¿Se mueve con un dorso conectado y elástico o solo utiliza sus patas para desplazarse?
Una de las cosas que nos enseñan los caballos es la importancia que tiene saber observar.
Hemos de estar atentos a lo que nos dice su lenguaje corporal: tienen miedo, están tensos, estresados, relajados, procesando la información…
A la hora de entrenarlos para la monta, si buscamos el bienestar del caballo, es imprescindible que observemos primero sus patrones posturales y de movimiento sin jinete, para poder establecer unas pautas de entrenamiento adecuadas a cada caballo y puedan disfrutar de ser montados.
¿Cómo lo conseguimos?
Enseñándoles la postura que deben adoptar para soportar de forma confortable el peso del jinete.
Como ya he explicado en otros artículos, esta postura no es natural para los caballos, en la naturaleza cargan más peso sobre las manos.
Así, con los ejercicios de Equitación Conectada enseñamos a los caballos a trasladar peso de las manos hacia los pies, activar músculos abdominales, caja torácica, para subir dorso, cruz, base del cuello, y mantener el cuello y nuca libres. De esta forma, conseguimos que la impulsión de los posteriores se transmita hacia delante con libertad de movimiento, utilizando correctamente todo su cuerpo. Esto sería un caballo que se mueve a través de su dorso, que como resultado son caballos más confiados y menos ansiosos en el entrenamiento.
[supsystic-price-table id=10]
A continuación detallaré como hemos de observar para analizar el movimiento del caballo y ver si se mueve con libertad o desde la tensión y rigidez de algunas partes de su cuerpo.
Un caballo que se mueve a través de un dorso elástico demostrará:
- Movimiento libre del dorso. Lo sube y trasmite la impulsión de los posteriores hacia delante con libertad, y tiene movimiento de balanceo.
- Cabeza-nuca libre, oscilante, y cuello que se estira hacia delante. La posición de la cabeza y cuello debe estar ligeramente por delante de la vertical o como máximo en la vertical. Dependerá del nivel de entrenamiento si la cabeza estará más alta, al nivel de la cruz, o un poco más baja. Cuanto más doma, el caballo carga más peso en los posteriores, creando una elevación de la cabeza. Es importante no forzar este marco, puesto que entonces tendrá la nuca bloqueada, impidiendo el remetimiento de los posteriores.
- Un dorso bien musculado, a diferencia de un dorso hundido.
- Las manos y los pies están en conexión, y el ángulo entre las extremidades diagonales es paralelo.
Muchas veces cuando vemos a un caballo moverse de esta forma, sus patas tiene un gesto menos llamativo, pero en realidad es un caballo que está trabajando biomecánicamente de forma apropiada. El caballo no está tenso y está más feliz en el trabajo.
Foto 1
Caballo relajado, que estira el cuello hacia delante y abajo. Vemos el arco del cuello en su parte inferior, lo que le permite subir la zona torácica, cruz, abdominales y dorso. Las extremidades diagonales están sincronizadas y los ángulos de éstas son paralelos.
Foto 1.1
Vemos lo mismo que en la fotografía anterior pero sin bajar tanto la cabeza. El cuello está estirado hacia delante, el pecho va hacia arriba y permite una verdadera impulsión desde los posteriores.
FOTO 1.2
Trabajo pie a tierra con 2 líneas para invitar al caballo a estirar toda la línea superior, buscar un contacto hacia delante e incurvar.
Cuello relajado, libertad en las espaldas, extremidades diagonales sincronizadas.
FOTO 1.3
Igual que en la fotografía anterior. En este caso faltaría un poco de impulsión de los posteriores, que no hemos de buscar en contra de la libertad del cuello y cabeza.
Un caballo que se mueve solo con sus patas:
- Cuello alto y comprimido. La nuca pierde su oscilación, impidiendo la libertad de movimiento de la columna.
- Dorso tenso y hundido.
- Cola tensa o que se agita.
- Movimiento llamativo, más alto y grande de las manos del caballo, y los pies no pueden remeterse debajo de la masa del caballo, quedándose hacia atrás.
- Las manos y los pies no trabajan en ángulos paralelos, teniendo como resultado aires desunidos y sin impulsión real de los pies y sin conexión entre pies y manos.
En estos caballos vemos gestos más elevados de las manos, con frecuencia el cuello está comprimido, sin poder estirarlo lo que afecta a toda la línea superior del caballo. El dorso está hundido. Son gestos mecánicos en vez de biomecánicos. Los caballos suelen mostrar tensión, resistencia y falta de colaboración.
Foto 2
Caballo tenso, con la cabeza arriba, tensión en la zona de las espaldas, el pecho va hacia abajo, dorso hundido, sin remetimiento de los posteriores y con la grupa alta.
Foto 2.1
Vemos mayor elevación y amplitud en el movimiento de las manos que de los pies, pues éstos no se impulsan hacia delante. El posterior que debería empujar hacia delante queda detrás de la cadera.
Pese a que la cabeza no está alta, no estira el cuello hacia delante, lo que permitiría activar el ligamento nucal, que estiraría la línea cervical superior, elevando el dorso para que éste pueda trabajar relajado.
Foto 2.2
Hay mayor extensión en el movimiento de las manos, pero también se ve claramente mayor amplitud en el movimiento de las manos que de los pies, que realmente no empujan hacia delante.
La base del cuello no se estira hacia arriba y adelante, provocando que el pecho y la cruz no suban. El resultado es un dorso tenso que aún se acentuaría mucho más en el caso de llevar el peso del jinete en esta posición.
Montar los caballos en las posiciones que hemos observado en estas fotografías es perjudicial para su bienestar. Es necesario entender además que no podemos someter al caballo a una posición determinada de cabeza y cuello, pues esto le impide moverse utilizando correctamente todo su cuerpo en conexión y armonía.
En el próximo artículo hablaré de cómo afecta nuestra posición montados a la postura del caballo para que éste pueda sostener de forma confortable nuestro peso, su capacidad de moverse libremente y en equilibrio con el jinete.