Al montar a caballo, debemos tener muy en cuenta la posición de la cabeza y el cuello del animal, ya que afectará directamente sobre el resto del cuerpo y, en consecuencia, sus aires, harmonía, equilibrio, etc.
En la vertical:
Estar en la vertical significa que tiene un contacto calmado y suave con el jinete y sus manos. No se refiere solamente a la posición de la cabeza y el cuello, sino que hablamos de todo el cuerpo en su conjunto.
El cuello de un caballo montado correctamente se muestra con una musculatura suave y homogénea de todo el cuello. La parte inferior del cuello se muestra suave y con una forma cóncava.
Por delante de la vertical:
En este caso, la cabeza está alta y el cuello, rígido, resultando en un dorso hundido, con más peso en la parte delantera y acortando los pasos, sobre todo de los pies.
La musculatura de la parte inferior del cuello estará rígida y pronunciada hacia delante.
Por detrás de la vertical:
Por desgracia, solemos ver muchos caballos montados de esta forma y no es algo incorrecto solo en doma clásica, sino en cualquier disciplina. De esta forma, las vértebras del cuello se comprimen y las zancadas se vuelven irregulares, haciendo que el caballo deba acortar los pasos con los pies y ampliando los pasos con las manos.
Las consecuencias de esta práctica para la musculatura del cuello son nefastas: la parte superior se ve abultada y los músculos, desarrollados en exceso. Además, las glándulas parótidas (marcadas en amarillo, son claves para una correcta salivación) se agrandan y sobresalen.
Fuente: Dressage Hub / Michelle Guillot 2015