Gracias al ADN de un antiguo diente de caballo, queda avalada esta tesis de que los caballos ferales que moran en una isla de la costa de Maryland y Virginia (Estados Unidos); esta tesis defiende que los caballos descienden de aquellos llegados tras un naufragio de un galeón español.
Los caballos ferales han deambulado libremente por Assateague durante siglos, pero no se sabía cómo habían llegado a esta isla, era todo un misterio hasta ahora.
En este nuevo estudio se extrajo ADN de un antiguo diente perteneciente a una de las primeras colonias españolas del caribe.
Fue un hallazgo casual- indicó el investigador postdoctoral del Museo de Historia Natural de Florida, Nicolas Desol- «Me encontraba secuenciando el ADN mitocondrial de un diente de lo que yo pensaba era una vaca fósil, y me di cuenta de que había algo diferencial con uno de los especímenes al analizar las secuencias».
Este especímen, un trozo de un molar de un adulto, resultó no ser de vaca sino de caballo. Además, el ADN obtenido de este diente resulta ser el más antiguo secuenciado para un caballo doméstico en América.
Delsol encontró a los parientes más cercanos del propietario de este diente a más de 1.500 kilómetros de España, en la Isla de Assateague.
La explicación más plausible, según el Servicio de Parques Nacionales de EEUU, administrador de la isla de Assateague, es que estos caballos fueran transportados durante el siglo XVII por colonos del continente, intentando evadir los impuestos que existían por entonces sobre el ganado. Sin embargo otros apuntan a que estas manadas de caballos descienden de caballos supervivientes de un naufragio de un galeón español, que nadaron hasta la orilla.
Hasta nuestros días pocas evidencias había que apoyaran ninguna de las dos teorías. Los que defienden la teoría del naufragio del galeón desmienten la de los colonos indicando que es poco posible que éstos perdieran el rastro del ganado, tan valioso para ellos; mientras que los que están a favor de la teoría de los colonos argumentan que no existe constancia de embarcaciones hundidas en las cercanías.
Sin embargo, los resultados del ADN desempatan, apuntando a la teoría de exploradores españoles de un galeón hundido como los responsables de la aparición de los caballos ferales en Assateague.
«No está ampliamente informado en los registros históricos, pero los españoles estaban explorando esta zona del Atlántico a principios del siglo XVI. La literatura temprana colonial es incompleta y no muy exhaustiva. Simplemente porque no mencionen a los caballos no implica necesariamente que no estuvieran allí»- explicó Delsol.
De hecho, las manadas ferales que encontramos en Assateague no son el único ejemplo de caballos que volvieron a su origen libre después de llegar a América. Colonos de toda Europa llevaron consigo caballos de diversas razas, muchos de los cuales se escaparon a los campos.
Fuente: La Razón