El caballo de la Camarga (sur de Francia) es descendiente de los caballos cartagineses o sarracenos. Julio César ya había procurado su cría, aunque más tarde, los cruces con esta raza miraban de darle talla, ya que es un caballo que raramente supera los 1,45 cm. De todos modos, el camargués de la actualidad se acerca mucho a las características de sus antepasados de hace dos mil años.
Nacen con el pelaje negro y se tornan grises. Cuentan con una silueta rústica, de ligamentos fuertes, cuerpo corto y dorso potente. Al vivir en las marismas, cuenta con unos pies largos. Es dócil y, a la vez, luchador y resistente.