Todos estamos de acuerdo en que la equitación no es un deporte cualquiera. La relación con los caballos se convierte en una pasión, en un estilo de vida o en la cosa más bonita en el mundo, que no solo permite ejercitar tu cuerpo a mejorar: técnica, coordinación y condición física como otros tipos de deporte, sino que además va acompañado de un sentimiento absoluto de libertad y felicidad. Desde el descubrimiento de la equino-terapia y las técnicas de crecimiento personal con caballos se reconoce el importante impacto que tienen los equinos en nuestras emociones y nuestra personalidad, pero, ¿es realmente útil nuestra personalidad a la hora de relacionarnos con los caballos? ¿O nuestro ego entorpece a comprender la esencia de los caballos y a compenetrar con ellos? Ponte a prueba y aprende como puedes controlar tu alter ego para ser más sensato en el manejo de tu caballo. En este artículo describimos las virtudes y las trampas relacionadas con nuestro alter-ego.
Para unos tumbar al caballo es un ejercicio útil de obediencia, otros lo consideran someter al caballo a nuestro alter ego. Yo creo la clave está en cómo se ha obtenido el resultado – con su consentimiento o en contra de la voluntad del caballo.
¿Qué son el ego y el alter ego?
Según la psicología el ego es la instancia psíquica a través de la cual el individuo reconoce su propio ‘’yo’’ y es consciente de su propia identidad. El ego, por lo tanto media entre la realidad del mundo exterior y las emociones y los ideales del superyó.
La palabra alter ego viene del latín y significa ‘El otro yo’. Se refiere a un segundo yo, que se cree es distinto de la personalidad normal u original de una persona.
¿Qué tiene que ver nuestro ego con la equitación?
El ego se compone de deseos e impulsos del “superyó” y la creencia moral propia. Un ego equilibrado permite a la persona satisfacer sus necesidades respetando las reglas que establece la sociedad. También es la base de la convicción personal sobre cómo deben ser la relación entre animales y humanos en general y con los caballos en concreto. El ego nos impulsa a satisfacer nuestro deseo de estar con los caballos y a practicar la equitación. Y al mismo tiempo nos da una visión ética sobre que estamos haciendo y crea una expectativa como debe ser la correlación con nuestro caballo.
Simplificando se podría preguntar ¿Quién vale más en nuestra relación humano – equino?
- Vale más el humano que el equino
- Los dos valen por igual
- Vale más el equino que el humano
Seguramente todos tenemos muy clara la respuesta que creemos la más adecuada, pero no todos coincidiremos en la misma. Aquí no vamos a presentar ni existe ninguna verdad absoluta, si no entender que el ego y las creencias influyen al trato que dispensamos a nuestro caballo.
Nuestras expectativas y emociones van muy unidas:
En la introducción ya hemos mencionado que estar entre caballos y practicar la equitación mueve muchas emociones en las personas. Unos se sienten contentos, acompañados, aceptados, protegidos, respetados, valientes o capaces. Otros experimentan miedo, respeto, pánico o inseguridad cerca de los caballos. Puede haber momentos felices, tristes, con rabia o con decepción. Las emociones del jinete pueden cambiar rápidamente entre un extremo u otro, dependiendo de la situación que se dé con el caballo.
Nuestras expectativas anticipadas rigen como valoramos una actividad cuando finalmente la realizamos. Queremos estar con los caballos o montar a caballo. Este deseo crea expectativas concretas y promete emociones positivas, como la diversión, la alegría o la felicidad al cumplir las expectativas. Solemos esperar que todo vaya muy bien, mientrasque la realidad con caballos a menudo se desarrolla de manera diferente. La discordancia entre lo deseado y la realidad suele causar emociones negativas como la frustración, el miedo o la rabia.
Control: confianza y armonía contra el miedo. Muchos alumnos y propietarios se sienten inseguros cerca o sobre el caballo. El hecho de que el jinete mantenga en todo momento el control de la situación estando con el caballo, es la clave para poder gestionar los sentimientos de inseguridad y miedo.
Recordatorio: Mantener el control no tiene en absoluto que ver con dominar o intimidar al caballo, sino de obtener la respuesta deseada a una petición especifica en el momento deseado.
La rabia, la ira y el orgullo son primos-hermanos de nuestro alter ego: es mejor mantener un equilibrio emocional durante las sesiones de entrenamiento y nunca tomar personalmente las reacciones del caballo. Los caballos actúan en base a sus conductas naturales. En ningún momento actúan para fastidiarnos deliberadamente la vida. Un buen conocimiento de la etología equina ayuda a entender y poder reaccionar adecuadamente en la diversidad de situaciones que se pueden dar con nuestro caballo.
La frustración es la novia de las expectativas demasiado altas: el sentimiento de frustración no ayuda en absoluto al querer aprender a montar o educar a un caballo. A parte de tener paciencia con nosotros mismos y con el caballo y practicar el pensamiento positivo, la mejor manera de combatir la frustración es mantener nuestras expectativas de forma realista
Recuerda para seguir motivado en caso de dificultades: incluso los mejores jinetes han fracasado muchas veces antes de convertirse en expertos, pero, eran capaces de seguir aprendiendo y adaptarse técnica y emocionalmente para mejorar.
Las expectativas realistas nos ayudan a no decepcionarnos. Montar a caballo no se puede comparar con ir en bici, ya que después de su uso podemos guardarla en el garaje, siempre se comporta igual y nunca protesta. Un caballo es un animal vivo, un individuo con su propia voluntad, carácter, emociones y necesidades.
Recordatorios para mantener unas expectativas realistas:
- Un caballo no es ninguna bici, no esperes que se comporte como tal
- Aprender a controlar a un caballo y montarlo requiere mucha práctica. Permítete el tiempo necesario, ejercita la técnica y celebra tus avances por pequeños que sean para seguir motivado
- Solemos desear hacer actividades con el caballo que él solo no las haría, como correr en círculo, ser montado o saltar. Él no se ha apuntado voluntariamente, piensa en sus preferencias y ¡¿en cómo motivarle?!
- ¿Has preparado a tu caballo de forma adecuada física y mentalmente para que pueda cumplir tus expectativas? Solemos esperar que nuestros caballos sepan qué queremos de ellos o esperamos que nos agradezcan todo lo que hacemos por ellos, mientras ellos no son omniscientes ni saben leer la mente ni les importa el dinero que nos gastamos para ellos
Trampas y virtudes del alter ego
Las trampas que nos hace nuestro ego:
- No reconocer nuestras propias limitaciones en cuanto a conocimiento y nivel técnico. Suponer que sabemos lo suficiente y que nuestra técnica es infalible. Culpar al caballo si el rendimiento del binomio es bajo.
- Actuar de manera egoísta al poner nuestro propio bienestar por encima del bienestar del caballo. En un buen equipo todos los miembros velan por los demás.
- No ser suficientemente empático con el caballo. No saber detectar los signos de fatiga o estrés del caballo o no darles importancia y no adaptar el entrenamiento su estado.
- Ser demasiado exigente con él. No reconocer la dificultad del ejercicio o de la situación. No saber descomponer la dificultad desde el punto de vista equino. Típico ejemplo son las luchas al entrar el caballo en el remolque. Los caballos son claustrofóbicos por naturaleza, es deber del jinete prepararlo adecuadamente a los espacios reducidos antes de viajar.
Las virtudes de nuestro ego:
- La auto-confianza en nuestras habilidades de manejo y técnica como jinete, transmite tranquilidad y confianza al caballo.
- La auto-estima nos permite reclamar empatía y respeto de los demás. Solamente si sentimos que merecemos que sean empáticos con nosotros y nos traten con respeto podemos aplicar este concepto a los demás con la fácil regla de dar lo que pedimos.
- Tener un ‘yo’ y las propias necesidades claramente definidas es imprescindible para hacernos respetar en la relación con nuestro caballo. La equitación no sería segura si dejáramos al caballo hacer lo que quiere y cuando quiere.
- Ser exigente con uno mismo y con el caballo ayuda a establecer una relación con los roles de líder y seguidor claros. Ejercer un control fiable sobre el caballo beneficia la seguridad al practicar la equitación. Y sí, como efecto colateral de la exigencia, hace posible ganar concursos, pero eso es solamente importante para nosotros y no para nuestro caballo 😉
Y para concluir, dos simples consejos contra el lado oscuro de nuestro alter ego:
Existen muchos métodos de entrenaminto de calidad, y también muchos instructores y jinetes de alto nivel. No es necesario discutir sobre cuál de ellos es el mejor o quién tiene la razón absoluta:
Siempre hay una mejor manera de hacer las cosas – ¡la cuestión es seguir buscándola!
A lo mejor nunca vamos a saber definitivamente que es lo mejor para nuestro caballo. Podemos actuar de la mejor manera según nuestra filosofía y creencias sin caer en la megalomanía al permanecer abiertos a la posibilidad de estar equivocados.
Vídeo recomendado sobre el tema alter-ego en la equitación: cómo reaccionar si el caballo no hace el ejercicio deseado a la hora de enseñar al caballo a tumbarse:
Dejadnos vuestra opinión en los comentarios ¿Te ha gustado el artículo? ¿Qué opinas sobre el hecho de enseñar al caballo a tumbarse – ejercicio útil o sumisión inecesaria?