Jose Manuel Sales Pons conocido como “El Cura” es un experto en el mundo ecuestre. Gran conocedor de mucho de lo escrito y documentado sobre el mundo del caballo, es también un gran conocedor en aquellos aspectos más prácticos como la monta y la enseñanza. “El Cura” ha dedicado parte de su vida al estudio de la historia de la equitación, del adiestramiento y su evolución, desde los tratados antiguos sobre cuidado y entrenamiento, hasta los actuales estudios de biomecánica. Posee una biblioteca con libros y tratados de todas las épocas.
¿Cuantos libros y tratados de equitación tienes en tu casa?
Libros de caballos, cerca de 800.
Artículos clasificados por materias: más de mil (todo, a disposición del que lo necesite).
Háblanos de los primeros tratados que se escribieron sobre equitación, tengo entendido que el primero data de 1.350 a.C.
Efectivamente. El primer tratado que se conoce es “El Entrenamiento del Caballo Hitita”; el autor del primer texto fue KIKKULI DE MITANI, hacia 1.350 antes de Cristo. Posteriormente, hacia 1.250 a. C., se escribieron otras tablillas. Y finalmente, hacia 1.200 a. C., se escribió el tercero y último texto. Es de resaltar que no se nota el paso del tiempo. Otro dato muy importante: es el primer documento de fisiografía (educación física) que se conoce. Éste último hecho lo convierte en un importante tratado, no solamente a nivel hípico sino del deporte en general. El texto, descifrado por el arqueólogo austro-checo HROZNY, posteriormente traducido al alemán por ANNELIES KAMMENHUBER para finalmente, el Profesor Dr JEAN AMSLER, del Institut National des Sports, París, publicar esta versión añadiendo comentarios muy interesantes; todo en 20 cuartillas. Lectura fácil y muy instructiva.
De mil años después son los dos libros de XENOFONTE. Ambos muy interesantes. Sobre todo el primero “Perí Hippiké” al que yo prefiero traducir “Acerca de la Equitación”, porque la versión (libre) francesa que tengo lleva como título “El Arte Ecuestre” y hoy en día considero un anacronismo el emplear sistemáticamente la expresión “Arte ecuestre” como Equitación. ¿A quién se le ocurre hoy en día hablar del “Arte de la Medicina” o del “Arte de la Educación”? Lo cual no quita para que algunos médicos o educadores sean unos artistas. ¿En Equitación estamos condenados a ser unos artistas todos los que tenemos verdadera pasión por el caballo? Yo creo que hemos de preocuparnos mucho más de nuestra formación y de la del caballo. Y del respeto. (Así tendremos más artistas, seguro).
Otro salto en el tiempo para encontrar el siguiente tratado de Equitación, a mediados del siglo XIV de nuestra era: “Livro da ensinança de bem cavalgar toda sela” del Rey -portugués, claro- DOM DUARTE (1391-1438). En la introducción a este libro, CARLOS HENRIQUES PEREIRA dice: “El libro de DOM DUARTE no es un simple tratado de Equitación; es el elogio entusiasta de la educación y de la voluntad”.
Debo de citar a nuestro FERNANDO EL CATÓLICO (o FERNANDO DE ARAGÓN) por sus comentarios hípicos en su correspondencia. En el tratado “Les Arts de l’Equitation dans l’Europe de la Renaissance”, uno de los ponentes, GIANCARLO MAZZOLENI, escribe: .”…sobre la manera dulce de domar los caballos, que es argumento antiguo, encuentra sus raíces en las cartas de FERNANDO DE ARAGÓN”
De todos los antiguos tratados que has leído, ¿hay alguno por el que sientas mayor admiración?
He de decir que yo siempre leo para aprender. De unos más, de otros menos. Pero siempre se aprende. SAN PABLO nos enseñó que hay que probarlo todo y quedarse con lo mejor. Y yo digo que hay que aplicarlo también a la lectura. El problema actual, con internet, es que es dificilísimo seleccionar primero lo que realmente vale la pena leer. Es su lado malo o complicado.
Considerando como antiguos a los autores anteriores al siglo XVIII, hay un autor muy por encima de todos los demás; sevillano para más señas: PERO (PEDRO) FERNÁNDEZ DE ANDRADA.Escribió tres libros y fue superándose de uno a otro. El problema está en que hay que leerlo para darse cuenta de que no exagero un ápice. No sólo fue un hombre cultísimo sino también práctico como le llamaba él al buen caballista. Es el primero que introduce la expresión “Hombre de a Caballo”, cuando todos la consideramos (al menos yo) como versión española de una frase extranjera. Y como este detalle, un montón más. Tenemos nuestro “Siglo de Oro“ de la Equitación y no sólo lo ignoran de Pirineos arriba sino también los de habla hispánica. Increíble pero cierto.
Autores de habla hispana o portuguesa que publicaron hasta 1.700:
PEDRO DE AGUILAR.- SUAREZ DE PERALTA.- FERNÁNDEZ DE ANDRADA.- MANZANAS.- ARIAS DÁVILA.- VILLA-LOBOS.- CÉSPEDES VELASCO.- VARGAS Y MACHUCA.- PEREZ NAVARRETE.- TREXO.- TAPIA SALCEDO.- GALLO GUTIÉRREZ.- DÁVILA Y HEREDIA.- ZÚÑIGA Y ARISTA.- Y seguro que me dejo alguno más. Por la misma época se publicaron dos libro en italiano, dos en francés y uno inglés. Sus autores: FIASCHI.- GRISONE.- LA BROUE.- PLUVINEL.- y NEWCASTLE.
Otro dato puro hispánico: en Canforos de Peñarrubia -provincia de Jaén- hay una gruta con pinturas datadas de hace unos 7.000 años. En ellas se ven a cuatro caballitos atados del ronzal y siguiendo a quien les lleva, mujeres. Luego la domesticación debió comenzar en España. ¿Qué pasó después? Ni idea. Posiblemente fuera un anticipo de nuestra doma vaquera: no ha habido transmisión escrita; luego ignorada por los ajenos a ella. Bastante antes de la conquista romana los caballos de los tartesos ya circulaban por Europa, Äfrica y no sé si por Asia Occidental.
Has dedicado parte de tu tiempo al mundo del salto, ¿Que te ha llevado a esta disciplina y no a otra?
Antes de profesionalizarme hace 35 años, no mucho pero competía bastante….. y en seis disciplinas distintas a nivel nacional medio alto. Al tomarlo como “modus vivendi” (juntaba mis dos pasiones: el caballo y la enseñanza) me tuve que especializar en el salto, única disciplina que, por entonces, tenía porvenir como profesional. Pero como seguían gustándome todas, al final digo que mi especialidad hípica son los Fundamentos de la Equitación. Es a lo que más tiempo he dedicado en el estudio. Y lo que aplico en el día a día. De ahí la necesidad de averiguarlo todo sobre el caballo.
Además, el riesgo del salto -la carga de adrenalina- no lo aporta ninguna otra disciplina. Otro atractivo del salto.
De hecho, tengo alumnos de casi todas las disciplinas hípicas.
La equitación ha evolucionado y nuestras necesidades también. La equitación tradicional va quedando obsoleta y una nueva manera de entender el caballo va surgiendo. ¿crees que se está formando adecuadamente a las nuevas generaciones de profesores y entrenadores?
Efectivamente, la Equitación está evolucionando, como todo en el siglo que vivimos, y lo más perentorio es acomodarnos a los tiempos que vivimos. Mal que les pese a los que se aferran a las tradiciones hípicas, incluso a la Equitación clásica. Como decía el General Durand, el respeto a la tradición no debe excluir el amor al progreso.
Lo que creo que no ha cambiado en absoluto es nuestra relación con el caballo. Ha dejado de ser instrumento -más bien compañero- de trabajo y ha pasado a ser instrumento -más bien compañero- de ocio. Pero seguimos necesitándole. Yo lo resumo en una frase muy sencilla: es el paso de ser dominado (infinitas limitaciones del peatón) a ser dominante (infinitas posibilidades del caballero o caballista). Cuando el hombre domesticó al caballo –en las estepas arias o en Jaén– pronto tomó conciencia de lo que suponía el superar sus propios límites: ir más lejos, más rápido y sentirse más poderoso (dejaba de ser el animal de carga entre otras cosas). Y al principio no se le montaba porque no pasaba de ser un poni “a”. Es el único animal que sobrevive gracias al hombre. Y de las casi cinco mil especies de mamíferos, sigue siendo el que más ha aportado a la Historia de la Humanidad. El poema de PARMÉNIDES, de hace 2.500 –primer tratado de metafísica que se conoce– comienza definiendo al caballo como nadie: “Los caballos que me llevan, me llevaron tan lejos como es mi deseo”. Creo que es exactamente, a día de hoy, lo que pensamos con el caballo que montamos.
En cuanto al tema de formación de profesores y entrenadores, mi opinión (muy personal) es que deja mucho que desear. Sí que veo en las nuevas hornadas más profesionalidad en la enseñanza. La falta de preparación recibida la suplen con el estudio y trabajando con jinetes cualificados. El gran problema que he visto en la formación es que se ha enseñado lo que se sabía -unos conocimientos y una Equitación totalmente obsoletas-, en lugar de preocuparse por enseñar lo que se debe. Tampoco abundaba el profesional de la enseñanza y esto se nota.
Qué cualidades crees que son indispensables en un buen profesor de equitación?
Que tenga los conocimientos que deba y que sepa transmitirlos. También como deba.Y los conocimientos aplicables hoy en día a la Equitación, no tienen nada que ver con los de hace medio siglo; incluso más recientes pueden ser obsoletos. Hay que quedarse con lo bueno de la Equitación clásica y sustituir lo arcaico (que en Equitación hay muchísimo).
El General l’Hotte en su estupendo libro “Questios Equestres” empieza diciendo: En Equitación, incluso para enseñar los principios, hace falta saber mucho”. El saber mucho hoy, insisto, es saber lo que se deba.
Herodoto, hablando de la educación de los persas dice: “a los niños persas se les enseña de los 5 a los 20 años tres cosas, y tres cosas solamente: tirar con arco, montar a caballo y decir la verdad”. Hoy en día lo único obsoleto para la mayoría sería el tiro con arco.
Otra característica importante del buen profesor. Autoridad proviene de la palabra griega “augeo” que quiere decir “ayudar a crecer”. Y ésta debe ser la misión principal del profesor. Porque cada vez tengo más claro que la pedagogía de la Equitación -más que la de cualquier otro deporte- es la educación en el tiempo de ocio. En algunas épocas a lo largo de la Historia, la Equitación ha sido un complemento de la educación. Ahora con más motivo.
¿Y en un buen entrenador de caballos?
El buen entrenador no necesita ser tan buen pedagogo pero sí mejor caballista. Me sirvo de la definición de la Real Academia de la Lengua: “Persona que entiende de caballos y además, monta bien”. No solamente debe ser experto sino también técnico en sentido aristotélico, de saber los porqués de lo que hacen o deben hacer tanto el caballo como el jinete.
Lo ideal es que también sepa educar las sensaciones. Se enseña fundamentalmente a través del oído y menos de la vista, y muy poco las sensaciones, cuando a caballo, el tacto es el sentido principal. En otra medida, pero también aplicable al profesor, y no me refiero a caballo experto y bien domado para jinete novel.
Me refiero al caballista que monta el caballo de su alumno para cambiarle algún detalle, y que este cambio debe ser capaz de percibirlo el jinete. Y a fuerza de captar estas sensaciones, será capaz, al cabo de muchas repeticiones, de ser el alumno el que lo consiga.
Otra palabra cuya definición debemos tener muy presente los profesionales de la enseñanza: Aprender: “Incorporar nuevos conocimientos que nos ayudan a cambiar nuestro comportamiento”. Lamentablemente en nuestro número muchos quieren saber pero muy pocos aprender.
¿Dónde crees que están los límites éticos en el adiestramiento de los caballos?
Respeto, con todo lo que conlleva: conocernos, conocerle. Yo rezo a diario la oración del Dr Nieburh, conocida como “Serenity Prayer”, y que dice: “Dame Señor paciencia y serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Coraje y fortaleza para cambiar las que sí puedo y debo; y sabiduría para discernir ambas” (bueno, es mi versión personal) Yo creo que una lectura de la Declaración de los Derechos Humanos, nos aclara. Hay dos autoras españolas que nos pueden aportar mucho: Adela Cortina “La Ética” Victoria Camps: Elogio de la duda” Y también Fernando Savater -forofo de las carreras de caballos- en su “Ética para Amador” y “El valor de Educar” Y un libro de caballos “muy ético” es “Equitation Science” de McLean y McGreeve. Y paro.. 🙂