Cuando escuchas a alguien hablar sobre tratamientos quiroprácticos para caballos, ¿visualizas a un gran tipo tirando o empujando de él, presionando con fuerza sus articulaciones o golpeándole con dureza?
Sí, los tratamientos quiroprácticos solían ser así porque la gente creía que era necesario usar la fuerza para ajustar a un animal tan musculoso y grande, pero eso era antes …
Gracias a las investigaciones realizadas y la experiencia adquirida con el tiempo, ahora sabemos que un caballo puede ajustarse de manera segura y efectiva con ajustes muy específicos de baja intensidad y alta velocidad.
A menudo me piden que describa exactamente qué es un tratamiento quiropráctico y por qué podría ser importante hacer un chequeo al caballo. BPues bien, imagina esto …
Estás conduciendo por un sendero agradable y lo pasas en grande cuando tu caballo, de repente, tropieza y ambos termináis en el suelo. Esto podría suceder durante un paseo, trotando o galopando. Puede suceder saltando, reuniéndolo en una pista de doma o en cualquier otro deporte ecuestre. En cuanquier caso, es una situación potencialmente peligrosa.
¿Por qué sucede? y ¿qué papel juega un quiropráctico en todo esto? Miremos un poco más de cerca.
Una articulación debe moverse dentro de su rango de movimiento fisiológico: el rango normal de una articulación és hasta donde se puede extender y/o flexionar. Si, debido a una lesión o un movimiento excesivo o insuficiente, los músculos y otros tejidos blandos alrededor de la articulación restringen el rango de movimiento de esa articulación, tenemos lo que se llama una subluxación.
Esto se refiere a que la articulación no puede moverse como debería. La restricción generalmente no es causada por la articulación en sí, sino por el sistema nervioso, como mecanismo de protección cuando hay una lesión en la que los tejidos de alrededor de la articulación se sujetan firmemente y protejen el área.
Esto, a su vez, puede ejercer presión sobre los nervios situados en ese área, comprometiendo las información que transportan.
Por ejemplo, si tenemos un área de la columna vertebral que no se mueve correctamente y las señales llegan tarde a la pierna, puede causar tropiezos en el escenario anterior.
Por lo tanto, una subluxación no es un problema articular sino un mecanismo protector del sistema nervioso central (SNC) que protege al cuerpo de daños mayores.
Como quiroprácticos, aprendemos a reconocer estas restricciones y cómo lidiar con ellas. La última investigación indica que nuestros ajustes son básicamente un restablecimiento neurológico. Realmente no tratamos la articulación, pero tratamos de decirle al cerebro que la tensión protectora en el área afectada ya no es necesaria.
Los tratamientos como la acupuntura o la liberación de tejidos blandos también pueden ayudar con las subluxaciones porque también restablecen el sistema nervioso y ayudan a liberar la tensión en y alrededor de las áreas afectadas.
Probablemente la mejor explicación que he escuchado es que todos los quiroprácticos son neurólogos funcionales, pero permítanme explicar la razón.
El cuerpo está controlado por el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP).
El sistema nervioso le dice a cada parte del cuerpo qué hacer, cómo comportarse y en qué parte del espacio se encuentra.
Le dirá, por ejemplo, al cuerpo que está caminando sobre un terreno irregular, a qué velocidad viaja y qué pierna está en el suelo.
También le dará información al cuerpo sobre la temperatura exterior, si el cuerpo necesita producir más calor, si necesita comenzar a enfriarse, y si necesita comida o agua, etc.
El sistema nervioso lo controla todo. Aquí es donde entra en escena el tratamiento quiropráctico.
El SNC está formado por el cerebro y la médula espinal, recibe y envía señales para mantener el cuerpo en funcionamiento. Para que las señales lleguen a su destino, la columna debe articularse libremente. Si la columna se ve restringida en su movimiento, las señales nerviosas pueden verse comprometidas y la información que sale y entra del SNC podría llegar tarde.
Entonces, cuando el caballo en el escenario anterior tropieza, podría deberse a que las señales que avisan al caballo dónde están sus patas en el espacio y si el suelo es uniforme o desigual, no llegan al cerebro lo suficientemente rápido como para que el cuerpo reaccione.
Quiropráctica moderna
La razón por la cual la quiropráctica moderna ha adoptado un enfoque más sutil es por que los tratamientos de alto impacto y las manipulaciones forzadas pueden generar una serie de problemas. Primero, podemos causar daño al tejido blando tenso que protege el área afectada y luego, es muy probable que un ajuste no dure porque la articulación no es el problema, es solo un síntoma de lo que sucede a su alrededor.
Los músculos tienen lo que se llama «memoria muscular» y tenderán a volver al nivel de tensión que tenían antes del ajuste. Esto significa que si logramos un ajuste a través de la fuerza, es posible que debamos regresar y ajustar esa unión una y otra vez a medida que el problema continúa. Esto no solo cuesta tiempo y dinero, sino que, con el tiempo, también puede dañar la cápsula articular y causar más lesiones en el tejido de soporte alrededor de la articulación.
Otro problema potencial de la quiropráctica de alto impacto es que cuando se ajustan los animales mayores con artritis, el ajuste en sí mismo puede causar lesiones en la articulación, ya que al principio se vio comprometida. Los ajustes de alto impacto también pueden causar hematomas severos e incluso la dislocación de una articulación, especialmente cuando se realiza en animales más pequeños. Esto puede provocar dolor permanente, daños e incluso la necesidad de sacrificar al animal, ya que el daño puede ser demasiado grave para repararlo.
Para evitar estos problemas, los ajustes que se enseñan en las escuelas quiroprácticas más modernas son de alta velocidad, bajo impacto, muy específicos y no causan ningún daño si se usan correctamente.
Entonces, ¿cuáles son las señales que nos avisan que nuestro caballo podría necesitar un ajuste?
Observamos el escenario del caballo tropezando mientras galopa. Esta es solo una de las muchas señales que nos indican que el caballo necesita a un quiropráctico.
Otros señales pueden ser que el caballos se muestre arisco, muerda, cocee, se sacuda, esté rígido, coja cólicos, problemas dentales, tenga miedo y ansiedad, tenga reaciones agresivas, no sea posible mantener un contacto estable con las riendas, atrofia muscular y/o cojera entre otros.
Si muestra problemas de comportamiento será necesario investigarlo desde esta perspectiva.
Otra interesante es cuando el caballo reacciona con lentitud a tus ayudas, sobretodo cuando habitualmente responden muy bien. Esto podría ser una señal de que las señales del sistema nervioso viajan lentamente y retrasan la reacción del caballo a las ayudas.
Un buen quiropráctico trata el sistema neuromuscular y esquelético del caballo.
Fuente: horsesandpeople.com.au/