Un caballo puede pasar más de 25 días solo bebiendo agua, pero no sobrevivirá más de 5 o 6 sin ella. En total, necesitan una media de 30 litros de agua fresca a diario. ¿Cómo podemos saber si está bien hidratado? Los síntomas más evidentes son la insuficiencia cardiaca, la falta de apetito y de sed y debilidad muscular. Un truco muy conocido es pellizcarle la piel del cuello: si vuelve a su estado habitual, está bien hidratado, pero si la piel se queda seca y con la forma del pellizco, es que claramente le falta beber agua.
Al igual que las personas, cuando un caballo trabaja, suda; aunque pierde un 3% más de sodio y un 10% más de potasio que nosotros. Es por ello que debemos prestar especial atención a sus niveles de hidratación y garantizar que dispone siempre de agua fresca para beber.
Si bien su cuerpo está compuesto por un 65-70% de agua, el cerebro acumula un 85% de agua, los músculos contienen un 75% de agua y los huesos, un 30%. Los caballos se deshidratan a través de la respiración, la orina y los excrementos y por sudoración, que es la que regula su temperatura corporal.