La metodología de la Equitación Centrada nos ofrece una manera diferente de aprender a montar a caballo. En esta enseñanza lo importante es que el jinete aprenda a utilizar su cuerpo para mejorar el contacto con el caballo en la equitación.
La enseñanza que vemos en muchos escuelas de equitación, e incluso entre instructores particulares, está basada en el sistema que crearon los militares para enseñar a grupos de personas de una manera estandarizada. Sin embargo, cada persona y cada caballo es diferente, y si damos las mismas instrucciones a todos, sin conocimiento sobre la biomecánica humana y equina, hay mucho riesgo de crear jinetes y caballos rígidos y tensos.
En la equitación tradicional es habitual enseñar al jinete a mejorar su asiento dándole cuerda sin estribos hasta que éste aprenda a seguir el movimiento, o bien en clases colectivas donde todos tienen que hacer lo mismo y al mismo ritmo.
En la mayoría de los casos, el resultado es, espaldas hacia atrás, pelvis hacia delante y jinetes que abrazan al caballo con las piernas para no caer. Estas posiciones crean tensiones y bloqueos tanto en el jinete como en el caballo. A primera vista, puede parecer que estos jinetes están en equilibrio, pero si nos fijamos, podemos ver que montan con rigidez, causada por la tensión adquirida con este sistema (sobre cómo acompañar al caballo ver Equisens número 5).
Un caballo que tiene dificultades para ejecutar un ejercicio en pista, que tiene más problemas a una mano que a la otra, o que siempre sale al galope a la misma mano, puede ser el resultado directo de tensiones y bloqueos del jinete.
Relajación contra tensión
¿Cómo preferirías montar a caballo,con tensión o relajación? Creo que la respuesta es obvia. La mayoría, por no decir todos, elegirían montar con relajación. Sin embargo, la mente y la memoria muscular nos puede engañar ya que nuestros cuerpos pueden llegar a soportar mucha tensión sin que nos demos cuenta. Si tensas alguna parte de tu cuerpo, el resto se verá afectado. Por ejemplo, un tobillo tenso puede afectar la calidad de tu asiento.
Con los principios básicos de la Equitación Centrada, explicados en artículos anteriores, podemos tener una buena base para aprender a montar sin tensión y bloqueos. Para aprender la relajación en movimiento es muy importante poder explorarlo antes sin tener que concentrarse también en qué hace el caballo, es decir a través de ejercicios pie a tierra sin caballo.
Ejercicios para encontrar la relajación
La Equitación Centrada ofrece muchos ejercicios para aprender a percibir y soltar tensiones, tanto con caballo como sin él. Algunos se pueden practicar estando solo, otros guiados por un(a) instructor(a) certificado/a por la organización Centered Riding, Inc.
Uno de los ejemplos más comunes en cuanto a montar en tensión y fuera de equilibrio puro sin darse cuenta, es cuando el jinete se inclina hacia atrás, tanto en paso, trote como en galope. Incluso se puede oír instructores que dicen a sus alumnos que pongan la espalda por detrás de la línea vertical como un intento de no botar en el trote y en el galope.
En el artículo de Équisens número 2, expliqué los principios básicos de la Equitación Centrada, donde una de las claves para poder montar sin tensión es saber “apilar” bien las diferentes partes de nuestro cuerpo – los cubos de construcción. Si tenemos la pelvis volcada hacia delante, no nos podemos mover bien con el caballo y lo intentamos compensar poniendo los hombros hacía atrás – de esa forma tenemos dos cubos de construcción fuera de equilibrio. Sin darnos cuenta, nuestro cuerpo se adapta a esa posición y la tensión llega a ser tan constante que no nos damos cuenta de ella. A la larga, estas tensiones producen dolores cervicales o lumbares, y en el caballo, rigidez de la zona sacro-lumbar e incluso cojeras difíciles de diagnosticar.
Podemos poner en práctica un ejercicio sin caballo que Sally Swift llamaba “El tambaleo”, para saber si estamos en tensión. Ponte de pie con las piernas rectas, empieza a inclinarte hacia delante hasta que empieces a perder el equilibrio. En esta posición, ¿dónde notas tensión en tu cuerpo? A continuación te inclinas hacia atrás y tomas nota de dónde notas tensión en tu cuerpo. Poco a poco vas haciendo el tambaleo más y más pequeño hasta encontrar una posición en medio donde no necesitas hacer ningún esfuerzo para mantenerte recto. Este punto es el equilibrio puro.
Este mismo ejercicio también se puede hacer encima del caballo, con el caballo parado, inclinando el cuerpo hacia delante y luego hacia atrás. Es importante tener el ángulo correcto entre pelvis y torso. Poco a poco, vas disminuyendo cada vez más el movimiento hacia delante y hacia atrás hasta encontrar un punto donde no sientes tensión, ni en la parte de delante ni en la parte de atrás de tu cuerpo. Este punto, casi sin excepción, suele ser para todos la línea vertical correcta. Si ya estamos acostumbrados a apoyarnos hacia atrás cuando el caballo empiece a caminar, el reto será quedarnos en la línea vertical también durante el movimiento.
Montar con los huesos
Poder montar con el cuerpo relajado quiere decir poder hacer un buen uso de las articulaciones. Cuando Sally Swift se refería a “montar con los huesos”, quería decir que tenemos que usar una fuerza muscular mínima para mantenernos encima del caballo, de ahí la importancia de saber encontrar el equilibrio puro. Mantener las articulaciones – tobillo, rodilla, cadera, columna, hombros, codos – libres de tensión, es la clave para que nuestra posición muestre un movimiento más armónico entre jinete y caballo. Que te digan que estés quieto encima de un caballo que se mueve, es totalmente contradictorio. Intentar estar quieto sólo crea tensión y articulaciones tensas y rígidas. Si no nos movemos encima del caballo ¡botamos!.
En resumen, el equilibrio puro lo conseguimos cuando aprendemos a estar centrados, a poner las diferentes partes de nuestro cuerpo en equilibrio, a respirar bien, a montar con una vista relajada y a movernos sobre el caballo con las articulaciones y los músculos flexibles y libres de tensión. El equilibrio puro ayuda a conseguir un movimiento en armonía.