La neurocepción es la evaluación inconsciente de las amenazas que están en el entorno. Los caballos son altamente sensibles para poder adaptarse y sobrevivir en su estado natural: su supervivencia depende de su capacidad de evaluar el entorno.
El caballo es capaz de comer, caminar, relacionarse, etc. y, al mismo tiempo, estar atento a todo lo que está pasando a su alrededor. Si conocemos el funcionamiento del sistema nervioso del caballo, responsable de su comportamiento, y sabemos observarlo y escucharlo, podremos intuir cómo se encuentra: en estado de hiperalerta o amenaza, o en disociación. No solo es importante saber cómo está el caballo para su seguridad y la nuestra, sino también para que él pueda relacionarse, aprender y disfrutar de una buena salud y evitar el estrés.
Dependiendo de nuestro lenguaje corporal y la energía que transmitimos, el caballo reaccionará de una forma u otra y marcará la relación que mantengamos con ellos. Existe un punto muy importante que es el saber escuchar, para lo que necesitaremos calma interior. Las expresiones faciales nos muestran el estado del otro y, así, podemos interpretar lo que es seguro o no para nosotros. El problema aparece cuando tenemos miedo y no somos capaces de escuchar. Es en este momento cuando reaccionamos; y los caballos lo hacen igual, por lo que en pocos segundos la situación puede cambiar totalmente.
Cuando esto ocurre, tenemos que aprender a mirar desde fuera y preguntarnos qué ocurre a nivel básico, ya que, normalmente, no será porque el caballo se porte mal o porque nosotros no tengamos autoridad, sino que la situación se ha convertido en una cuestión de supervivencia.
Fuente: Marta Cirera, Somatiche