El centro, llamado Clinéquine se encuentra en la zona centro-este de Francia, situado en Marcy-l’Etoile, cerca de Lyon.. Llegan caballos de toda Europa para someterse a los tratamientos veterinarios más avanzados, que cuestan entre 3 y 4 millones de euros. La región de Auvernia-Ródano-Alpes en la que se encuentra Lyon es la segunda con mayor concentración de caballos, después de Normandía (norte).
Al año son hospitalizados en este centro unos 1.500 caballos. El centro fue creado en 1998 como parte del campus del centro universitario de la universidad, y tiene entre su elenco a cirujanos de renombre internacional. Reciben una urgencia diaria y están abiertos 24 horas al día, esto en un país como Francia que cuenta con más de un millón de caballos.
En el quirófano todo está sobredimensionado: la mesa de operaciones es capaz de soportar pacientes de una tonelada, los catéteres son gigantes, y las bolsas de perfusión son talla XXL. Sin embargo, el protocolo quirúrgico no difiere mucho del que veríamos en una operación de un ser humano. Sin embargo lo que sí varía es el número de profesionales sanitarios en el quirófano y por supuesto la posición y tamaño del paciente (patas arriba).
Para anestesiar un caballo, se necesitan 6 personas para sujetarlo cuando el fármaco haga efecto. Desde operaciones de artroscopia, caderas rotas, enfermedades musculares, cirugía, medicina regenerativa, tratamientos con células madre, cólicos…. Cuentan con cirujanos y anestesistas que mantienen monitorizado al animal y atendido en todo momento: lo que sea necesario.
El hospital dispone de una tecnología de última generación, con IRM, ecografía, escáner, si bien acucia una falta de expertos en diagnóstico por imágen y en enfermeros veterinarios, «sin embargo indispensables».
Los clientes por supuesto son personas que pueden afrontar los gastos derivados de la hospitalización y la intervención quirúrgica, llegando sobre todo de Suiza, Italia y España. Pero los pacientes son muy diversos: los esperables como caballos de salto o de carreras, pero también caballos de tiro, ponis o burros.
Afortunadamente en los últimos 25 años ha habido progresos formidables. Antes, se eutanasiaba a los caballos heridos, ahora, si lo puedes pagar, puede solucionarse.
Fuente: El Espectador