La capacidad auditiva del caballo es extraordinaria, ya que, como animal de presa, le permite vigilar constantemente su entorno y detectar cualquier sonido que pueda conllevar un peligro. Precisamente para poder estar siempre atento, las orejas de los caballos son extremadamente móviles y pueden rotar casi 180º en direcciones opuestas. Así, los 16 músculos de cada oreja les permiten realizar estos movimientos.
Además, las orejas muestran el estado de ánimo del animal. Por ejemplo, si las dos se dirigen al frente, quiere decir que se concentra en algo que ocurre delante de él, o si tiene una al frente y la otra hacia un lado, dirige su atención a varias situaciones a la vez. Las orejas caídas demuestran que el caballo está decaído o enfermo y hacia atrás indican agresividad o miedo.