En el artículo anterior hablaba de cómo reunir al caballo correctamente desde nuestro centro para que se pueda mover con la máxima libertad posible y reducir el mal uso de manos y piernas (y con eso de riendas, espuelas y fustas) permitiendo de esa forma que el caballo suba el dorso.
Con una reunión correcta y más natural para el caballo podemos entrar en cómo muscularlo a través de movimientos laterales y en dos pistas con un equilibrio correcto, ayudando así al caballo a realizar el ejercicio con más libertad de movimiento ofreciendo unas ayudas muy sutiles, suaves y precisas. Así reducimos tensiones y disminuimos el riesgo de lesiones.
La doma clásica es para todos
Al hablar de los ejercicios laterales y en dos pistas quizás pensamos que es algo sólo relacionado con la disciplina de doma clásica. Sin embargo, esta disciplina en su formato original, tiene como fundamento inicial desarrollar los movimientos atléticos naturales del caballo, con un entrenamiento progresivo, con el objetivo de conseguir que colabore de una manera voluntaria y motivada. Este tipo de ejercicios son útiles para cualquier caballo de equitación.
El trabajo lateral empieza con la rectitud
En la doma clásica se trabaja con movimientos laterales, como ceder a la pierna, espalda adentro, grupa adentro, grupa al muro o apoyos. Sin embargo, antes de hacer este tipo de ejercicios correctamente hay que encontrar la rectitud del caballo, y ésta se consigue cuando el jinete se sabe equilibrar y cuando el caballo ha podido desarrollar sus dos lados por igual. Si no estás centrado, desplazas tu peso, tuerces tu cuerpo hacia un lado o te inclinas hacia delante o atrás, no puedes esperar rectitud del caballo y no tendrás equilibrio ni libertad de movimiento para empezar un desplazamiento lateral. Como tendemos a considerar lo conocido como normal y no nos damos cuenta del desequilibrio, es recomendable pedir que alguien nos mire si vamos torcidos o desplazamos nuestro peso hacia un lado.
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Montar los posteriores del caballo
Cuando ya sabes acompañar el movimiento que el caballo crea en tus caderas es importante aprender cuándo levanta sus posteriores. Cuando el caballo ha puesto su posterior en el suelo ya no podemos influir en el lugar donde lo tiene que poner. Por eso, el momento adecuado en el que podemos actuar es cuándo lo levanta.
Al levantar el posterior interior nuestra cadera desciende y se desplaza ligeramente hacia la columna del caballo debido a que su dorso desciende y a que su barriga bascula hacia el exterior para poder entrar el posterior interior. Este es el momento adecuado para pedirle que desplace su posterior hacia el lateral en vez de sólo hacía delante.
Cesión a la pierna
Para entender bien la sencillez de una cesión a la pierna la podemos hacer primero sin caballo, caminando por la pista. Si entras por la línea central y empiezas a hacer una cesión a la derecha, primero pones más peso en tu pierna derecha para poder levantar la izquierda y cruzarla por delante de la derecha. Tu cuerpo y tu centro miran hacia delante, sin desviar el equilibrio hacia el lado que vas y lo único que se mueve lateralmente son las piernas.
Cuando montamos debemos hacer lo mismo, usar el centro sabiendo cuándo levanta la pierna que queremos que cruce. Si al contrario ponemos mucho enfoque en usar riendas y piernas, pero sin saber acompañar y hacerlo en ritmo a sus posteriores, se crea una cesión más forzada sin armonía de movimiento.
Ahora pruébalo con el caballo: entra al paso a mano izquierda sobre la línea central de la pista, girando desde tu centro para que el caballo entre en equilibrio. A continuación, si es la primera vez que vas a pedir una cesión al caballo, indícale con tu centro y tu asiento, deja que se quede ligeramente en una diagonal hacia la valla. Tu mirada y tu cuerpo deben mirar hacia delante solo usando un mínimo giro de tus hombros hacia dentro para que el caballo mire ligeramente hacia esta dirección desde la nuca. Realiza una media parada con tu cuerpo (crecer – centrar – conexión a tierra) y cuando cae tu cadera interior pides al caballo que mueva su posterior interior hacia fuera con tu isquion. Se trata de que en vez de acompañar hacía delante, deslizas tu isquion en la dirección donde quieres que vaya el caballo, mientras que el isquion exterior sigue acompañando hacía delante para seguir avanzando. Puedes imaginarte que debajo del omóplato derecho inflas un pequeño globo para que este hombro cree una abertura hacia el lado que te diriges. Si hace falta, para que el caballo entienda el cambio de ejercicio, al mismo tiempo que le pides con tu isquion interior que se mueva lateralmente, puedes hacer una media parada muy suave con la rienda exterior. Lo importante es que uses el ritmo del acompañamiento y que tengas la sensación de que eres tú el que estás caminando hacia el lado que quieres, de esta manera, será mucho más coherente, tanto para tu cuerpo como para el del caballo, y moverse lateralmente será fluido y fácil.
Poco a poco se trata de ir perfeccionando esta comunicación física y mental, para poder llevar la cesión sin tensión, al trote y al galope.
Espalda adentro
La espalda adentro la puedes pedir saliendo de una esquina aprovechando el giro que realizas desde el centro de tu cuerpo, dejando que la parte superior del mismo se quede girado para indicar al caballo que ha de mantener sus espaldas por dentro de la pista, mientras que tus caderas se quedan alineadas con sus caderas para indicar que han de seguir por la pista. Es tu centro y tus manos que controlan el tercio anterior del caballo, y tu centro y tus piernas el tercio posterior. La manos y piernas se quedan como ayudas secundarias y sólo entran a actuar si es necesario corregir alguna parte del cuerpo del caballo que se haya desviado. Debes repartir el peso por igual entre los isquiones y suavizar caderas y rodillas. Con ojos suaves mantén tu nariz alineada con tu ombligo, mirando entre las orejas del caballo, para evitar mirar demasiado hacia dentro o hacia la dirección que vas. La amplitud de visión de los ojos suaves y la dirección que envías desde tu centro, ayuda a mantener la dirección por la pista, aunque gires tu cabeza hacia dentro para mantener el equilibrio del caballo. Si pierdes el centrado y la rectitud en tu cuerpo dificultarás la tarea del caballo.
Al principio pide pocos trancos y daos tiempo para aprender a realizar el ejercicio, pon más la atención en sentir las respuestas del caballo y que él aprenda a escuchar tu centro de energía. Si tienes prisa y le pides mucho vas a perder su motivación.
Desarrollarás una equitación desde el sentir escuchándote a ti mismo y a las respuestas del caballo. Él siempre responde, dependerá de tus habilidades que responda lo que tu esperabas.