Ya tenemos el verano aquí y también las vacaciones. En esta época disponemos de tiempo para hacer diferentes actividades con nuestro caballo ya sea entrenando, yendo de paseo, haciendo rutas o simplemente disfrutando de su compañia. En este artículo te dejamos unos consejos para que los tengas en cuenta y los pongas en práctica para que podáis pasar unas vacaciones agradables y seguras.
1. Hidratación
Los caballos necesitan al menos 20 litros de agua a diario, aunque, si su entrenamiento es intenso y nos encontramos en épocas cálidas, esta cantidad podría duplicarse o incluso triplicarse. Si te lo llevas de viaje, llévate agua de casa, ya que algunos caballos son quisquillosos y tardan en acostumbrarse al cambio de sabor del agua. Otra alternativa, si tu caballo está acostumbrado a que, de vez en cuando, le das electrolitos en el agua, esto también ayuda a enmascarar el cambio de sabor. Además, los electrolitos pueden fomentar el consumo de agua y reemplazar las pérdidas por sudoración. Habla con tu veterinario sobre la dosis y frecuencia de los electrolitos, y ten siempre agua ilimitada después de administrar los electrolitos, ya que pueden empeorar la deshidratación.
2. Agotamiento por calor
La temperatura corporal puede aumentar rápidamente por encima de los 40 ° cuando hace ejercicio con calor y humedad, especialmente si el sudor no se evapora. Otros factores de riesgo para el sobrecalentamiento incluye si está obeso o en mala condición física. Para un caballo sobrecalentado, busca una buena sombra, y remójalo repetidamente con abundante agua fría, utilizando un secador para eliminar el agua, aunque lo menos posible, ya que el secador si se pasa con frecuéncia, también hace subir la temperatura. Sigue remojándolo hasta que su temperatura baje al menos a 38 °.
3. Protección solar
Los caballos con la piel rosa alrededor del hocico u ojos pueden sufrir quemaduras solares. Un protector solar humano que no contenga ácido para-aminobenzoico puede ser una buena opción para usar en caballos en pequeñas áreas del cuerpo. La exposición a los rayos ultravioleta (UV) a largo plazo puede predisponer a los caballos con piel rosada alrededor de los ojos, a coger cáncer de piel, así que, si fuera necesario, puedes ponerle una máscara protectora de rayos UV para estos animales.
4. Durante el transporte
Durante un viaje, los caballos pueden bajan de peso. La energía que gastan en un transporte, es casi igual a si estubieran caminando, por lo que un viaje en remolque o camión de ocho horas es equiparable a una ruta al paso de ocho horas. No esperes que tu caballo llegue fresco y listo para trabajar. Lo adecuado es llegar el dia anterior o esperar unas horas para que se recupere. También recuerda que el desplazamiento estresa el sistema inmunitario, lo que puede llegar a provocar «fiebre» o, en el peor de los casos, neumonía grave. Si tu caballo desarrolla tos o fiebre pasados unos días de un largo viaje, llama a tu veterinario. Y durante un viaje, si el clima es cálido, abre todas las rejillas de ventilación y ventanas (con las rejas adecuadas en su lugar), y nunca estaciones el remolque o camión al sol, con los caballos adentro.
5. Enfermedades infecciosa
Muchos eventos concentran un gran número de caballos, y en algunas ocasiones, los puntos de agua son comunes. Estas situaciones, son ideales para la propagación de virus y enfermedades. Las partículas de virus como el de la gripe, se propagan también por el aire y pueden desplazarse más de 30 metros e infectar a otros caballos, por lo que evitar el contacto directo entre caballos no siempre es suficiente para prevenir el contagio. Trabaja con tu veterinario para desarrollar un programa de vacunación. En los recintos feriales y las competiciones ya hay control de vacunaciones, pero en el caso de que hayas quedado con amigos de otros centros hípicos para hacer una ruta, asegúrate de que todos los caballos estén al día de sus vacunas.
6. Primeros auxilios
Mantén un botiquín de primeros auxilios bien abastecido en tu cuadra y también en tu vehículo de transporte. Habla con tu veterinario sobre la dispensación de antiinflamatorios recetados, como fenilbutazona o flunixina meglumina, y sobre la dosis y frecuencia correctas. Reemplaza todo lo usado o caducado cada primavera.