¿Cómo podemos saber cuándo hace demasiado calor para montar? En primer lugar, debemos tener en cuenta una premisa básica: si nosotros tenemos calor, el caballo aún tendrá más. De hecho, cogen calor 10 veces más rápido que las personas.
En los calurosos días de verano, aunque tengamos muchas ganas de trabajar el caballo, tenemos que valorar, ante todo, la climatología y su afectación sobre el animal, no solo sobre su rendimiento sino también sobre su salud y bienestar. Tengamos en cuenta que con 17 minutos de ejercicio moderado en un ambiente caluroso y húmedo, el caballo coge demasiada temperatura. Y es que la humedad en el ambiente no permite al animal transpirar correctamente y dificulta su capacidad para enfriarse y regular la temperatura de su cuerpo.
Entonces, ¿cuándo podemos trabajar normalmente y cuándo será mejor parar? Sumamos la temperatura (en grados Fahrenheit) y el porcentaje de humedad: si es superior a 130, el riesgo para el caballo es demasiado elevado. Por ejemplo, 80ºF (equivalente a 27ºC) + 50% de humedad = 130.
- Por debajo de 130: el caballo es capaz de regular su temperatura corporal.
- Entre 130 y 170: será mejor tomar precauciones, ya que puede regular su temperatura aunque solo parcialmente.
- Más de 170: será necesario parar y ayudar al caballo a enfriarse con duchas de agua templada o fría, controlando la temperatura en todo momento.
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Debemos tener en cuenta que solo el 25-30% del sudor del caballo es efectivo para enfriar su cuerpo, frente al 50% en el caso de las personas. Además, la concentración de sal en su sudor es cuatro veces mayor que en nuestro caso, de manera que pierden más sal cuando sudan y ésta deberá ser reemplazada.
El riesgo para el caballo con las altas temperaturas es elevado, ya que puede sufrir hipotensión*, cólicos o incluso un fallo renal.
*Presión excesivamente baja de la sangre sobre la pared de las arterias.