Trabajando con caballos estoy confrontada muchas veces, por desgracia, con animales en la fase final de su vida, llevándome en más de una ocasión, a acompañarlos hasta el final.
Sé que es un tema delicado, pero creo que vale la pena hablar de él, ya que en muchas ocasiones, mis clientes, me han preguntado por el procedimiento a seguir en estos casos.
Es un tema que se suele evitar, pero es muy real. Es una etapa que se tiene que afrontar para permitir que un animal deje de sufrir y pueda descansar en paz.
Primero aparece la inseguridad de tomar la decisión (a mí también me pasa). Tomar la decisión de acabar con la vida de un animal no es fácil.
Con mi experiencia, llega el momento de tomar esta decisión cuando el caballo te lo pide. Compartes los pros y los contras con la opinión de un veterinario. El momento es evidente en momento críticos y el propietario se vuelve cómplice de una serie de sucesos, por un cólico por ejemplo, que acaban en eutanasia. A veces no hay tiempo para explicar los detalles.
El propietario tiene que tomar la decisión de eutanasiar y necesita el apoyo de su veterinario.
Por suerte como humanos podemos poner fin a un sufrimiento innecesario, a un caballo que se ha fracturado una extremidad, a una torsión de intestino…
Todos estos son ejemplos que cuando pasan, cuanto antes se eutanasia menos sufre el caballo. El veterinario a cargo empieza un procedimiento y a lo mejor hace alguna última prueba para descartar alguna probabilidad de poder salvar el animal para luego confirmar y decidir que lo adecuado sería la eutanasia.
Cuando se decide sacrificar un animal, cuanto antes se haga mejor.
En presencia del veterinario, empieza por sedar el animal, al anestesiarlo, el caballo cae al suelo y luego administran el T61(un relajante muscular) de forma intravenosa que paraliza el cerebro antes de que todo el cuerpo se vaya cerrando de forma fisiológica.
Por ley todos los centros necesitan un servicio de recogida de cadáveres. Se actua de la forma más práctica y humana. Estos cadáveres se incineran.
En estos momentos, un veterinario de confianza, es primordial.
Aparte del dolor del dueño por la pérdida de su caballo, un veterinario de confianza se encarga de los procedimientos prácticos del proceso. Además de ayudanos de forma pedagógica.
Muchos dueños me piden acompañar su caballo hasta su último suspiro. Creo, como cuidadora, que es lógico querer estar presente hasta el final, para acompañarle y asegurarse que el animal finalmente descansa en paz.