Basándome en una observación ad libitum del comportamiento equino, supongo que la calma es el estado natural de los caballos más predominante fuera de la presencia de estimulación externa (compañero/ alerta/depredador/ movimiento/modificación en el entorno…).
La reacción equina ante estos estímulos es puntual. Es decir, en poco tiempo la manada vuelve a pastar tranquilamente.
Mientras que nosotros los humanos a lo largo de nuestro día, si nos enojamos o nos alegramos, nos ponemos triste… mantenemos la emoción, nos activamos y la sobrepensamos, la masticamos, lo que paraliza otras funciones cognitivas y de comportamiento.
Por ejemplo, el miedo. En lugar de procesarlo como oportunidad de aprendizaje para desarrollar la supervivencia de la especie, estimulante para desarrollar otras habilidades y sistemáticamente volver a la calma, nos agarramos a él y nos hace perder nuestra capacidad de conectar con un estado de paz natural.
No me refiero aquí a un estado de plena conciencia, pero intento describir la conexión en su punto último: La desconexión a una idea concreta y simplemente estar. (fuera de toda conciencia o de otra conciencia que la observa) un estado de neutralidad, de probabilidad a la interacción con el interno sin mantenerse alerta, o activado.
Este estado no será mantenido en una manada de equinos fuera de su estructura natural y por eso surgen las estereotipias generadas por la intervención humana y la modificación alterante de la actividad, reparto de comida, composición del grupo.
El estrés afecta al estado natural de estar presente, no en plena conciencia sino en su anulación! Un estado puro de despreocupación inalterada y mantenida naturalmente en la sociedad equina anárquicamente organizada en la sincronía.
* (ver las publicaciones de Lucy Rees)
Aquí poéticamente se puede fantasear el simple hecho de estar fuera del tiempo y del lugar.
No Obstante, el hombre contemporáneo solo necesita ciencia para juzgar la validez de un concepto u otro! Será una de las causas añadidas a nuestra desconexión a nuestra diversidad y multitud interior, mundos infinitos, posibilidades sin fin existiendo en cada uno de nosotros.
¡El pensamiento es el problema! ¡y la creencia en la superioridad de la especia humana se basa en ello, el Cogito sagrado! ¡Cogito ergo sum!
Tal vez sería interesante estudiar las posibilidades de un “no pienso, luego existo.”
El pensamiento es lo que desconecta el ser humano del poder supremo de su cerebro, de una potencia más “primitiva” pero más desarrollada e instintivamente operativa cuando nuestra mente se deshace del orgullo de querer controlar nuestra actividad mental y nuestro entorno.
Nuestro cerebro libre tiene más poder de lo que podemos percibir en este momento concreto de nuestra existencia como especie porque utilizamos solo la parte que pensamos controlar del poder de nuestro cerebro.
Observando también las otras especies, Será posible alcanzar un nivel puro, inafectado por el sujeto estudiante al sujeto estudiado?
El estar en contacto con la especie equina genera en el humano varias sensaciones.
(no sé si se ha realizado un estudio, unas cifras que nos indican que emociones y a qué porcentaje nos surgen con el simple hecho de contactar con los caballos).
Suponiendo que la de bien estar (mistificado o no) es la dominante porque misteriosamente, (de momento) estar con los caballos conecta nuestro poder olvidado con su capacidad última de ser ilimitado a la hora de estar fuera del pensamiento.
El problema es que utilizamos un cerebro humano que se ha ido alejando de su propio poder construyendo dogmas para organizar la jerarquía y mantenerla, pero la sociedad equina ha desarrollado más su estado de calma y de sincronía.
¡Mientras hay pasto para todos hay poca pelea! Y si la hay la reacción básica es un código no verbal transmitiendo un ¡vete!
¿Quién asegura la transmisión de sus genes? Ese es el problema.
En la especie equina la estructura primitiva por así decirlo no complica tanto la reproducción como lo es en la sociedad moderna humana, (hay que tener bienes materiales, estatus social, función tranquilizadora para el individuo y el grupo…)
Los machos enteros lo tienen muy complicado hoy en día!
Las mujeres aún más porque con su posibilidad procreativa y las posibilidades de inseminación de un método o otro estando solas sin tener obligatoriamente que comprometerse a un hombre, son más susceptibles de vivir el estrés del arcaico macho humano añadiendo a ello la de su condición de hembra.
Allí nos enfrentamos con otro problema.
El semental equino, con su papel de protección mal interpretado por antropomorfismos, como agresivo, violento etc , nos puede reflejar una imagen del silencio del hombre macho humano, frente a la incomodidad social de manifestarse como varón dominante mal entendido.
¿Qué pasa si lo separamos de las yeguas/ hembras?
El mismo estrés, ansiedad, en su papel de protección, ¿supervivencia de la especie y transmisión de genes? ¿Estereotipias?
Los caballos nos pueden decir mucho sobre nosotros mismos y cada vez más si hablamos su idioma y nos desnudamos del ego de la especie que se piensa superior. En un intento de observación pretenciosamente objetiva.
Allí surge otra problemática.
¿Que sabemos del idioma equino, de la comunicación entre los caballos?
¿La ausencia de las componentes de una comunicación, un mensaje, código, emisor, receptor? ¿Por qué?
Interpretamos buscando con un cerebro humano el lenguaje como lo percibimos nosotros. ¿Cuál es el código? ¿Un sonido, un fonema, una palabra? ¿Y qué pasa si hay códigos más sutiles?
¡Tal vez nuestros sentidos desensibilizados por la conciencia no consiguen observar!
¿Una vibración tal vez? ¿Una postura? ¿Una aceleración del ritmo cardiaco que no es percibirle para nosotros?
Allí tal vez se puede hallar la calve de esa sincronía y una respuesta más concreta demostrable para las mentes más científicas.
Los caballos no necesitan hablar árabe, francés, inglés, español, chino… para comunicar.
Nosotros sí que tenemos esta capacidad, pero ejercemos la misma desensibilización que ejercemos sobre los caballos, sobre nosotros mismos.
¡Enséñame tu caballo, te diré quién eres! Esa es la máxima.
Para mantener la diversidad genética, el semental expulsa sus hijas de la manada y los potros se juntan componiendo grupos en los que a través del juego desarrollan habilidades necesarias para la supervivencia y la reproducción.
La supervivencia y la tranquilidad de la especie humana exige también la expulsión de los individuos que no sincronizan.
¿Que les pasa a los individuos que se creen capaces de mantenerse sin la manada? ¿Qué capacidades se pueden desarrollar? ¿Qué conexiones se realizan en la mente si se consigue superar la ansiedad y el estrés generado por el aislamiento?
La necesidad de socialización hace parte de la pirámide de Maslow para caballos, realizada por Lucy Rees.
Ibn Khaldoun explica que el ser humano es social por naturaleza.
En terapias ecuestres uno de los objetivos desarrollados en la sesión es la sociabilización del paciente.
“The Normal is the good smile in a child’s eyes:-alright. It is also the dead stare in a million adults. It both sustains and kills-like a god. It is the Ordinary made beautiful: it is also the Average made lethal. The Normal is the indispensable, murderous God of Health, and I am his priest. My tools are very delicate. My compassion is honest. I have honestly assisted children in this room. I have talked away terrors and relieved many agonies. But also-beyond question-I have cut from the parts of individuality repugnant to this god, in both his aspects. Parts sacred to rarer and more wonderful gods. And at what length…Sacrifices to Zeus took at the most, surely, sixty seconds each. Sacrifices to the Normal can take as long as sixty months.”
― Peter Shaffer, Equus
El contacto con los caballos ofrece la posibilidad de permitir una comunicación humana más natural. En su estado de calma, los humanos pueden aprender a sociabilizar fuera del prejuicio de un pretencioso saber. Los caballos nos recuerdan que no sabemos nada. Solo nos recuerdan que tenemos la oportunidad de aprender por imitación. Mantenernos quietos, intentar devolver a la mente su sabiduría.
Tal vez en la mente hablara un caballo un lenguaje sin palabras, un lenguaje más elaborado y espontáneo. Tal vez el caballo te dirá: No pienso, entonces soy.
Enis ben arbia
(Mohamed Anis Ben Arbia)