¡Ya está empezando a apretar el calor! El jinete tiene la responsabilidad de controlar de forma proactiva el estatus de hidratación de su caballo.
Hay que tener en cuenta que a partir de un 3% de deshidratación, el caballo empieza a sufrir alteraciones y aumenta el riesgo de cólicos y falta de rendimiento. Además, la recuperación de un caballo deshidratado tarda muchísimo más tiempo.
En el chequeo rutinario que utilizamos todos (pellizcarle la piel y observar el tiempo de retorno a su posición normal), la deshidratación se empieza a notar a partir de un 6%, o sea, que cuando notas que tu caballo está deshidratado, ya es demasiado tarde. Además, cada caballo a nivel individual tiene sus propios hábitos en cuánto y cómo bebe. Hay ciertos caballos que tienden a estar siempre un poquito deshidratados y, si les tenemos identificados, podemos prevenir males mayores. Esto lo veo mucho en caballos importados desde el norte de Europa, por ejemplo.
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Los mecanismos de cómo siente el caballo la sed y su relación con la deshidratación son muy complejos, y francamente, funcionan mal frente al trabajo al que sometemos al animal. El caballo pierde electrolitos con el sudor. Un correcto equilibrio de electrolitos en la sangre hace que el caballo tenga ganas de beber (entre otras cosas), sin embargo, si tiene un desequilibrio electrolítico estará deshidratado, y además no tendrá ganas de beber.
Si has llegado a esta situación, ¡tienes un problemón!
Lo primero que debemos hacer es asegurar que nuestro caballo bebe y conseguir un equilibrio de electrolitos correcto…
¿Pero, cómo?…
Todos sabemos que puedes ofrecer agua al caballo, pero no le puedes obligar a beber.
Por todo esto, hay que disponer de estrategias para hidratar a tu caballo en estas situaciones:
– Asegúrate de que tu caballo tenga acceso a sal. Puedes darle un bloque o añadir un cucharón de sal directamente a su ración. En situaciones normales, tomará unos 30 g de sal al día por su propia voluntad. Necesitará más cantidad si hace calor o está sometido a un trabajo fuerte. Observa si tu caballo lame el bloque de sal. Hay algunos que lo comen directamente por aburrimiento y hay otros que ni lo tocan. En caso de duda, añade la sal directamente a su ración.
– Durante el transporte conviene proporcionar a tu caballo forraje mojado o haylage (henolaje). De esta forma, si va picoteando durante el viaje, también estará ingiriendo agua. Además, el caballo almacenará agua en su intestino grueso debido a la ingesta de este forraje. No conviene que llegue deshidratado a la competición.
– Cuando entres en una época de trabajo fuerte puedes añadir electrolitos directamente a su pienso (en polvo o líquido, según lo que mejor coma tu caballo). Lo que no necesita será eliminado por la orina.
– Si tu caballo no come bien el pienso con electrolitos añadidos, puedes suministrárselos en jeringa.
– Moja la ración de tu caballo o utiliza papillas con agua. También puedes añadir los electrolitos directamente a la papilla.
– Cuando llegues de montar, ofrece a tu caballo agua con electrolitos. Cuando el caballo bebe agua con electrolitos, sabemos que posteriormente, en las horas siguientes, beberá más agua y se recuperá antes del esfuerzo.
¡CUIDADO!
– No debes dar electrolitos a un caballo deshidratado, primero debe hidratarse. ¡PRIMERO AGUA, DESPUÉS ELECTROLITOS!
– Un pequeño exceso en electrolitos no tiene mucha importancia, el caballo es capaz de eliminarlos fácilmente. Por eso, añadir electrolitos al pienso del caballo cuando no está deshidratado ni fatigado es una solución fácil.
- Cuando se proporciona agua con electrolitos, hay que asegurarse de que el caballo tenga también agua SIN electrolitos a libre disposición, ya que hay caballos que se niegan a beber agua con electrolitos. Debemos asegurarnos de que al menos beban agua.
- Hay caballos a los que no les gusta beber agua de sitios desconocidos. A veces los jinetes añaden algo de melaza para enmascarar el sabor. Hay que habituar al caballo a este sabor si ves que no bebe bien cuando viaja.
Las consecuencias de un caballo deshidratado son serias. Como poco, perjudicarás los resultados deportivos, e incluso, si no prestamos suficiente atención, algo fácilmente manejable puede llegar a causar la muerte de nuestro caballo. Prevenir esta situación es fundamental.