Ocurre mucho con caballos de escuela a los que se les piden las cosas de tantas maneras diferentes y tantas veces fuera de tiempo, que los pobres ya ni reaccionan. Eso puede ser bueno para quien empieza porque estos caballos tienden a tener menos reacciones bruscas, pero para quien quiere seguir avanzando no siempre es lo más conveniente. De todas formas, es una buena oportunidad para aprender algo.
Cómo solucionarlo:
– Trabajando pie a tierra
Los caballos deben responder, deben ser activos a nuestras peticiones. Pie a tierra es donde aprenden mejor porque podemos ayudarnos con nuestro lenguaje corporal y existe menos movimiento, menos roce, menos toque y menos ayudas que sobre el caballo.
Una de las primeras cosas que el caballo debe aprender pie a tierra es a mover los pies: Hacia delante, hacia los lados y hacia atrás. Si no saben esto, una vez los montemos podremos encontrarnos con problemas.
Para que vaya hacia delante, debemos enseñarlo a responder a las ayudas de irse de nuestro espacio cuando nosotros nos acercamos a la grupa por detrás con esa intención. Primero se irá lejos (algunos mucho, algunos botándose como protesta), y luego se pondrá en círculo a nuestro alrededor, pero tiene que ir cuando se lo pedimos.
Para ir hacia los lados, debe salir de nuestro espacio mientras vamos hacia la grupa por los lados con esa intención.
Y para ir hacia atrás, debe salir de nuestro espacio cuando nos acercamos con esa intención por delante del caballo. Esto activa una serie de músculos que pueden estar “dormidos”, los flexibiliza y los estira para que luego trabajen mejor cuando vayamos montados, y además activa la atención del caballo hacia nosotros, hacia nuestras ayudas y peticiones. Si los acostumbramos a estar atentos a nosotros pie a tierra, montados seguirán intentando atendernos y nos resultará más fácil comunicar con ellos lo que queremos.En la imagen vemos a Talaia de tres años y medio y Sira, una yegua que prefiere estar en el sofá en lugar de ir hacia delante cuando se lo pedimos y eso generó muchos problemas hasta que la empezamos a trabajar para que respondiera mejor. Puedes ver el vídeo sobre lo que decían los dueños aquí. En las imágenes estamos trabajando el «mover los pies hacia los lados».
Sobre el trabajo pie a tierra tienes un curso completo que te enseñará, no sólo a educar a tu caballo del ramal sino a volverlo más sensible a tus ayudas mientras confía en ellas. Échale un vistazo:
– Trabajando montado
Debes enseñar a tu caballo a responder a la pierna. Para ello habrá que olvidar un poquito lo que hayamos aprendido de dar patadas para que ande, clavarle la espuela o el talón a cada tranco.
Cuando un potro no avanza al ritmo que su madre quiere, le da un mordisco en el culo para que no se pare y siga andando. Esto ocurre cuando el potro no reacciona al lenguaje corporal que la madre le transmite para que siga andando (suele empezar por un gesto tan sutil que casi no lo apreciamos).
Por una razón muy simple y lógica, su madre le está diciendo:
“Yo te pido que vayas y vas. No hay discusión posible”
Imaginémonos por un momento un potro y una madre en una situación de peligro y la madre le dice anda y el potro se le resiste o le rechista. Pues lo mismo pasa con nosotros. El caballo debe confiar en nosotros, pero debe responder a las ayudas a la voz de ya. Esto se entrena y se condiciona para que en un momento de peligro o desafío (en medio de dos saltos o combinación de ellos, salir de un río difícil, subir una cuesta en la que no hay posible bajada, pasar la caseta del juez antes de empezar la prueba de doma o parar a tiempo ante un barranco que no habíamos visto). En esos momentos es cuando nos damos cuenta de la educación real de nuestro caballo.
Cuando un caballo está sordo a la pierna, es porque normalmente le hemos pedido tantas veces que vaya hacia delante que ya no nos “escucha”. Siguiendo el ejemplo de la madre, es mucho más eficaz pedir suave y si no hace caso pedir con más firmeza, pero obtener una respuesta, que “machacar” al caballo pidiendo a cada tranco durante una sesión entera (apretando incluso más, a cada tranco).
Muchas veces sin darnos cuenta pedimos al caballo que avance, y volvemos a pedir “para evitar que venga a menos”.
En realidad, nos solemos olvidar de dos cosas y ésta es la base/raíz del problema, y por lo tanto también la base para buscar la solución:
- ¿Cuál es el ritmo al que queremos que vaya el caballo?
- ¿Estamos dejando que se equivoque viniendo a menos para luego corregirlo y decirle de nuevo a qué ritmo debe ir?
Normalmente no tenemos bien claro cuál es el ritmo que queremos del caballo y esto evita que luego le dejemos que se equivoque viniendo a menos (si de entrada no sabíamos a qué ritmo queríamos ir, no hay cómo explicárselo al caballo). Es por eso por lo que lo que hacemos es pedir y pedir y por si acaso, volver a pedir. El problema con esta forma de montar es que ocurren dos cosas:
- Al caballo no le queda claro lo que queremos
- Nos cansamos montando, utilizamos el talón encogiendo la pierna y perdiendo asiento, tendemos a no utilizar las ayudas artificiales como la fusta y las espuelas a favor del caballo y además le dejamos “sordo a la pierna”.
Reflexiona sobre si cometes estos errores cuando estés montando a un caballo que no escucha a la pierna y empieza a sentir cómo se lo estás pidiendo, cuándo y con qué intensidad.
Un secreto: La mejor forma de comprobarlo es pidiendo con la pierna una vez, si responde hacia delante, quitar la pierna y ver si viene a menos o mantiene el ritmo. Si viene a menos, no le hemos explicado a qué ritmo queremos que vaya y lo que pasa es que no nos ha entendido.
En verdad, concluimos que el caballo no está realmente sordo, simplemente no nos ha entendido. No sabe a qué ritmo debe ir y como va apretujado a cada tranco, va tenso y siente menos de lo que debería.
En Equierrores Directo hablamos sobre el paso a paso para pedirle al caballo que nos haga caso a la pierna, hay clases para ganar conciencia de lo que hacemos con la pierna y hay directos con correcciones de alumnos que siempre estaban pidiendo y ahora están pidiendo cuando toca, ya con los caballos más sensibles a las ayudas. Es posible que tu caballo también mejore y puedes inspirarte con todos los ejemplos que hay ya publicados en la plataforma. Hay más de 100 horas de clases dedicadas a nuestro asiento, al dorso del caballo, a la técnica de equitación, gestión de espacio siempre teniendo en cuenta el buen entendimiento entre caballo y jinete. Si te interesa, puedes apuntarte aquí.
En el próximo artículo hablaremos sobre el trabajo fuera de las pistas y sobre un problema concreto que es el retrote de algunos caballos cuando nos vamos a pasear por el campo.
Si no has visto los artículos anteriores puedes verlos aquí.
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