Laura Riera es la portavoz ante la Administración Pública de todas las entidades de Catalunya en defensa de los équidos, responsable de la gestión de équidos de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) y de la gestión de Fauna de la Fundación para la defensa de los animales y la naturaleza (DAINA) .Ha sido asesora del zoo de Barcelona, desde FAADA, durante más de 5 años y ha luchado para mejorar el bienestar de los animales de este zoo durante casi 9 años. Gestionó la reubicación de los animales del parque de Aqualeon y denunció el caso de los caballos del Figaró, entre otros. Ha conseguido también, tras dos años de gestiones, reubicar una manada de Przewalski en el parque de Boumort, en el Pre-Pirineo Catalán.
Este junio DAINA ofreció en el Tecnocampus de Mataró unas jornadas de bienestar animal en las que diste una conferencia bajo el nombre “Los caballos en Cataluña, los grandes olvidados de la Administración”. Explícanos el por qué de esta afirmación.
En Cataluña disponemos de dos Consellerias que gestionan las leyes de los animales: La Conselleria de Agricultura, Ganaderia y Pesca que gestiona losanimales de granja, incluyendo los caballos y la Conselleria de Territori i Sostenibilitat que gestiona los animales de compañía y los salvajes.
El problema está en que, mientras los demás animales gozan de protección, los caballos sólo se gestionan a partir de leyes de bienestar. Las entidades no entendemos por qué los caballos que no van a consumo humano no están gestionados por el Departament de Medi natural de la C. de Territori, al igualque los animales de compañía. Pensamos que la diferenciación no tiene ningún sentido hacerla por especies, sino por la utilización que les damos los humanos. A nuestro parecer, tendría que diferenciarse únicamente animales para consumo o animales de compañía independientemente de la especie animal de que se trate.
Pero bajo nuestra experiencia, la realidad es que los caballos ni son tratados como verdaderos animales de consumo ni tampoco de compañía. Así, tenemos una especie frecuentemente olvidada por la Administración.
Ninguna de las dos partes se pone de acuerdo, a menudo nos boicotean las denuncias, las olvidan o impiden que prosperen, cuando no, pasan años esperando una resolución. Normalmente estas llegan tarde y los animales ya han muerto. La Administración no está cumpliendo con su deber que es aplicar las leyes existentes. Estas leyes, pocas y ambiguas, no nos permiten tampoco proteger los derechos de los caballos y así hemos llegado hasta aquí. Por lo tanto, cuando nos encontramos con un caso de maltrato las leyes no están claras y las competencias tampoco. ¿A qué departamento le corresponde actuar? De alguna forma, el caballo y otros animales que no son de consumo, se encuentran en tierra de nadie en Cataluña.
Entonces, ¿cómo actúa la Administración cuando os encontráis un caso de maltrato, si de entrada no está claro a quién le pertenece esa responsabilidad?
Ahí está el problema, como la competencia no está clara, los departamentos no actúan o no se ponen de acuerdo. Otro de los problemas es que faltan protocolos de actuación bajo los que proceder ante un caso.
Y, ante esta situación ¿qué se puede hacer?
Lo ideal sería disponer de una ley de protección de équidos que protegiera a estos igual que a los perros y los gatos. En su defecto, tener la posibilidad de poder aplicar todas las leyes conjuntamente, las de bienestar y el decreto legislativo. De hecho, ese es nuestro principal objetivo.
Tengo entendido que ya estáis creando unos protocolos de actuación.
Sí, la idea es que los agentes rurales y personas que intervengan en una inspección o decomiso, actúen siguiendo éstos protocolos. Lo que queremos es regular los procedimientos de denuncia, la evaluación de la situación de riesgo de los équidos, la valoración del estado de los animales y entre otras, la formación de los agentes implicados: de hecho, cuando los protocolos estén acabados organizaremos unos cursos de formación para la Administración de Agricultura.
Cuando hacéis un decomiso ¿dónde lleváis a los équidos?
Existen entidades de acogida aunque son pocas y están llenas. La más importante y más antigua es la Asociación para la defensa de los équidos (ADE). Actualmente no existen subvenciones para las protectoras de caballos. Los gastos son elevados, el traslado de los animales, la recuperación (veterinarios, podólogos, etólogos…), el mantenimiento, la adopción. En otros países, como Inglaterra, las administraciones pagan estos gastos. De momento, hemos creado un programa llamado Shaanan destinado a la rehabilitación no sólo física, sino también mental y emocional de estos caballos para poderlos dar en adopción y, de esa forma, poder acoger a un mayor número de caballos sin sobrecargar las instalaciones de estos centros.
¿Cuando hablas de maltrato te refieres a maltrato físico?
No siempre, de hecho la mayoría de los casos de maltrato que encontramos son por omisión, es decir, caballos con desnutrición severa, deshidratación…y normalmente las personas a las que se les ha comisado caballos vuelven a reincidir. Lo ideal en estos casos sería poder inhabilitarlos.
Si conseguís crear la nueva ley para los équidos ¿crees que se incremen-
taran los casos?
La idea de crear la ley de defensa y protección de los équidos es precisamente para que disminuyan los casos en cantidad pero sobretodo en gravedad. De todas maneras, es posible que al principio tengamos muchos casos. Aquí es donde la Administración puede incidir y resolver, poniendo fuertes sanciones e inhabilitando a las personas que no sean capaces de cuidar a sus animales, sobretodo a los reincidentes. Si esto ocurre, tendremos que buscar adoptantes para todos los caballos decomisados.
¿Como está la situación en estos momentos?
Estamos terminando los protocolos de actuación y empezando a preparar los cursos de formación. Estamos muy contentos del giro que ha dado la Conselleria de Agricultura, ya que de momento estamos trabajando en equipo, tanto en los protocolos como en la gestión de los casos que van apareciendo. No todo lo que nos gustaría, pero es un gran paso. Esperemos conseguir que desde la otra Conselleria también podamos trabajar conjuntamente. La solución siempre pasa por la cooperación, la aplicación de la ley y las sanciones ejemplares.