«Aunque los propietarios necesitan tomar todas las precauciones necesarias para protegerse legalmente al comprar un caballos, los vendedores también tienen que tomar todas las medidas necesarias para proteger a los caballos que venden, a los compradores con los que tratan y su propia reputación».
Todos hemos escuchado alguna historias de «horror» como … – «Laura va a comprarse un caballo nuevo, cuando va por primera vez a verlo, éste es manso y tranquilo, en principio todo lo que ella busca. Una vez lo adquiere y se lo lleva a su casa, parece otro caballo totalmente diferente al que conoció.
La mansedumbre y tranquilidad que había visto Laura en el caballo que se acababa de quedar había desaparecido. En su lugar, se encontraba un animal nervioso e intranquilo, difícil de montar, y en lugar de 10 años, resultaba tener por lo menos 18 años y requería de cuidados para controlar su avanzada artritis.
Ves con cuidado comprador
Nunca esta frase había sido tan cierta como cuando compras un caballo. Cuando buscamos un nuevo compañero, depende de nosotros llevar a cabo exámenes de pre-compra veterinaria del caballo, hacer preguntas sobre su doma, y explicar apropiadamente nuestras habilidades de monta, tomando cualquier medida posible para garantizar que lo que vamos a llevar a casa, un ser vivo, es lo que pensamos y se ajusta a nosotros.
Los compradores de caballos están bajo la obligación de ser honestos sobre su experiencia, sus habilidades en equitación y el nivel de cuidados que van a dar al animal. Están obligados a admitir que tienen que elegir un caballo apropiado para ellos, en sus habilidades y su temperamento.
PERO (y este es un Graaan “pero”…)
Pero tampoco deberemos subestimar la importancia de las obligaciones de un vendedor de caballos. Aunque los compradores necesitan tomar todas las medidas para protegerse, los vendedores (independientemente de que sean vendedores privados, entrenadores profesionales o tratatantes), deben tomar también todas las medidas necesarias para proteger a los caballos que venden y están bajo su cuidado, así como a los compradores con quienes van a tratar.
Los vendedores de caballos tienen la obligación de ser honestos sobre el comportamiento, nivel de entrenamiento, estado de salud y edad de los caballos que venden. Eludir esta responsabilidad es estafar al comprador potencial.
Dicho esto, no pretendemos faltar a alguien que honestamente vende un caballo de cierta calidad pero que no está seguro de su edad exacta. O a alguien que tiene varios caballos y, como resultado, viendo a menudo al veterinario se olvida de un caballo en particular al que necesitó realizar una radiografía de su mano izquierda. O un tratante que simplemente va moviendo en el mercado un cierto número de caballos y no está familiarizado con sus historias.
Estar delante de un comprador, hablando de un caballo que “está alrededor de los 12 años de edad”, precisa de hacer un chequeo doble de los registros veterinarios, y admitir abiertamente que no se conoce muy bien el histórico del caballo o reconocer que hay información desconocida como parte del proceso responsable de venta.
Errores inocentes pueden suceder y a veces olvidamos cosas o simplemente no las sabemos inicialmente. Igualmente, todo el mundo monta de forma diferente y los caballos cambiarán según la energía o nivel de desempeño de un jinete a otro. Problemas como estos generalmente no son culpa de nadie y son parte del proceso adaptativo a un nuevo caballo y de encontrar uno que se adapte a ti.
Sin embargo, hay vendedores deshonestos y por lo tanto peligrosos que sabiendo que no tienen mucha idea del caballo, su estado, su comportamiento, lo venden sin reconocer este desconocimiento, atribuyéndoles las cualidades del mejor caballo del mundo. Vaya, ¡mintiendo a propósito!
Porque los vendedores no son sólo grandes leyendas del mundo ecuestre. Desafortunadamente, no, son gente real que vive cerca de nosotros. Y, como hemos aprendido durante largo tiempo en la comunidad ecuestre, cuando el río suena es que agua lleva. Y puede pasar en cualquier lugar, con cualquier persona.
El objetivo de este artículo no es hacer un ranking sobre cómo asumen la responsabilidad los vendedores por encima de los compradores. En su lugar, pretendemos indicar la importancia de que tanto compradores como vendedores tienen una serie de obligaciones en relación a sus responsabilidades como hacia los caballos. Pretendemos recordar a todo el mundo que es obligación de todos tener cuidado de estos animales.
No hay mucho que hacer una vez que ya hemos pagado el precio de venta y se ha hecho el cambio de nombre, pero podemos exigir responsabilidades a los vendedores. La comunidad ecuestre, al fin y al cabo es una comunidad pequeña, especialmente en nuestras comunidades locales.
Para ser claros, tampoco estamos proponiendo una purga popular.
No hay que ser binarios en nuestro pensamiento y no darnos cuenta de los errores que podemos cometer, y las personas somos falibles. Pero todos sabemos la diferencia entre un error y una venta fraudulenta. Tenemos la habilidad de advertir a otros en no elegir continuar regalando el dinero a ciertos vendedores, y hacerlos conocedores de los errores cometidos, o de los engaños perpetrados.
Dicho esto, aún necesitamos ser cautelosos como compradores. La gente será deshonesta y hará lo que ellos crean que necesitan hacer para sacarle un beneficio a un caballo. Sin embargo, la presión social puede hacer cambiar esto.
Y, con suerte, el karma se hará cargo del resto.
Fuente: HorseNation