Los potros nacen con una característica bien curiosa: con los cascos como los de las imágenes. Este fenómeno se conoce como «zapatillas de oro», «dedos de hada» o «pies con plumas» y se produce porque la cápsula que protege el útero de la dureza de los cascos del potro durante la gestación no se acaba de desprender hasta después del parto.
Lo que parecen unos pequeños dedos suaves también protegen a la yegua durante el nacimiento del potro y se empiezan a secar y a caer justo cuando entran en contacto con el aire. Es por ello que es difícil verlos y fotografiarlos, a no ser que estemos justo en el momento del parto, tengamos una cámara en la mano y la yegua nos permita acercarnos al recién nacido. De hecho, al cabo de 24 horas del nacimiento apenas queda rastro de ellos.
¿Por qué desaparecen tan rápidamente? Porque los depredadores se sienten atraídos por el olor de la placenta, de manera que los caballos deben tener la capacidad de sobrevivir y poder huir en caso de ser atacados, así que el potro tiene que poder correr y contar con unos cascos completamente formados desde el momento de su nacimiento.
Imágenes: National Equine Resource Network