Las proteínas son biomoléculas esenciales para la vida, ya que participan en numerosos procesos como el transporte de minerales y otras sustancias, en la regulación hormonal, la formación de tejidos como el músculo y hasta en la defensa del organismo en forma de anticuerpos.
En el pasado, se recomendaba disminuir la cantidad de proteína en las dietas de los caballos que padecían problemas hepáticos ya que se había relacionado a las proteínas como un factor de riesgo para la aparición de encefalopatía hepática (una complicación muy grave de las enfermedades del hígado en la que la función cerebral se altera por la presencia elevada de sustancias tóxicas en la sangre que el hígado debería haber eliminado).
Actualmente se ha visto que reducir la proteína en las dietas de caballos con alteraciones hepáticas promueve el catabolismo (destrucción y consumo) de las proteínas corporales, facilitando, de hecho, la aparición de encefalopatía hepática y la pérdida de peso ya que se destruye la musculatura.
Del mismo modo, se creía que disminuir el porcentaje de proteína de la dieta cuando un caballo padecía una enfermedad renal crónica tenía efectos beneficiosos porque en medicina humana, y otras especies veterinarias, era la estrategia usada.
Sin embargo, hoy en día la recomendación científica es que, tanto para las enfermedades renales como para las hepáticas, se proporcione la cantidad adecuada de proteína según las necesidades nutricionales individuales de cada caballo, teniendo la precaución de no excederse en la cantidad. Pero, en estos casos, no existe ningún motivo para tener que reducir la proteína de su dieta.
Habitualmente, los caballos con enfermedades renales crónicas o hepáticas están delgados o tienen tendencia a perder peso porque se encuentran en un estado metabólico catabólico. Si se restringe la proteína de la dieta, nunca vamos a darle al organismo los elementos que necesita para contrarrestar ese estado y poder volver a construir la musculatura que ha perdido y formar el resto de las proteínas que necesite para sus funciones vitales como la defensa ante patógenos por el sistema inmunitario.
Pero para aportar la cantidad correcta de proteína sin excedernos de sus necesidades ni quedarnos cortos, no basta con comprar un pienso para caballos con enfermedades renales o hepáticas. Es necesario formular una dieta específica calculando sus necesidades de proteína (entre otros muchos nutrientes) teniendo en cuenta su condición corporal, actividad física, estado fisiológico y la enfermedad concreta que tenga, apoyado por un profesional de la nutrición equina. Es más, en muchos casos, probablemente no sea necesario usar pienso y con una buena base de forraje de calidad equilibrado adecuadamente, será suficiente.
En conclusión, no existe ninguna razón para disminuir la cantidad de proteína en la dieta de los caballos con enfermedades hepáticas o renales crónicas y el hecho de hacerlo, puede tener consecuencias perjudiciales como el desarrollo de encefalopatía hepática, acrecentar la pérdida de peso que suelen padecer estos caballos o perjudicar su sistema inmunitario. Pero hay que tener precaución, ya que tampoco es bueno excederse en el aporte protéico. Es importante contar con la supervisión y recomendaciones de un profesional de la nutrición equina para cada caso en particular.
Autores:
César López y Alba Ibáñez
CEO’s y Nutricionistas en Equisouls Nutrición Clínica Equina