En la zona de exclusión nuclear de Chernóbil se encuentra una manada de caballos Przewalski. Allí se pretende salvar a esta especie amenazada.
Fue un 26 de abril de 1986 cuando sucedió el accidente nuclear de Chernóbil. Fue una catástrofe ambiental y de salud pública que causó miles de casos de cáncer.
33 años después la zona de exclusión se ha convertido en un reducto salvador para muchos animales amenazados. Podemos encontrar en la zona lobos, osos, linces y más de 200 especies de aves.
Los animales han repoblado la zona, ahora libres de las actividades humanas industriales, la caza, la agricultura o la construcción. Sobre los efectos a largo plazo de la radiación, no parece influir en su comportamiento.
Entre todos estos animales encontramos al Przewalski, o caballo salvaje mongol, procedente de Asia Central. Esta es la única subespecie de caballo salvaje, no domesticada, que queda en todo el planeta. Estuvo a punto de extinguirse a mediados del siglo XX. Hoy en día sólo quedan poblaciones reintroducidas: en Mongolia, China y zoológicos.
Una reciente investigación de la Universidad de Georgia en Estados Unidos se ha centrado en el estudio de esta población asentada en Chernóbil. Han sacado más de 11.000 fotografías del Przewalski y han observado cómo se refugia en estructuras y graneros abandonados desde 1986. Han descubierto que los edificios en ruina son una ayuda indispensable para poder observar a los animales.
El riesgo de la endogamia
Hubo una introducción de ejemplares de Przewalski en 2004 realizada por los investigadores, dado que el ecosistema de Chernóbil ya daba signos de recuperación gracias a la ausencia de presencia humana. En 2008 la población ya se había duplicado, pero existía el riesgo de que su número fuera demasiado pequeño como para evitar los problemas relacionados con la endogamia.
El estudio objeto de este artículo trató de determinar si había riesgo de pérdida de diversidad genética o endogamia.
«Cuando el tamaño de una población es reducido, carece de una gran parte de su diversidad genética», ha dicho en un comunicado Peter Schlichting, coautor del estudio. Precisamente, «el objetivo de los programas de conservación es mantener esa diversidad tanto como sea posible y evitar la endogamia, asegurando que la población pueda soportar los cambios en el medio ambiente y sobrevivir a largo plazo».
Las ruinas de Chernóbil
Los edificios en ruinas son lugares ideales para poder observar a los animales y tomar datos sobre su edad, proporción de sexos, etología y estructura genética.
Como parte de la investigación se colocaron cámaras para registrar la actividad de los caballos. Las grabaciones mostraron que los caballos de Przewalski usan los edificios para dormir, holgazanear, criar e incluso protegerse de los insectos.
Según Schlichting, las próximas grabaciones y estudios, hechos tanto en la parte bielorrusa como en la parte ucraniana de la zona de exclusión, permitirán averiguar cuántos caballos hay realmente en Chernóbil. Solo así se podrá crear un plan de conservación que permita salvar a esta especie.
Fuente: ABC