Cómo conseguir una equitación y comunicación con el caballo suave y eficaz.
En los artículos anteriores he explicado el origen y los principios básicos de la Equitación Centrada, un método que de una manera didáctica explica a jinetes – de cualquier nivel y de cualquier disciplina o estilo de monta – cómo conseguir una equitación y comunicación con el caballo suave y eficaz. Todo se basa en aumentar la consciencia corporal y mental del jinete, tanto hacia sí mismo como hacía el caballo, para así poder guiar al caballo de la mejor manera, desde una perspectiva biomecánica y también desde una perspectiva etológica.
La Conexión a tierra
Como base de este método hablamos de cuatro principios básicos, expuestos en el artículo anterior: El Centrado, La Respiración, Los Cubos de Construcción y Los Ojos Suaves.
Cuando todos estos principios básicos empiezan a funcionar, podemos empezar a hablar de otro concepto. Este concepto se puede ver, tanto como el resultado del funcionamiento de los principios básicos, como un fundamento para que sigan funcionando. Se trata de la Conexión a Tierra, que Sally Swift aprendió del Tai Chi y de las artes marciales. La Conexión a Tierra nos ayuda a tener consciencia sobre el contacto con el caballo y con la tierra a través del asiento y de nuestros pies. A pesar de que cuando estemos montados encima del caballo nuestros pies no están en contacto con la tierra, podemos conectar a través del asiento y a través del caballo, jugando con la imagen de nuestros pies llegando a tierra. La Conexión a tierra nos da mayor equilibrio, flexibilidad, seguridad y estabilidad.
Hay personas que pueden ver este concepto como algo esotérico pero realmente se trata de un hecho real. Si montamos desde el centro de equilibrio y control de nuestro cuerpo (El Centrado), usamos bien la respiración (a través de un uso correcto del diafragma), relajamos la visión con los ojos suaves (con visión amplia eliminamos tensiones) y equilibramos bien las diferentes partes de nuestro cuerpo (piernas, pelvis, torso, hombros y cabeza), conseguimos montar más centrados y más conectados. Conectados con la tierra, con nosotros mismos y con el caballo. Como instructora de Equitación Centrada es importante que tenga en cuenta la manera que tiene cada individuo de aprender. Algunas personas entienden más este concepto, visto desde la filosofía de las artes marciales y hablando de energías. Otras personas se sienten más cómodas pensando en ello con palabras más concretas, como estabilidad y seguridad.
Para empezar a familiarizarse con la Conexión a tierra es mejor empezar con el jinete pie a tierra, sin caballo, haciendo un ejercicio que se llama «Los pies en la arena». Este ejercicio de estilo meditativo consiste en estar de pie, con las rodillas ligeramente dobladas, la pelvis en posición neutra, centrado y con los ojos suaves (o cerrados). Recuerda mantener una respiración tranquila. A continuación, nos imaginamos que estamos con los pies descalzos en la playa, en la arena mojada justamente donde las olas llegan a la orilla. Pensamos que nuestros pies van dejando una marca completa de la suela en la arena mojada. Desde los dedos al talón y de lado a lado del pie, dejando que la arena imaginaria llene también el hueco de la suela en el lado interior del pie. Hasta que podamos imaginarnos la sensación de la arena húmeda, si es fría, cálida, suave… Con esta imagen podemos tomar consciencia completa sobre la huella que dejamos, sentir más peso en el centro, las piernas y los pies y así sentirnos plenamente conectados a tierra, dándonos más estabilidad sin ponernos rígidos.
A caballo, la idea de la conexión a tierra la podemos practicar pensando que somos un árbol, donde nuestras piernas y pies representan las raíces que van buscando su camino hacía abajo, y el torso es el tronco con las ramas creciendo lentamente hacia el cielo. El crecimiento debe pasar por la columna y no por la parte delantera del cuerpo. No es cuestión de estirar hacia arriba, esto nos hace subir el esternón y sólo crea tensión y desconexión, sino simplemente permitir que la columna se haga más larga dejando espacio entre vertebra y vertebra creando ligereza y flexibilidad. La idea de las raíces a través de los pies ayuda a conseguir estabilidad, equilibrio y conexión.
Sin centrado, no hay equilibrio y conexión, sin respiración, no hay flujo, sin los cubos de construcción bien equilibrados, no puede haber movilidad natural y flexible, y sin ojos suaves, no podemos sentir bien cómo usamos nuestro cuerpo y cómo el caballo usa el suyo. Sin los principios básicos cuesta más encontrar la Conexión a tierra. La Conexión a tierra por su parte, ayuda a mantener los principios básicos y la dinámica creada nos lleva a la equitación centrada, suave y sensible.
La Intención Clara
Para cerrar los conceptos básicos de la Equitación Centrada no se puede olvidar hablar sobre La Intención Clara. También es un concepto sacado de las artes marciales y se trata de aprender a trabajar con una idea precisa y positiva con la imagen diáfana de lo que queremos. Es un ejercicio más bien mental y hoy en día muy relacionado con psicología deportiva el tener la idea clara de lo que aspiramos conseguir. Es un concepto muy simple, pero al mismo tiempo muy poderoso, ya que transmite seguridad al caballo.
La Intención Clara es una parte muy importante sobre todo en las disciplinas ecuestres, pero también en la equitación de ocio. Te ayuda a conseguir confianza en el sentido de que tienes claro lo que quieres conseguir, tratándose de un recorrido de salto, un programa de doma clásica o hacer que el caballo de paseo pase por un charco de agua.
Sin embargo, no se ha de confundir la intención clara con ser cabezón y conseguir algo «por mis narices». Estando centrados y en equilibrio, conectados a tierra y con la intención clara, no hace falta hacer fuerza física y no hace falta luchar con el caballo. Los caballos no fueron creados para ser montados ni han pedido ser montados, pero si montamos centrados, en equilibrio, conectados y con la Intención Clara creamos confianza, ligereza, motivación y seguridad. Lo contrario, montar con fuerza física y luchando con el caballo sólo crea desconfianza, inseguridad para el caballo y tensión, y las tensiones a la larga llevan a lesiones.
Una equitación centrada y con conexión
Como ya comenté en el primer artículo, hoy en día se pone mucho enfoque en lo que tiene que hacer el caballo, en cualquier estilo de monta o disciplina. El instructor se limita a decirle al jinete qué es lo que tiene que hacer, pero sin explicarle cómo puede conseguirlo. Un pequeño desvío hacia delante o atrás de la pelvis del jinete es suficiente para romper la conexión con el caballo y provocar rápidamente tensiones, tanto en el jinete como en el caballo. En vez de corregir esto se suele pedir más al caballo cuando realmente no es capaz de, por ejemplo, meter más los posteriores porque el jinete está bloqueando la pelvis del caballo con su cuerpo. Para compensar un uso incorrecto del cuerpo del jinete, se recurre a usar más las manos y piernas para conseguir lo que se espera del caballo, creando una equitación forzada y tensa. Si empezamos a mirar más qué hace el jinete y cómo puede ayudar más al caballo montando realmente consciente y en equilibrio, nos encontramos con menos tensión, menos lesiones y más motivación.
Con La Equitación Centrada podemos empezar a montar de verdad con el asiento, y las manos y las piernas pasan a ser lo que deberían ser; unas ayudas suaves en momentos dados.