Necesidades básicas del caballo antes de iniciar su recuperación.
El caballo necesita unos requerimientos esenciales para su bienestar.
La idea es volver a sus raíces y ofrecerle las condiciones naturales necesarias para favorecer su salud.
Es un animal que se movería constantemente, buscando hierba y pastando todo el día.
Su fisionomía le permite comer poco, pero todo el día sin olvidar la posibilidad de moverse libremente. El hecho de caminar le permite bombear toda la sangre hacía al corazón permitiendo un drenaje linfático adecuado. Limitar el movimiento causa problemas de extremidades hinchadas, incrementando el trabajo de poner y quitar vendas de descanso.
Una alimentación correcta también es muy importante. Forraje de calidad ad-lib (calcular un promedio de 14 a 16 kilos al día para un caballo). Un buen forraje permite reducir el consumo de pienso, sobre todo al principio de la recuperación cuando no se le trabaja excesivamente. Una buena calidad es esencial para evitar de compensar con suplementos o piensos especializados. También es necesario dejar al caballo pastar en zonas con variedad de hierbas. Él nació con la capacidad de distinguir lo que le conviene comer para lo que requiere. Si no le permitimos el acceso a estas hierbas, está claro que no tendrá posibilidad de comerlas.
Los caballos son animales de manada. Necesitan contacto y vida social. Necesitan sus historias con los vecinos, necesitan un jefe de manada y necesitan saber su lugar en la manada. La relación con los otros equinos es muy interesante y ya te puede dar pistas como rehabilitar el caballo en cuestión.
Una vez que tengamos un caballo contento, bien de peso, adaptado al lugar, y tranquilo podemos pensar en empezar el trabajo reeducativo para la vuelta al trabajo después de su lesión.
El trabajo de reeducación pie a tierra.
Después de pasar la fase aguda de una lesión se vuelve crónica y cada fase tiene sus momentos para favorecer la mejoría optima de la lesión. Cada acción a su tiempo.
La primera fase será el trabajo pie a tierra.
Me sorprende la poca atención que se le da a este proceso.
Muchos caballos no se les ha enseñado correctamente a ir a la cuerda. Para los propietarios dar cuerda es sinónimo a mover el caballo cuando no se puede montar.
Cuando se lesiona el caballo, es primordial trabajar primero el caballo sin el peso del jinete antes de poder montarlo. Los caballos que se han trabajado equilibradamente pie a tierra, tienen más facilidad a superar esta fase si ya se trabajan correctamente a la cuerda.
El trabajo a la cuerda, es una manera de evaluar al caballo físicamente. Valorar sus aires, mirar cómo se emplea y recoger toda la información necesaria, simplemente observando.
Luego prefiero trabajar los caballos con doble rienda, como ayuda para la rehabilitación.
La rienda exterior sirve para equilibrar, para reunir y para trabajar toda la parte exterior del caballo, la extensión de su cuerpo. Se relaja y trabaja la extensión del lado exterior para luego pensar en la flexión del mismo caballo.
Tampoco se le permite caer en el anterior interior o ir sobre las espaldas.
La base del buen trabajo es que el caballo trabaje impulsado, empleando los posteriores para que pueda subir la zona lumbar y los hombros para que pueda soltar el cuello y recibir la impulsión en la mano del domador. Así se crea una postura correcta, se trabaja el ligamento nucal. Al fortalecer el longuissimus dorsi permitimos al caballo de llevarse a si-mismo.
Se puede lograr la base de la reunión trabajando el caballo con dos riendas en vez de con una cuerda. Al trabajar el animal con las dos riendas lo tienes más controlado y el domador puede ser más efectivo.
Al trabajar con dos riendas puedes trabajar efectivamente los posteriores, las transiciones, las medias paradas y también puedes incorporar alguna barra de tranqueo o pequeños cavalettis.
De una forma global y sencilla hay dos tipos de músculos, los que sirven para la propulsión y los que aguantan el esqueleto del caballo. Hay ejercicios para desarrollar los dos tipos de musculatura.
El trabajo pie a tierra se limita a una duración de 20 minutos, ya que siempre se trabaja en círculo, exigiendo mucho al caballo. Hay profesionales que incorporan círculos con líneas rectas para aliviar el caballo.
El trabajo a la cuerda de 20 minutos es equivalente a un trabajo montado de 2 horas.
Lo esencial es que una vez hayas hecho el trabajo pie a tierra, le des más atención al tiempo de recuperación en paddock. Tenemos que evaluar que el caballo es capaz de hacer el trabajo sin recaer y quizás es más importante fijarse en los efectos del trabajo que en el trabajo en sí. Aunque un trabajo mal hecho no consigue que un caballo vuelva a su vida deportiva.
Una vez que el caballo es capaz de trabajar pie a tierra bien, se puede considerar de montar el caballo, empezando al paso, luego con series de trote hasta volver al nivel del trabajo anterior a la lesión.
Luego se puede llevar al caballo al paso por el campo, utilizando subidas y bajadas para que se desarrolle su propiocepción y se mejora su adaptación al terreno.
Al tener “les Gavarres” al lado de casa, es como nuestro Paddock Paradise – se puede aprovechar para mejorar la salud cardiaca del caballo, o utilizar las bajadas para ir en serpentina según la lesión del caballo. Es aprovechar lo que se tiene a mano e utilizar las posibilidades a nuestro favor. Se puede ir a pasear por el bosque con el caballo de la mano, con riendas largas o montado.
Es un trabajo saludable, no solo mentalmente sino también ayuda a desarrollar la musculatura de una forma muy natural que no se puede crear de forma tan efectiva con el trabajo en la pista. No hay nada mejor que pasear por senderos montañosos, solo falta tiempo. El tiempo se encuentra si se le da prioridad al bienestar de tu caballo.
Fotografías de @katrinwildemann