Acabo de visitar un caballo al que su jinete define como “nervioso” y me pregunta qué se puede hacer desde un punto de vista nutricional.
Muchos jinetes (con muchos años de experiencia pero poca formación) adelgazan al caballo al máximo dándole lo mínimo en nutrientes, energía y proteína. La idea aceptada en muchos círculos es que si damos cualquier alimento que no sea salvado, el caballo se pondrá histérico por exceso de energía.
En realidad, si quieres tranquilizar a un animal a base de no nutrirlo ese perfil puede funcionar…
¡Pero ojo! …
El caballo tendrá el pelo sin brillo, estará delgado, “fofo” y no podrá ganar masa muscular. Tendrá una pinta “pobre” o estará “chupado” y no podrá soportar un calendario de competición. Si es un semental, una dieta de estas características puede llegar a perjudicar la calidad de su esperma y su capacidad de cubrir durante la temporada.
Incluso a veces, cuando seguimos este camino de no darle de comer, el caballo se pone cada vez más histérico. Los caballos quieren agradarnos y toman en serio su trabajo. Si les falta forma física y nutrición ante un reto físico, hay muchos que se desesperan e incluso llegan a defenderse. El jinete interpreta erróneamente este comportamiento como exceso de energía cuando es justo lo contrario.
Si queremos nutrir a un caballo sin excitarlo, hay que atacar el problema por otros caminos. El primer paso es entender cuáles son las diferentes fuentes energéticas y cuáles de ellas proporcionan “chispa”.
Por ejemplo, el papel principal de la proteína en la dieta es facilitar la producción de diferentes tejidos, entre ellos el tejido muscular. La proteína es necesaria para la recuperación del caballo y para aumentar la masa muscular, no es una fuente de energía. Es decir, si no proporcionas un mínimo de proteína absorbible, el caballo no tendrá la fuerza necesaria para desempeñar su trabajo. Por tanto, no debemos buscar una dieta baja en proteína para tranquilizarlo.
Respecto a las fuentes energéticas hay que recordar que existen 3 fuentes principales: la fibra (p.e. pasto, heno, paja, alfalfa, salvado o pulpa de remolacha), el aceite (p.e. girasol, maíz, soja, linaza) y los carbohidratos solubles, como el almidón (granos de cereales). Todas las dietas contienen, principalmente estos 3 elementos.
Debido a la naturaleza de su sistema digestivo, el caballo debe recibir COMO MÍNIMO el 1,2% de su peso corporal en fibra. Muchos caballos comen hasta el 2% de su peso corporal en fibra y no necesitan nada más para desempeñar su trabajo. El heno, la alfalfa y la paja no dan chispa, ya que la absorción de esta fuente de energía es lenta.
Si el caballo no mantiene su peso con una dieta a base de fibra, se puede añadir algo de aceite. El aceite da energía pero no da nervios. El aceite se absorbe rápidamente y da una energía duradera necesaria en deportes como el RAID o el Concurso Completo de Equitación.
Finalmente, si lo necesitamos podemos añadir algo de grano. ¡ESTO SI QUE DA CHISPA! Si los ingredientes de un producto comercial son avena, cebada, maíz o guisantes, aunque estén cocinados, tu caballo va a tener más chispa. De hecho, si tienes que llevar espuelas larguísimas y te cuesta mover a tu caballo, puede que incluso te interese proporcionarle estos alimentos.
Si quieres un caballo nutrido y tranquilo busca un nivel de proteína acorde a su nivel de actividad (entre el 10% y el 14%). Ingredientes tales como la cáscara de avena o cebada, cáscara de soja, aceite de soja o girasol son recomendables. La etiqueta de tu pienso debería mostrar un nivel de almidón de entre un 6% y un 20%. También ayuda que aparezcan en la etiqueta de este tipo de productos niveles altos de magnesio.
Una dieta “tranquilizante” para un caballo que pesa 525 Kg. y que está bastante delgado y saltando 1’20 m. podría ser algo como:
Dieta al día
- Heno de prado – 8 Kg.
- Horse & Poney Cooling Pencils (Saracen) – 5,25 Kg (nivel de almidón 11%)
- Aceite de Girasol – 15 ml
- Chaff de alfalfa con aceite – 0,5 Kg.
- Bloque de sal
*Dividir esta dieta en por lo menos 3 tomas.
Otro bonus es que este tipo de dieta protege el estómago actuando como un tampón de pH, de este modo se previenen las úlceras gástricas y otras patologías relacionadas con una ingesta excesiva de azúcar en la dieta.
Por último, el nivel de vitaminas debe estar acorde a lo que marca el National Research Council según el nivel de actividad del caballo.
Como veis, no hay que matar al caballo de hambre para tranquilizarlo. En definitiva: Hay que nutrir sin “calentar” para proteger el bienestar de tu caballo.