¿A ti también te encantan los caballos? Da igual si te gusta verlos de lejos, si montas por el puro placer de estar en compañía de un animal tan espectacular o sueñas con alcanzar grandes éxitos deportivos con tu amigo equino. Al tratar con caballos deberíamos saber qué es el antropomorfismo y porque está vinculado directamente con nuestra seguridad, el bienestar del animal y el éxito del entrenamiento.
A lo mejor te preguntas ¿Antropo…qué? – El antropomorfismo es la personificación de una cosa o un animal.
Definición de Antropomorfismo: del griego «ανθρωπος» «anthrōpos», «hombre», y «μορφη», «morphē», «forma», tendencia a atribuir a los animales o cosas rasgos humanos. Parecida a la prosopopeya típica de los dibujos animados donde los animales hablan y llevan ropa. (Definición del nuevo diccionario esencial de la lengua española)
Puede que no reconozcamos la palabra griega pero seguro que lo hemos visto en alguna situación: personas que tratan a su caballo como si fuera un niño pequeño, dándolo besos en el morro, hablándole en voz dulce o alimentándole con terrones de azúcar. Pues sí, eso es una forma algo exagerada del antropomorfismo. Hay muchos ejemplos más de personificación de los caballos en nuestros centros ecuestres hoy en día, que no son tan obvios e igualmente ocultan la esencia equina. Así dificultan un mantenimiento y manejo adecuado a sus necesidades y un entreno eficaz de sus habilidades.
Seguro que has escuchado o usado alguna frase de estas:
A mi caballo le gusta… / A mi caballo no le gusta… : ‘’No logro poner el filete en la boca de mi caballo, el filete no le gusta’’ ‘’A mi caballo le gusta tanto correr que me cuesta frenarlo’’
Caballo tonto / caballo inteligente: ‘’Mi caballos es tonto, defeca encima del heno que le pongo en su box para comer’’ ‘’Mi caballo es muy inteligente, entiende cada palabra de lo que le digo’’
Caballo malo / caballo bueno ‘’Tú tienes mucha suerte con tu caballo que es tan bueno. Puedes hacer todo con él’’ ‘’Mi caballo es muy malo y me toma el pelo: ayer pasó sin problemas por este sitio y hoy no hay manera que avance hasta allí’’
Buenas / malas intenciones: ‘’Mi caballo no tiene malas intenciones cuando muerde, solamente quiere jugar’’ ‘’Cuando mi caballo está en su box tiene el vicio de tragar aire (= aerofagia) ’’
¿Entonces qué tiene de malo darle un beso en el morro o tener en cuenta las emociones del caballo?
Para el entrenamiento es imprescindible tener empatía con el caballo, es decir, tener en cuenta su punto de vista, observar sus reacciones para deducir su actual estado físico, mental y emocional. Cuánto más sabemos sobre el comportamiento y los hábitos naturales de los equinos, mejor podremos adaptar nuestras técnicas de adiestramiento a nuestro caballo. Pensando como un equino no como un humano.
Querer averiguar las emociones o motivos del comportamiento del caballo siempre será especulativo e hipotético. No es suficientemente fiable como para basar la metodología del entrenamiento sobre esto.
Lo que podemos valorar son las acciones físicas visibles de nuestro caballo y relacionarlas con una causa concreta detectable. Así podemos poner énfasis en las causas que nos aportan un comportamiento deseado, al convertirlas en ayudas y por otro lado, desensibilizar al caballo de las causas que conllevan un comportamiento no deseado (por ejemplo acostumbrarlo a la presencia de un plástico). A base de mejoras constantes se consigue el objetivo final, con lo cual el entrenamiento del caballo resulta eficaz.
Definición de eficacia: es la capacidad de lograr un efecto deseado.
Vamos a ver los ejemplos anteriormente descritos para hacernos una idea de cómo el antropomorfismo puede ocultar la verdadera causa del comportamiento, distorsionando la base del entrenamiento.
Los gustos o aversiones del caballo suelen ser simples faltas de educación y de doma para adaptarlo a la vida doméstica y prepararlo para la equitación.
Si en el momento de ponerle el filete a tu caballo éste se gira, sacude la cabeza o no abre la boca, no significa que no le guste, sino que la manera de hacerlo le genera desconfianza e intenta esquivar la situación.
Los ‘gustos o aversiones’ del caballo se convierten fácilmente en una excusa por parte del jinete. El propietario tiene la obligación de crear unos hábitos correctos en el caballo para que pueda ser manejado con seguridad.
Video de cómo preparar un potro para ponerle la brida por primera vez: https://www.youtube.com/watch?v=fa5S7w6b8JI
Los caballos no son tontos o inteligentes, buenos o malos. Ellos reaccionan de manera instintiva según su patrón de comportamiento alimenticio, social, reproductivo o defensivo. En su hábitat natural, pastando en prados amplios con la manada y la posible amenaza de depredadores, todo el comportamiento natural tiene sentido y le asegura su supervivencia. Es a causa del estilo de vida impuesto por las personas que el comportamiento natural del equino pierde su función y se vuelve en contra del bienestar del propio animal. El mantenimiento constante en un box y la falta de ejercicio son las causas más impactantes. En un prado grande, la manada de caballos se desplaza en búsqueda de comida, no tienen el hábito de comer en un sitio concreto.
El 90% del comportamiento del caballo en el manejo y la equitación NO es innato sino aprendido. Un caballo dócil con buenos hábitos no tiene nada que ver con su inteligencia individual sino con un adiestramiento adecuado. Si un caballo parece obedecer a la más mínima palabra, muchas veces a lo que realmente reacciona es al lenguaje corporal, por más sutil que sea.
No tratamos las intenciones del caballo sino el resultado real de sus acciones. Por motivos de seguridad cualquier comportamiento del caballo que pueda dañar a las personas, como por ejemplo empujar, morder, dar patadas o botar deben ser sustituidos por una acción controlada y dócil. El mordisco juguetón duele igual como cualquier otro mordisco. Una caída por culpa de botes de alegría es tan peligrosa como cualquier otra caída.
Denominar a un determinado comportamiento estereotipo como ‘un vicio’ del caballo, es un caso de antropomorfismo, ya que culpa al caballo mismo por enfermar mentalmente, de hecho los estereotipos son debidos a la inadecuada gestión de la vida diaria del caballo. En realidad lo que suele suceder es que el caballo pasa la mayoría del tiempo en un box pequeño, con falta de actividad física y con la privación del contacto con otros equinos.
Cualquier mala interpretación del comportamiento equino dificulta el entrenamiento porque oculta la verdadera causa. Sorprendentemente lo mismo es aplicable a las valoraciones que podemos hacer como aficionados sobre los entrenadores y profesores de equitación . Si no entendemos o no podemos detectar por qué un jinete tiene más éxito con los caballos que otros, tampoco podremos aprender o aplicar esa metodología. Ya se ha descubierto que los susurradores de caballos no “susurran”, y aunque es cierto que no usen muchas palabras en voz alta, logran comunicarse de manera clara y eficaz con ellos.
La buena noticia es que este tipo de comunicación no tiene nada que ver con el talento o la magia, sino con un lenguaje corporal, técnica y metodología que todo el mundo puede aprender.
John Lyons dice: ‘’El 90% del comportamiento natural del caballo no sirve para practicar una equitación segura con él y el 90% del comportamiento habitual de las personas no sirve para entrenar a los caballos’’
En el próximo artículo voy a hablar de las características de un entrenador justo y eficaz y explicaré cómo convertirse en un buen entrenador para nuestro caballo.