Para echarse y para levantarse, el caballo siempre seguirá los mismos pasos. Para tumbarse, dobla los pies poniéndolos debajo del cuerpo, se arrodilla sobre las manos, acerca la cabeza al suelo para apoyar la espalda y acaba poniendo el tercio posterior, con ambos pies al mismo lado. Generalmente y en una situación normal (el caballo está bien de salud y se encuentra tranquilo y seguro en el espacio donde se encuentra), a partir de esta posición se tumbará por completo en el suelo, frotándose contra la arena o la hierba.
En el momento de levantarse, el caballo apoyará ambas manos en el suelo, se impulsará con el cuello y levantará los hombros. Una vez apoyado sobre las manos, el balanceo del cuello le permitirá, con un golpe de riñones, ponerse sobre los pies. Muchas veces, cuando está levantado, se sacude para eliminar el exceso de tierra o el pelo muerto que le haya quedado sobre el lomo.
En estos dos vídeos se muestra claramente este proceso.