El ejercicio correcto es el de la derecha. Si os fijáis, el caballo flexiona su dorso sobre la pierna interior, de la nuca hasta la cola, al contrario del dibujo de la izquierda que simplemente flexiona el cuello a la altura de la cruz por la acción del filete y el dorso sigue totalmente recto.
En el caso del dibujo de la izquierda, para mejorar el ejercicio, lo primero, aflojar la tensión de la rienda izquierda y sobre una línea recta, recogerlo de nuevo ligeramente con las piernas para equilibrarlo y crear cierta impulsión. Al iniciar el ejercicio indicarle suavemente con la rienda interior la inclinación del tercio anterior (más o menos, dependiendo del grado del giro a las dimensiones de la vuelta) y mantener el contacto con la rienda exterior. Nuestras caderas y hombros deben rotar y alinearse en el ejercicio con las espaldas del caballo y atrasar ligeramente la pierna exterior.
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Es fundamental que tengamos una comunicación clara con nuestro caballo y que seamos ágiles a la hora de indicarles en cada momento lo que queremos.
La aplicación de las ayudas, su intensidad he incluso el orden en el que las aplicamos puede variar dependiendo de las circunstancias; por ejemplo, si el caballo se ha distraido, es necesario hacer una media parada o intensificar las ayudas con el fin de conseguir un mismo resultado.
¿Cómo las ayudas trabajan para conectar al caballo? En esta imagen se compara un giro simple de la cabeza, utilizando la rienda interior sin trabajar las ayudas externas, y un giro de la cabeza logrando incurvar y conectar al caballo. ¿Cómo se consigue? En un giro a la izquierda, como es el caso, conectamos las ayudas de la rienda exterior -derecha- (en contra de lo que se pueda pensar) y la pierna interior -izquierda-, para lograr unir al caballo y conseguir que gire equilibrado y con impulsión de los posteriores.
Imagen: Sport Equine