Año tras año veo los mismos problemas durante el mes de diciembre. En un mes en el que lo que prima es la alegría en familia, se produce un número descomunal de problemas con nuestros caballos. ¿Por qué? Hay que estar atentos para no caer en los fallos típicos.
Una época problemática
En diciembre vemos accidentes absurdos que hacen que caballos, que están perfectamente sanos, terminen en el veterinario, por despistes o mala suerte.
Piénsalo, el problema empieza con la reducción del trabajo. Hemos terminado la temporada de competición, estamos en los días más cortos del año, anochece antes de que lleguemos a la cuadra, hace frío y viento, las pistas están impracticables, el caminador embarrado y en el picadero cubierto siempre acortamos el trabajo.
Además, hay días de fiesta y compromisos familiares uno tras otro. Arrancamos con el puente de diciembre y desde ahí tenemos un sinfín de celebraciones: Nochebuena, Navidad, Nochevieja, y Reyes. Toca cenar en casa de la abuela e ir a la fiesta de Navidad de los hijos. Nos vamos de vacaciones y el personal de la cuadra también tiene sus compromisos, los caballos trabajan menos y hay menos gente en la cuadra.
¿Cómo reacciona el caballo cuando trabaja menos?
Pues está en su box, aburrido. Si le sueltas en un cercado, está fuerte y pega botes y arrancadas inusuales. Para complicar esta situación, la inactividad de la época aburre al caballo, por lo que está buscando lío, mientras nosotros aparecemos con los 2 kilos de más, que es entendible después de tanto turrón y chocolate.
A todo esto, es más fácil que se congelen los bebederos por el frío y puede que nadie se de cuenta. El caballo estará entonces deshidratado pasando el día en su box comiendo pienso y heno; una receta desastrosa para su sistema digestivo. Además, y debido a las vacaciones, diciembre se convierte en el mes en el que más fallos se cometen con las raciones: olvidamos dar el pienso o lo damos dos veces, por despiste o malentendido. Oigo la frase “¿has dado tú el pienso de anoche?” y la respuesta “No, yo estaba en una cena, pensaba que lo dabas tu”.
Todo el mundo tiene derecho a cenar con su familia en Nochebuena, pero hay que ser conscientes de que una cuadra sin el ir y venir habitual de jinetes y mozos y con cambios de los responsables de administrar la alimentación trae su peligro. En muchas ocasiones, “el grande de la esquina” recibe la dieta del “pequeñito de la niña”, y viceversa.
Ante estos posibles resultados, ¿qué solución hay?
Sé generoso con el heno, nunca te vas a equivocar. Cuanto más picoteen los caballos, más felices estarán. Reduce el pienso o reemplázalo por un producto para caballos en descanso, así nos aseguramos de no sobrecargar el estómago del caballo en los días que trabaje poco. Puedes rellenar la ración con un “chaff”, así le mantenemos entretenido pero con un alimento que le proporciona menos energía.
Vigila que los bebederos funcionen y que tu caballo bebe. Hay caballos que beben menos si el agua está muy fría, y si se congelan los bebederos, obviamente tendremos un problema serio. Pregunta a tu veterinario a cuantos caballos opera durante la época de Navidades por cólicos de impactación. Verás que éste no es un problema pequeño.
¡Y ten cuidado! Si tu caballo lleva varios días sin salir o sólo ha salido al caminador un rato, dale cuerda para bajarle los humos, y vigila que las pistas estén bien descongeladas antes de trabajar.
¡Quiero veros sanos y salvos a la vuelta en el próximo año!
Aprovecho este momento para desearos a todos ¡Felices Fiestas!
Os deseo un mes de tranquilidad y disfrute con la familia y nuestros amigos de cuatro patas.
Coby Bolger – www.horse1.es
Horse1 Centro de Nutrición Equina