¡Stop! Antes de enfrentarte a un nuevo reto con tu caballo, elabora un plan de sesiones para evitar problemas
De entrada e independientemente de su uso, cada caballo necesita una educación básica para adaptarse y poder cumplir con los requerimientos de la vida domesticada. Para la equitación y las diferentes disciplinas ecuestres se precisa de una educación específica. Es habitual que durante el proceso de doma, vaya apareciendo algún que otro problema. Es de alta prioridad superar estos problemas antes de que ocurra algún accidente, dando como resultado a personas o caballos heridos. Para solucionar un problema hay que crear un plan de sesiones que llevan al caballo y al jinete desde el punto de partida hasta el objetivo deseado, trabajando en todo momento en un marco de seguridad.
¿A partir de qué momento un hábito o una conducta se convierten en un problema?
Normalmente los problemas no aparecen de golpe sino que hay indicadores o hábitos en el comportamiento del caballo que, sin correcciones adecuadas, se pueden convertir en problemas más graves como morder o dar coces. No deberíamos esperar a que un comportamiento ponga en riesgo nuestra seguridad, sino tratar de corregirlo antes. Podríamos decir que un futuro problema empieza en el momento en que el caballo no responde como es deseado a una petición nuestra. Lo mejor y más seguro sería evitar el problema por completo. Pues la buena noticia es que la misma estrategia de seguir un plan de sesiones, que nos ayudan a solucionar un problema, también nos sirven para enseñar cosas nuevas al caballo y de esa forma, evitar muchos problemas desde el principio. Es recomendable elaborar un plan de sesiones antes de empezar cualquier ejercicio o una situación nueva con el caballo.
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Ejemplo de cómo puede evolucionar la conducta de un caballo que, a la hora de la comida, puede acabar mordiendo a su cuidador
Duración – 100 días
Día 1-39: El cuidador viene con la comida y el caballo le sigue hacia el comedero para comer.
Día 40-69: El cuidador viene con la comida y el caballo le adelanta para comer antes.
Día 70-89: El cuidador viene con la comida y el caballo le empuja y sacude fuertemente la cola y tira las orejas hacia atrás para que el cuidador le dé la comida más rápido.
Día 90-99: El cuidador viene con la comida y el caballo le empuja, sacude fuertemente la cola, tira las orejas hacia atrás y hace el gesto de morder.
Día 100: El cuidador viene con la comida y el caballo le muerde.
Como elaborar un plan de sesión para la (re-)educación del caballo:
Para elaborar un plan de sesiones, primero hay que fijar el objetivo y después valorar el estado actual del caballo. La discrepancia entre ambos es el camino que hay que seguir para alcanzar dicho objetivo. El plan de sesiones consiste en descomponer y reunir un conjunto de ejercicios para dividir la difucultad en pequeñas lecciones más digeribles y ponerlas en orden sucesivo según el grado de dificultad para el caballo, desde lo más sencillo y fácil a lo más difícil y complejo.
1) Fijar y concretar el objetivo
Para enseñar al caballo un ejercicio nuevo y evitar o solucionar un problema, es de vital importancia tener claro como debe ser la respuesta deseada del caballo y tener características concretas y observables para poder reconocer y describir dicha respuesta en detalle.
Eso incluye responder las siguientes preguntas:
¿Cuál es la acción concreta o movimiento que pedimos al caballo? Por ejemplo: caminar hacia delante, quedarse inmóvil, saltar un obstáculo,…
¿Cual es la actitud deseada del caballo durante la acción? Por ejemplo: atento, sereno, tranquilo, responsivo en vez de nervioso, miedoso, perezoso.
¿Cómo es la postura corporal del caballo durante la acción? Por ejemplo: cabeza baja, reunido, remeter posteriores, estirado, espalda dentro en dos, tres o cuatro pistas,…
¿Cuál es nuestra señal/ayuda para indicar al caballo tal acción? Por ejemplo: ayuda de voz, contacto en la rienda, una pierna aplicada detrás de la cincha,…
¿En qué lugar o circunstancias el caballo tiene que dar la acción? Por ejemplo: atado o en la ducha, con el herrador, en la pista, en ruta por el exterior con o sin tráfico, delante o dentro de un remolque, en un concurso,…
¿Durante cuánto tiempo debe el caballo mantener tal acción? Por ejemplo: para herrar necesita aguantar inmóvil 30 minutos atado, mantener el aire en la cuerda o montado hasta que se le dé la señal para una transición…
En general cuánto más detallada sea la imagen que tengamos del caballo en la acción deseada más específico y completo será nuestro plan de sesión. Cuantas más expectativas haya al principio mejor será el resultado final.
Ejemplo: Objetivo es que el caballo suba al remolque
Descripción detallada: quiero llegar con mi caballo hacia la rampa del remolque, que se pare delante del remolque y espere a mi señal para entrar paso a paso, con la cabeza baja y una actitud tranquila. Una vez dentro del remolque quiero que se quede quieto mientras yo cierro las puertas y le ato. Antes de volver a salir quiero que espere mi señal para descargar y que salga poco a poco con pasos atrás, poder dirigir la dirección de la grupa para bajar recto en la rampa.
2) Evaluar el punto de partida
Mientras fijar el objetivo es un proceso imaginario, la evaluación del punto de partida se basa en situaciones concretas y hechos reales. En la evaluación comprobamos a través de las mismas características observables, en qué nivel de aprendizaje está nuestro caballo. No sirve embellecer ni disimular la situación. Cuánto más honesto y detallado valoramos el estado actual del caballo, más información tendremos para adaptar el plan de sesión a nuestro caballo en concreto.
Ejemplo: El problema es que el caballo no se deja coger en el paddock – ¿Qué hace cuando te acercas a él con la cabezada en la mano? El caballo no deja que te acerques, gira la cabeza y se va lentamente, huye rápido, deja que te acerques pero al oír o ver la cabezada huye, deja que te acerques pero no se deja tocar, deja que te acerques pero no mantiene la cabeza quieta el tiempo suficiente para ponerle la cabezada.
Al final de la valoración del punto de partida también hay que valorar todos los ejercicios que el caballo ya sabe hacer bien y en qué situaciones reacciona correctamente a nuestras peticiones. Esos ejercicios y entornos nos proporcionan el punto de partida para nuestro plan de sesiónes, para empezar a trabajar desde el control y la seguridad.
Buscar la causa o posible motivo de un mal comportamiento:
¿Porqué o cuándo el caballo muestra el comportamiento no deseado? ¿Es posible detectar una causa concreta, relacionarla con un objeto, un gesto nuestro o una situación? También nos tenemos que asegurar que el caballo no sufra ningún tipo de dolor; en la boca, una silla mal ajustada o una cojera. Si conocemos la causa o situación concreta, hay que dejar los ejercicios que incluyen la causa misma para el final de nuestro plan de sesiones. Sino caeremos en el error de empezar en entrenamiento con el objetivo, que sería como empezar la casa por el tejado.
3) El plan de sesiones con ejercicios concretos y en orden sucesivo
Una vez fijado el objetivo y determinado el punto de partida es fácil percibir la diferencia entre uno y otro. Es hora de elegir los diferentes ejercicios. Se pueden buscar ideas en libros de equitación, intercambiar experiencias con otros jinetes o consultar con un profesional de vuestra disciplina. Cuantos más ejercicios tenemos para elegir mejor.
Punto de partida→Plan de sesión→Objetivo
Descomponer la dificultad en muchos ejercicios variados pie a tierra y montado.
En el plan de sesiones se ordenan los ejercicios según la dificultad para el caballo, empezando por los más fáciles y sencillos, dejando los más difíciles y complejos para el final. Éste es un concepto básico que podemos aplicar siempre que queramos que el caballo aprenda algo nuevo. La mayor descomposición de la dificultad hace que sea más fácil de asimilar para el caballo. En cuántos más pequeños pasos repartamos el temario, más rápido avanzaremos con él.
4) Consejos para llevar el plan de sesión a la práctica
- Trabajar en un entorno seguro y empezar cada sesión en una situación de control con ejercicios ya conocidos.
- Tener una visión clara del ejercicio que queremos pedir. Usar el lenguaje corporal y las ayudas oportunas para indicar al caballo de la manera más clara posible que esperamos de él.
- Hasta que el caballo no realiza un ejercicio en un estado mental tranquilo y en decontracción no se debe proceder al siguiente paso. Hay que seguir practicando hasta que dé la respuesta de manera fiable y constante.
- Observar constantemente sus reacciones. Es el caballo el que al pasar por los diferentes ejercicios os mostrará a través de su actitud y destreza si está preparado para seguir con el temario o necesita una mayor descomposición de los ejercicios.
- Dependerá de la atención, precisión y constancia del jinete lograr mejoras con su caballo. En caso de dudas o falta de técnica al manejar o montar un caballo hay que consultar con un profesional.
- En caso de que ocurra una acción no deseada, debemos volver enseguida a la calma y volver a repasar los ejercicios anteriores antes de seguir con un ejercicio nuevo. Sobre todo no empezar una lucha a la fuerza o castigando al caballo.
- Hay que evitar el mal comportamiento. En caso que ocurra, no intentar suprimir o castigarlo sino intentar reemplazarlo de inmediato a través de una petición o demanda de cualquier ejercicio practicado anteriormente. Mejor un ejercicio fácil pero ser exigente en su ejecución. Aflojar la petición y volver a la calma en cuanto el caballo responda correctamente.
Medidas de seguridad:
Es importante mantener siempre las medidas de seguridad para el jinete y el caballo. Es responsabilidad del jinete, el valorar si él y su caballo están preparados para el siguiente ejercicio. En caso de duda, hay que acudir a un profesional para pedir supervisión y ayuda práctica.
Seguir el orden sucesivo del plan de sesiones nos evitará problemas y nos llevará paso a paso al objetivo
En estos tres vídeos vais a ver cómo se descompone y reunen un conjunto de ejercicios para poderlo duchar sin tensiones ni estrés.