Disfrutar de la experiencia se convierte en la parte más importante del proceso
Desde aquí, os quiero presentar un nuevo concepto que he ido desarrollando a lo largo de mis experiencias con caballos: la Etología Sensitiva.
La Etología Sensitiva es una manera de entender y tratar a los caballos a partir de los conocimientos existentes sobre su comportamiento, abriéndonos a un campo sensorial, que tanto ellos como nosotros poseemos.
A lo largo de las situaciones que he presenciado con caballos, me he dado cuenta de que esta manera de entenderles nos ofrece varias formas de relacionarnos con ellos:
- Podemos disfrutar observando cómo viven.
- Acercarnos a ellos y compartir momentos.
- Incluirlos de manera activa y práctica en nuestra vida, ofreciéndoles: un manejo adecuado, una educación o adiestramiento para poder convivir entre personas y una monta lo más agradable posible para ellos.
Todas estas opciones, tienen algo en común: la sensibilidad y la libertad de expresión, tanto por parte del caballo como por la nuestra, donde el disfrutar de la experiencia se convierte en la parte más importante del proceso.
Sensibilidad y libertad de expresión:
El caballo, por su condición de animal herbívoro, es un ser muy sensible: tiene los sentidos muy desarrollados (en especial el oído y el olfato). Nosotros, en cambio, estamos inmersos en un mundo civilizado, donde hemos permitido que nuestros sentidos se “adormezcan”. Aún así, es posible recuperarlos, volvernos más sensibles. De esta manera, podremos empezar a comunicarnos con ellos y entendernos mejor.
La libertad de expresión es fundamental. Uno de los requisitos para que un ser se sienta libre, es poder expresarse (que su cuerpo pueda expresar lo que está sintiendo). En la Etología Sensitiva, el caballo debe poder expresar sus emociones para que no se sienta frustrado. Asimismo, la persona que está tratando de comunicarse con él debe tener la posibilidad de ser consciente de lo que está sintiendo y expresarlo a través de su cuerpo y debe poder utilizar su cuerpo para comunicar lo que desee. Para ello, es importantísimo tener una conciencia corporal lo más desarrollada posible. Esto es básico en el proceso comunicativo, ya que la manera que tienen los caballos de expresarse es a través del lenguaje corporal, es su código de comunicación natural.
Así, la Etología Sensitiva se encarga de:
- Proporcionar los conocimientos suficientes para comprender a los caballos y sus necesidades.
- Que la relación persona-caballo sea equilibrada y agradable.
- Ofrecer herramientas a las personas para comunicarse con ellos y abrirse a una sensibilidad, normalmente “adormecida” debido a nuestro modus vivendi actual. Esta comunicación, como hemos dicho, abarca un abanico muy amplio de posibilidades, desde un primer contacto, que puede llegar a ser muy profundo, hasta el desarrollo de disciplinas ecuestres practicadas de manera consciente.
Por lo tanto, se trata de una Etología totalmente aplicada al ámbito ecuestre, con los beneficios de que el caballo y la persona implicada se sienten, se entienden mejor y, como consecuencia, disminuye el riesgo de accidentes. La ciencia de la Etología, definida como estudio comparado del comportamiento animal, aplicada a nuestra relación con el caballo, aporta técnicas de manejo, adiestramiento y monta más evolucionadas. Vale decir que, desde esta línea de trabajo, nunca tumbamos ni sentamos caballos al suelo, ni se utilizan embocaduras ni espuelas. El uso de la fusta es muy poco frecuente y sólo como extensión del brazo, casi nunca les recompensamos con comida para que estén con nosotros, a excepción de caballos que han sufrido experiencias muy negativas a los que, de manera puntual, se les ofrece comida para que aprendan a sentirse mejor en determinadas circunstancias.
Está claro que, desde el momento en el que nos responsabilizamos de un caballo doméstico, él está inmerso en un mundo humanizado que no ha escogido. Es nuestro deber proporcionarle el modo de vida que necesita y acostumbrarlo a vivir en este entorno, educarlo para las visitas veterinarias, enseñarle a dar sus manos y pies, a subir y bajar del remolque y, en definitiva, proporcionarle un manejo adecuado y agradable. Si no le preparamos para estas situaciones básicas, en el momento en que sean necesarias, es probable que el caballo sufra una experiencia desagradable. En el caso de caballos maltratados, el primer objetivo es que vuelvan a confiar en un ser humano.
Conseguir el bienestar del caballo y disfrutarlo a su lado, es un camino bonito y apasionante, en el que el aprendizaje de vida está garantizado.