Un viñedo ecológico en Francia cambia el tractor por el caballo de tiro para arar sus campos.
Según los dueños del negocio, los caballos dañan menos el terreno, aumentando la calidad del suelo y por lo tanto la calidad de la uva.
Esto sucede porque el caballo compacta menos el suelo que el tractor y no camina siempre por el mismo sitio. Así, el suelo permanece mucho más permeable y conserva sus propiedades físicas junto con una vida microbiana mucho más rica.
Este aumento en la calidad de las uvas derivado de un arado mecánico menos agresivo se ha podido comprobar en las catas, según explica Julie de Sousa, una de los tres hijos de la familia De Sousa que ha recuperado este terreno familiar en Avize, cerca de Reims en el noreste de Francia, una prestigiosa zona vinícola Côtes de Blancs que se extiende al sur de Épernay, donde coexisten dos tipos de viñedos. Y el futuro no pertenece a los tractores.
«Trabajar con un caballo tiene otra ventaja -añade. En cuanto hay una tensión, se detiene y no arranca la viña. Lo que sí pasa a veces con los tractores agrícolas».
Lejos del romanticismo del turismo rural y le imagen de postal, el uso de animales de tiro para el trabajo, como es el caso de los dos caballos que posee esta familia, es la mejor forma de acabar con las necesidades químicas de los cultivos que necesitaban de fertilizantes para suplir la pobreza del suelo que provocaba la forma moderna de trabajarlo.
Los caballos trabajan como un miembro más de la familia, que ha recuperado el arado del abuelo, del desván.
«La química en la viticultura es cosa del pasado»
Fuente: Artículo de «El Espectador«