Desgraciadamente hay algunos mitos sobre el cuidado de los caballos durante el invierno que son más comunes de lo que piensas.
Las temperaturas heladas y la nieve traen varios conceptos erróneos sobre cómo cuidamos a nuestros caballos. Aunque los requisitos de salud, nutrición y aseo de un caballo son ligeramente diferentes en invierno que durante el resto del año, eso no quita que sigan teniendo muchas necesidades básicas que deben satisfacerse. ¡Romper los siguientes mitos te ayudará a entender cómo mejorar sus cuidados!
1. «¡Hace frío, así que mejor le pongo una manta a mi caballo!»
Este no es siempre el caso. Para empezar, el caballo tiene una mayor resistencia al frío que nosotros, así, si no planeas montar a tu caballo a menudo o de forma lo suficientemente intensa como para generar mucho sudor, es mejor no cubrirlo con una manta para que pueda «levantar el pelo». Un abrigo más grueso atrapará el calor de su cuerpo, proporcionándole todo el calor que necesita en la mayoría de las situaciones.
Si vive en un área muy lluviosa o nevada en la que el pelo del caballo estará plano la mayor parte del tiempo, considera invertir en una manta impermeable. Asegúrate de que sea transpirable, ya que de lo contrario sudará por debajo y luego se enfriará. También puedes usar la manta, si después del ejercicio tienes que trasladarlo con el remolque, para evitar que sus músculos se contraigan y se pongan rígidos.
2. «Mi caballo no trabaja en invierno, así que puedo alimentarle menos».
¡Falso! Incluso si no lo trabajas, necesitará la energía adecuada en forma de calorías para mantenerse caliente durante los meses fríos. Proporcionale heno a discreción en un slowfeeder o una red de alimentación lenta para que pueda mordisquear todo el día, un patrón de alimentación ideal para los caballos independientemente de la temporada.
3. «Mi caballo no necesita beber tanto en invierno».
Tu caballo necesita entre 12 y 20 litros de agua al día, durante todo el año. Debe estar limpia y sin hielo. Si en tu entorno tienes temperaturas bajo cero, puede ser necesario un pequeño calentador de bebedero. Evitará que el agua se congele y también animará a tus caballos a beber más. Si no puedes llevar electricidad al calentador del bebedero, existen calentadores solares.
El agua helada o excesivamente fría en invierno, hace que los caballos bebean menos agua de la que necesitan. En ocasiones, eso puede provocar deshidratación y en consecuencia, cólicos por impactación. Si te preocupa la ingesta de agua de tu caballo puedes fomentarle las ganas de beber poniendo en su paddock bloques de sal.
4. «Mantener cerradas todas las puertas y ventanas de la cuadra durante el invierno».
Si alguna vez has entrado en una cuadra de caballos en la que tienen todas las puertas cerradas, el olor a orina / amoníaco y heces puede ser abrumador. Cuando se inhala amoníaco, se está inhalando gas nocivo liberado por bacterias, lo que puede provocar problemas respiratorios. Mantén a tu caballo fuera de la cuadra tanto como puedas y si lo tienes dentro por la noche, procura crear un flujo de aire para evitar un ambiente tóxico en ella.
5. «Como no lo estoy montando, no tengo que preocuparme por los cascos de mi caballo».
¡La salud de los cascos es importante durante todo el año! Aunque lo montes menos en invierno, debes mantenerle los cascos limpios y debe estar bien aplomado / herrado. El clima frío puede causarle grietas en los cascos que pueden ocasionar una gran cantidad de problemas. Y estar parado por períodos más largos de tiempo o estar en paddocks embarrados pueden ocasionar arestines, rasguños varios e incluso sufrir laminitis. Mantén sus cascos en buena forma con cuidados regulares y sin limitar las visitas del herrador.
Fuente: equinewellnessmagazine.com