Ensillar a un caballo por primera vez es un paso muy importante en el proceso de su doma. Si el caballo o la persona no están preparados puede convertirse en una situación complicada, y a partir de la cual pueden crearse muchos problemas.
Muy raramente ensillo a un caballo ya mayor, y con experiencia, estando atado y nunca ensillaría a un caballo por primera vez estando atado.
El caballo puede asustarse por diferentes motivos. Podría asustarse al ponerle la silla, al momento de cincharle, al pasar al otro lado, o por cualquier otra causa o circunstancia externa. Al asustarse, el caballo levanta la cabeza y mueve sus pies. El caballo intenta huir de la situación, la cabezada le aprieta detrás de las orejas y en el hocico y se sienta sobre sus posteriores con toda su fuerza para poder salirse de dónde está. Todos hemos presenciado alguna vez esta situación. Además, la silla puede deslizarse hacia un lado y terminar debajo de la barriga del caballo. Puede que la cuerda o la cabezada se rompan, o puede que no. Nada bueno sale de una situación de este tipo. Solo hace falta tener un poco de imaginación para saber qué tan desastroso puede terminar un episodio de este tipo.
A pesar de ello, la gente sigue atando a sus caballos a la hora de ensillarlos. La gente suele dar muchas explicaciones del por qué ata a sus caballos a la hora de ensillarlos. En realidad, creo que es debido a una falta de habilidad de la persona, como consecuencia de una falta de preparación. Muchas veces es por que el caballo no está quieto. Y en realidad eso sería aún mayor motivo para no atarlo a la hora de ensillarlo. Otras veces por que la persona no es capaz de sostener la rienda o la cuerda de la cabezada del caballo, a la vez que sostiene la silla, la manta o sudadero, y realizar la maniobra de ensillar al caballo. En este caso seria mejor buscarse un asistente que sujete al caballo, ya sea pie a tierra, o desde otro caballo. Mucha gente simplemente esta acostumbrada a que le preparen el caballo, y tenerlo listo para salir a la pista. Si algún día deben hacerlo no tienen mucha experiencia y pueden crear problemas.
Por lo general si el caballo no está quieto es fruto de inseguridad. Otro motivo puede ser que el caballo no presta suficiente atención a la persona y al proceso de ser ensillado. Se distrae con otros estímulos de su entorno que él considera más importantes. Ambas situaciones representaran un problema, no sólo a la hora de ensillar al caballo, sino también luego, a la hora de montar por primera vez. Otra posibilidad es que el caballo aprendiera a moverse por que sin darnos cuenta eso es lo que aprendió fruto de nuestras enseñanzas.
Así pues, a la hora de ensillar a un caballo por primera vez deberíamos haber hecho una preparación previa. El caballo debe saber estar quieto y atento, pero tranquilo. Si el caballo quiere moverse no intentaremos sujetarlo, sino redirigirlo de forma que busque pararse, sin tirar de él. Mucha gente ante esta situación lo que hacen es empezar a poner mucha más presión en sus cuartos traseros, sujetándolo del ronzal, para que el caballo empiece a desplazar los cuartos traseros hasta que quiera pararse. Esta forma puede resultar en algunos casos, pero en mi experiencia, su resultado no es tan positivo como parece. Algunos caballos aprenden a escapar y a empujar a la persona, dejándose caer sobre el hombro interior. Además, de hecho el caballo al empezar a dar vueltas alrededor de la persona puede percibir la situación como una oportunidad de aprender a empujar sobre el hombro y a desplazar a quien lo está manejando. Por el contrario, si me mantengo a la altura de su hombro, o incluso un poco por delante, y desplazo sus anteriores poniendo cierta presión sobre el ojo con la palma de la mano, por lo general el caballo baja la velocidad mucho antes, y aprende a desplazar su hombro apartándose de quien lo maneja. Además de esta forma es más fácil evitar tirar de la cabeza del caballo, y podemos mantenerle también mas recto. Esta forma nos permite además tener mayor control sobre el caballo en función de su punto de balance. Una vez tenemos al caballo quieto, primeramente, daremos unas palmadas sobre la zona en la que vamos a colocar la manta y la silla. Al dar las palmadas dejamos descansar la mano sobre el caballo por unos dos o tres segundos, asegurándonos que el caballo es consciente y acepta el contacto. A continuación, nos situamos a la altura del hombro del caballo. Pasamos el ronzal sobre nuestro brazo izquierdo. Sujetamos el pad o la manta con nuestra mano izquierda y la silla la apoyamos en nuestra cadera derecha a la vez que la sujetamos con la mano derecha. La silla la sujetamos desde el borrén trasero (cantle) y debe quedar mirando, no hacia nosotros, sino hacia afuera. Con la mano izquierda ponemos el pad o la manta sobre el caballo y damos también unas palmadas para asegurarnos de que acepta el contacto y se mantiene atento, pero quieto.
A continuación, sujetamos con la mano izquierda la parte delantera de la silla, y con la mano derecha la parte trasera. Balanceamos la silla en paralelo al cuerpo del caballo, una o dos veces, y aprovechando el balanceo la descansamos sobre el caballo. Nos aseguraremos de que el estribo derecho y la cincha quedan completamente en el lado opuesto del caballo al que estamos situados. No queremos que el estribo o la cincha queden debajo de la silla. Si nos es difícil descansar la silla justo en el centro en un primer movimiento podemos descansarla a medio camino, pero nos aseguraremos de que el estribo del lado opuesto y la cincha descansan completamente en es lado derecho, no debajo de la silla. Luego podemos acomodarla si es necesario. Deberíamos ahora pasar al otro lado.
Podemos desplazar los hombros del caballo, o nosotros nos pasamos al otro lado. Jamás pasar por debajo del cuello del caballo, bajo ningún concepto. Desatamos la cincha y nos regresamos de nuevo al lado izquierdo. Levantaremos la montura y levantaremos el pad o la manta para dejar un espacio entre el caballo y el pad. Sino es así el caballo al bajar o levantar el cuello puede sentirse aprisionado y ello provocar que se bote.
Recogeremos el extremo de la cincha con la mano izquierda, avisando al caballo, y manteniendo contacto sobre su hombro. Podemos también ayudarnos con el propio ronzal para atrapar la cincha y traerla a nuestro lado bajo la panza del caballo. Tendremos el látigo preparado para pasarlo por la hebilla de la cincha y apretar esta. Al apretar la cincha lo haremos en dos o tres tiempos. Primero lo suficiente para que se mantenga la montura en su sitio. Podemos mover unos pasos al caballo con cuidado y sujetando un poco la silla. Apretamos un poco más. A continuación, ajustamos la cincha trasera en caso de usarla. Si usamos un pecho petral lo ajustaremos después de ajustar la primera cincha, y antes de ajustar la cincha trasera.
A la hora de desensillar hacemos el mismo proceso a la inversa. Es importante al desensillar que el caballo se mantenga quieto. Nos colocaremos también pegados al hombro del caballo. Si el caballo quisiera moverse nos vamos con él apoyándonos sobre su hombro, y cubriendo un poco su visión. Si estamos en ese momento sacando la silla, suspendemos el proceso y nos quedamos pegados al caballo hasta que se pare. Una vez parado proseguimos y acabamos de sacar la silla.
No saltarse los pasos de preparación, y entender que el control sobre los pies del caballo no pasa por simplemente querer sujetarle puede ahorrarnos muchos problemas, y más de un susto o accidente, con las repercusiones que ello conlleva en todo el proceso de doma.
Ensillar y desensillar correctamente a un caballo por primera vez puede enseñarnos mucho sobre qué tan bien entendemos la preparación y cómo el caballo necesita comprender cada paso antes de aceptar completamente un proceso nuevo.