos no se pueden quedar encerrados 22 horas al día en un espacio reducido, sin poder hacer nada, con la comida restringida y rodeado de sus orines y heces. ¿os imagináis vosotros viviendo así? De hecho, ahora más que nunca, con la pandemia, tenemos la capacidad de, quizá, ponernos en la piel de los caballos y pensar realmente si la vida que ofrecemos a nuestros cuadrúpedos es una vida que realmente vale la pena.
Con esto no estoy diciendo que nos deshagamos de todos los establos y de los caballos y los jinetes que los utilizan. No, simplemente estoy diciendo que pongamos conciencia en ello y que siempre lo podemos hacer mejor, que lo intentemos hacer mejor. Que intentemos utilizar materiales de calidad para sus camas, que estas estén siempre limpias de estiércol, ya que a ellos como a nosotros, no les gusta estar rodeados de sus propias heces. Que prestemos atención a la cantidad de horas que están sin moverse, y que si les podemos aumentar y darles más tiempo relacionándose con los de su especie o que puedan andar y pasear más, les daremos mejor calidad de vida y menos problemas músculo esqueléticos y de comportamiento.
Para mí no se trata de poder tener o no un caballo, sino de la calidad de vida que puedo ofrecerle.
En una época dónde la información está al alcance de un click y siempre disponible, la ignorancia no tiene cabida, y sobre todo cuando nos ocupamos de otro ser vivo. En los últimos diez años los estudios equinos han evolucionado hasta tal punto que tenemos de 30 a 40 diferentes estudios cada dos o tres meses; tradicionalmente los caballos se han mantenido de una forma concreta porque sus vidas iban atadas a las vidas de sus dueños. Hace un siglo tener los caballos en box tenía sentido ya que los caballos salían a trabajar cada día, siete días a la semana y se movían, no estaban encerrados respirando el vapor amoniaco de sus propios orines 23 horas diarias.
Hace un siglo quizás también tenía sentido poner hierros en los cascos;
Hace un siglo quizás tenía sentido alimentar a los caballos con lo que les medio sobraba de las cosechas y de las verduras de casa: no era lo único que comían, y picoteaban ya que estaban todo el día por ahí afuera.
Todo esto ahora ya no tiene sentido, y amarrarse a ello, amarrarse a que siempre se ha hecho así y no hace falta cambiar no tiene sentido. Hemos evolucionado, pero el mundo del caballo en muchos aspectos todavía no.
¡Invertir en osteópatas y masajistas para caballos que están 22 horas encerrados, es una locura! y aquí una nota para todos los fisioterapeutas, osteópatas y masajistas equinos que hacen un trabajo excelente, pero es un poco inverosímil ¿no?
Todo esto me lleva a pensar en las 5 libertades:
- Libre de hambre, sed y desnutrición
- Libre de miedos y angustias
- Libre de dolores, lesiones o enfermedades
- Libre para expresar pautas de comportamiento sano (esto incluye contacto y relaciones con seres de la misma especie)
- Libre de incomodidades físicas y térmicas
Las cinco libertades están internacionalmente reconocidas como la base para cuidar cualquier animal, para asegurarnos que las necesidades mentales y físicas de los animales que cuidamos están mínimamente cubiertas. Quizás un tiempo de retrospección es necesario para revisar cuáles de ellas cumplimos, cómo las cumplimos y si las podemos mejorar.
Para mi, el manejo equino en general, la educación del jinete (tanto de conocimiento como de desarrollo y crecimiento personal) y el entrenamiento van de la mano; no podemos tener una relación sana si no hay un mínimo equilibrio entre esos tres aspectos.
Tener caballos es algo muy especial, y por lo tanto, hay pautas que no se deberían ni vulgarizar ni quitarles importancia, una mirada crítica hacia nuestro interior es continuamente necesaria para poder evolucionar de una manera positiva y sana con nuestros compañeros los caballos.
Siempre lo podemos hacer mejor
Como siempre, muchísimas gracias por estar ahí e intentar hacer las cosas con una mirada distinta.
En el próximo artículo hablaré de los signos de calma, conocerlos nos ayudará a comunicarnos mucho mejor con nuestros caballos, y por ende con el entrenamiento y la educación.