Muchas veces y, en especial, en la disciplina de doma clásica, se prioriza que el caballo trabaje de una manera muy concreta: con el cuello alto y la cabeza en la vertical o que extienda las manos en el trote. Estos movimientos, para que no vayan en detrimento de la morfología y la funcionalidad del caballo, tendrían que aplicarse de una forma determinada.
¿El caballo puede trabajar «redondo», con impulsión y extender las manos en el trote y, a su vez, ir cómodo y a favor de su naturaleza? ¡Por supuesto que sí!
En la siguiente imagen vemos un caballo al trote medio, al paso o relajado y al trote alargado desde dos perspectivas diferentes. En la columna izquierda, el caballo trabaja correctamente, sin dañar su cuerpo, de forma natural y, además, de acuerdo a lo estipulado en el reglamento de doma clásica. Por el contrario, en la columna derecha, vemos como el caballo ejecuta los mismos movimientos, pero trabaja con poca impulsión, con la cabeza por detrás de la vertical y sin conexión.
Momentos para reflexionar…
Imagen: Equit’holistic