Los sonidos ásperos y de baja frecuencia suelen ser amenazadores, mientras que las frecuencias más altas tienden a usarse en situaciones de apaciguamiento. Como se ha demostrado en el caso de los perros, discriminan entre voces humanas negativas y positivas. En este estudio en concreto, se investigó si los caballos diferencian entre emociones positivas y negativas en vocalizaciones no verbales humanas.
En las especies sociales, la vocalización es importante para promover una comunicación efectiva. De hecho, aquellos animales con contacto humano frecuente pueden beneficiarse de interpretar las vocalizaciones humanas y ajustar su comportamiento en consecuencia.
El estudio Domestic horses (Equus caballus) discriminate between negative and positive human nonverbal vocalisations utilizó reproducciones de estímulos auditivos a 32 caballos. Las vocalizaciones fueron masculinas y femeninas y se caracterizaron como felices (risas) o enfadadas (gruñidos), de manera que a cada caballo se le presentó un estímulo positivo y otro de negativo por separado, con una diferencia de al menos una semana.
Los resultados muestran que el caballo se quedaba congelado durante más tiempo tras escuchar voces negativas y, además, en estos casos, mantenían sus orejas hacia adelante por más tiempo y las movían menos, lo cual se traduce como un comportamiento vigilante. Así, puede percibirse como una conducta amenazadora.
Además, los caballos mostraron un sesgo en la oreja derecha (hemisferio izquierdo) cuando prestaron atención a las voces positivas en comparación con las negativas, lo que sugiere que los caballos perciben la risa como algo más positivo que el gruñido. Estos hallazgos plantean preguntas interesantes sobre el potencial de discriminación universal del afecto vocal y el papel del aprendizaje de por vida frente a otros factores en la comunicación interespecífica.
Imagen de portada: grandmeadows.com