En estos días calurosos de verano, debemos pensar que si nosotros lo sufrimos, los caballos lo padecen aún más. Observar su piel, el color de sus mucosas orales, trabajarlo a primera hora o última del día moderadamente, hidratarlo, sales y ducha son algunos de los consejos que os damos.
¿Cómo afecta el calor al caballo?
El cuerpo del caballo contiene un 65-75% de agua y mantiene su equilibrio bebiendo agua o tomando alimentos húmedos. De hecho, la dieta juega un papel clave tanto en la retención de líquidos como en la excreción. Aquellos caballos que sigan una dieta alta en forraje y/o que pasten tendrán las heces más húmedas. El riñón es el órgano más importante que ejerce esta función y ayuda a mantener el equilibrio hídrico del cuerpo regulando la orina.
La temperatura corporal de los caballos aumenta mucho más rápido que la nuestra (de tres a diez veces mayor) y, por lo tanto, son más sensibles a los efectos del estrés por calor. Con un trabajo de ejercicio moderado en un ambiente cálido y húmedo, el cuerpo del caballo puede llegar a alcanzar niveles muy peligrosos para su salud. Su temperatura normal rectal son 37.5-38.5 grados, a partir de 41 puede empezar a sufrir daños.
¿Por qué los caballos son más sensibles que nosotros a las altas temperaturas? En primer lugar, su masa muscular es mayor y la proporción de músculos que se requieren durante el ejercicio es más elevada que en el caso de las personas, por lo que emiten mucho calor.
En segundo lugar, sudan para refrescarse; sin embargo, solo el 25-30% del sudor se evapora y les ayuda a refrescarse. En nuestro caso, hasta la mitad del sudor se evapora y baja nuestra temperatura corporal. Un caballo que realiza un trabajo de moderado a intenso puede perder hasta 10 litros por hora y un 10% de su peso corporal en sudor. Además, la pérdida de sudor es entre un 50 y un 100% mayor en climas cálidos y húmedos.
¿Cómo comprobar la deshidratación?
Para comprobar la deshidratación podemos pellizcar en el cuello y ver si la piel recupera su forma.
También otra forma de comprobarlo es observando las mucosas orales, que deben ser rosas y húmedas. Si es rosa oscuro tenemos otro indicador de deshidratación.
Otro signo de deshidratación es el color de la orina, igual que sucede en humanos el color es más oscuro.
Sobre la respiración: un caballo en situación normal realiza 20 respiraciones por minuto, cuando tiene un exceso de calor ese ritmo subirá.
¿Cómo podemos evitar la deshidratación?
Por otro lado, podemos añadir un complemento alimenticio como una piedra de sal o electrolitos, los cuales nos ayudarán a la recuperación de sales minerales (sodio, potasio, calcio y magnesio) perdidas en el entrenamiento a través del sudor.
Si bien lo mejor será trabajarlo a primera hora de la mañana o por la tarde para protegerlo de las horas más intensas de calor, también es recomendable que se aclimaten progresivamente al calor. Para ayudarle a bajar su temperatura corporal, será necesario llevarlo a la sombra y ducharlo tantas veces como sea necesario, eliminando el exceso de agua para que no se caliente en exceso, en la cual comenzaremos mojándole las extremidades e iremos subiendo, poco a poco, al resto del cuerpo (para evitar un cambio de temperatura muy brusco).