Subir un caballo a un remolque o un camión en ocasiones se convierte en una tarea complicada. Para conseguir que el animal esté tranquilo y suba sin miedo, podemos centrarnos en nuestro lenguaje corporal y nuestra actitud para transmitir seguridad al caballo. Además, siendo conscientes de nuestro cuerpo, identificaremos los problemas potenciales y podremos enfrentarlos antes de que se intensifiquen.
Si el caballo rehúsa subir a un remolque o a un camión, podemos, antes de nada, evaluar nuestro lenguaje corporal y observar qué comportamientos permitimos al caballo. Uno de los problemas más habituales es permitir que el caballo desvíe la mirada y luego se aleje. Cuando el caballo ve el remolque abierto y camina hacia delante, solo debe mirar y avanzar: si le permitimos que se dé la vuelta, estamos recompensando su negativa, es decir, cada vez que permitimos que el caballo se aleje, reforzamos el hecho que mirar hacia otro lado y alejarse sea una opción.
Otro de los errores más comunes es pedirle al caballo que se mueva hacia delante en el remolque, pero nos quedamos parados en la puerta y le bloqueamos la capacidad de avanzar. Como el caballo sabe que no debe saltar encima de ti, si nos colocamos en medio del camino, creerá que entrar no es lo correcto.
Cada caballo es un mundo y tendríamos que analizar cada caso concreto para encontrar la solución más adecuada, pero podemos empezar por asegurarnos que nuestro lenguaje corporal transmite seguridad. Un método es llevar al caballo hasta el remolque con los brazos extendidos para que las manos estén frente al caballo y, con nuestra gesticulación, guiamos al animal hacia delante. Tenemos que pensar en enderezar bien los codos y asegurarnos de que los ojos miran directamente hacia el remolque.
Las medidas de seguridad siempre serán imprescindibles: debemos usar el equipo adecuado del caballo, colocarle los protectores de viaje y ponernos unos guantes. Además, el remolque tendrá que estar bien enganchado a un vehículo, aunque solo estemos practicando, ya que el peso y el movimiento del caballo podrían hacer que se moviera o se cayera.
Corregir la mirada del caballo será otro punto clave para evitar que se marche. Podemos corregirlo con la misma cabezada, girándole la nariz hacia el remolque, o bien mediante la ayuda de otra persona, quien se moverá en el momento en que el caballo comience a retroceder: así, el remolque se convierte en un destino seguro y fácil, mientras que ir hacia atrás resultará preocupante (pero no doloroso). Debemos centrar el proceso en avanzar, el caballo debe concentrarse solo en ir hacia delante, de forma que recompensaremos este movimiento deteniendo cualquier presión. Mientras que el caballo no intente girar a la derecha o a la izquierda o retroceder, es recomendable parar darle un tiempo para que observe y se familiarice con es espacio, el olor, el sonido de la rampa al pisarla: queremos que llegue a la conclusión de que su mejor opción es entrar en el remolque.
Es recomendable practicar la carga en remolques cuando no tenemos que ir a ningún lado. Los caballos sienten si tienes prisa o estás desesperado por que entren, y eso solo jugará en nuestra contra. Una vez el caballo haya tenido una buena sesión de entrenamiento, podemos repetir el proceso de forma habitual para que llegue familiarizarse y se convierta en un espacio seguro.
El mismo esfuerzo que hemos aplicado en la subida, tendremos que hacerlo en la descarga, sobre todo si el caballo tiene que retroceder. Tengamos en cuenta que en la naturaleza el caballo no acostumbra a ir hacia atrás. De nuevo, con paciencia, seguridad y comprensión, lograremos que el proceso sea agradable y seguro para todos.
Imagen: Horse Illustrated
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