La montura debe adaptarse a la perfección a la anatomía del dorso para que el caballo esté cómodo trabajando y no le provoque ninguna lesión.
Una comparación muy válida es la de la similitud entre la silla de montar para el caballo y un zapato para el deportista. La montura debe adaptarse a la perfección a la anatomía del dorso para que el caballo esté cómodo trabajando y no le provoque ninguna lesión. Por esta razón, siempre se recomienda que se haga una montura a medida. Uno de los puntos más importantes de la silla es que reparta la presión de una manera uniforme, sin zonas aisladas de peso concentrado. Un mejor contacto de la silla con el caballo dará más sensibilidad al jinete y percibirá mejor su biomecánica para perfeccionar el trabajo. El hecho de que una silla esté mal adaptada puede llevar a rozaduras, dolor, contracturas, atrofias musculares, bursitis, desmitis del ligamento supraespinoso, así como cambios de comportamiento, reacciones agresivas y de defensa, e incluso involución en el rendimiento deportivo.
La montura debería quitar presión de la línea medial del dorso, donde las apófisis de las vértebras están poco protegidas, y distribuirla sobre los músculos grandes encima de las costillas. Deberíamos controlar la buena adaptación de la montura de una manera rutinaria porque la forma del caballo puede variar con el trabajo, la edad o con oscilaciones de peso. Hay unas pautas que podemos seguir para comprobar que todo está correcto. Si directamente queremos comprar una silla nueva, podemos tomar las medidas del caballo con un alambre en la zona donde iría el puente y hacia los lados, y llevarla a la guarnicionera junto con la silla vieja e incluso con fotos del caballo para que la silla se pueda hacer como un “traje a medida”.
Como empezar la comprobación
Antes de poner la silla, primero debemos inspeccionar el caballo. Es importante saber reconocer dolor al palpar el dorso. Lo podemos palpar abriendo la mano y presionando con la yema de los dedos por todo lo largo del dorso. El caballo suele hundir el dorso al percibir dolor, o bien también puede sacudir la piel en la zona de la cruz como cuando quiere quitarse una mosca, o sacudir la cola mostrando nerviosismo. También podremos valorar si los músculos están duros y contraídos, si hay inflamación o calor, o incluso marcas de rozaduras o de lesiones antiguas con manchas de pelo blanco.
En general, las lesiones y el dolor de dorso suelen estar relacionadas con una silla mal adaptada, y suele poder relacionarse la zona, con la parte de la silla problemática:
– CRUZ: problema de presión. El puente es ancho y da lugar a llagas o bursitis.
– BAJO LA CRUZ: puente estrecho que limita la extensión de la mano y da atrofia muscular, o bien la montura que se balancea.
– MEDIO DORSO: montura que se balancea porque tiene demasiada curva para el dorso del caballo.
– LOMO: Exceso de presión detrás de la montura por un puente estrecho, unos bastes comprimidos, un mal asiento del jinete, o inversión del dorso del caballo.
Examen de la montura y colocación
Al inspeccionar la silla, debemos comprobar que el canal esté abierto entre 6 y 9 centímetros para dejar libre a la columna. Los bastes deben ser iguales, acolchados y sin bultos, y la silla debería ser completamente simétrica. (foto 1)
Colocaremos la silla encima de la cruz y dejaremos que caiga en su sitio por gravedad. El sitio perfecto es a 3-4 centímetros detrás de la escápula. Debemos poder poner al menos 3 dedos entre la cruz del caballo y la silla por debajo del puente. (foto 2)
En ningún caso las sillas pueden asentarse sobre las vértebras lumbares, podemos seguir la última costilla para ver donde terminan las vértebras torácicas, esa será la línea roja que la parte posterior de la silla no debe rebasar. (foto 3)
Mirando desde la grupa, idealmente se vería luz a través del canal hasta la cruz. En ningún caso deberíamos notar un balanceo de la silla al sacudirla por el borrén posterior.
Comprobaremos el equilibrio de la montura. Apoyamos un cilindro en el asiento (por ejemplo un bolígrafo serviría). Éste debería caer al centro. Si cae por detrás del centro, el jinete montará con el peso más atrás, las piernas más adelante, y cargará el peso en el lomo provocando que se invierta y el caballo tendrá dolor. Este punto de gravedad suele estar entre las vértebras 14 y 16.
A continuación cincharemos para subirnos. Si el guarnicionero pone la condición de no cambiar la silla en caso de cinchar, siempre con seguridad debemos comprobar la silla con algún peso encima. Cuando cinchemos, la cincha siempre se abrocha con el primer y el tercer latiguillo, y debe encontrarse a un palmo del codo. Con la silla bien sujeta, más el peso añadido, el caballo debe poder mover la espalda sin presión y con total libertad de movimiento. Tampoco entonces debemos notar un balanceo de la silla.
Debemos poder poner entre dos y tres dedos entre el marco del borrén anterior y la cruz del caballo mientras estamos montados en suspensión. Un ayudante también puede pasar la mano debajo de los bastes donde nos sentamos y debe notar una presión uniforme. Si la montura es plana, habrá más presión delante y atrás. Si la montura es demasiado curva, la presión se concentrará en el centro y habrá un balanceo visible.
Después de la monta, podemos realizar una lectura del sudadero. Se podrá observar si hay manchas de sudor y pelo irregulares debido a la falta de uniformidad de las presiones que pueden darse por la silla o por la mala postura del jinete.
Soluciones
Si la silla es demasiado ancha, podemos usar un sudadero grueso o salva-cruz. Es una opción ideal para potros poco musculados o caballos con atrofia muscular, ya que se puede ir quitando el grosor a medida que crecen o se musculan.
Si la silla es demasiado estrecha, el problema es más importante y la solución es peor, algunas marcas permiten cambiar el puente, o un buen guarnicionero puede modificarla, pero no es lo ideal. En estos casos si se debe usar la silla, sólo poner un sudadero muy fino.
En el caso de balanceo, podemos añadir una cuña de material blando hasta llegar al equilibrio.
Las cuñas o sudaderos tipo “raqueta de tenis” también sirven en el caso que la silla sea muy alta de delante o muy alta de atrás.
Cuando hay presión en el lomo, si poniendo una prenda detrás para levantar hay presión delante, el problema es de puente estrecho. En cambio si no hay esta presión delante, se podrán rellenar los bastes para re-equilibrar.
Hay que tener en cuenta que si un caballo lleva mucho tiempo con dolor provocado por una silla, siempre tendremos una limitación en la movilidad del dorso del caballo, contracturas en la musculatura, atrofias musculares… y aún habiendo corregido la montura puede mantener los hábitos de evasión. En este caso, después de modificar o cambiar la silla debemos tratar al caballo por un fisioterapeuta para recuperar la movilidad, eliminar el dolor, re-equilibrar la musculatura, empezar a trabajar a la cuerda y tener paciencia para convencerlo que ya no habrá más dolor. Es clave para el bienestar del caballo y para el progreso del binomio, ser consciente de la importancia de una montura bien adaptada.