Desde las películas western todos reconocemos el ¡Yeeeha! y ¡Whoa! como acelerador y freno para el caballo. Pero ¿funcionan de verdad o son una ilusión para fomentar el romanticismo de la vida vaquera? Si lo probamos con nuestros caballos, gritándoles Yeeha y Whoa en la cara seguramente obtendremos reacciones varias, desde miradas desconcertadas hasta desinterés o miedo, pero dudo que obtengamos la reacción esperada. Existen otros tipos de animales que son controlados sobre todo con la voz, como por ejemplo los perros. En espectáculos ecuestres podemos ver caballos que trabajan en libertad y reciben las órdenes únicamente a través de la voz. Además mucha gente jura que su caballo les entiende cada palabra. Entonces, ¿los caballos pueden entender lo que decimos? y ¿por qué el nuestro no nos hace caso? ¿Se habrá criado en el extranjero con otro idioma, o es debido a falta voluntad por su parte? En este artículo voy a explicar los principios de cómo funcionan las ayudas en general, cómo podemos usar la voz y las palabras para mejorar nuestra comunicación con el caballo y aplicarlas más eficazmente en la educación y en su entrenamiento.
Las ayudas según la equitación clásica:
Se determinan como «ayudas» todos los medios a través de los cuales nos comunicamos con el caballo. En la equitación clásica las ayudas se distinguen entre ayudas naturales que vienen directamente por parte del jinete y las ayudas artificiales que se aplican a través de una herramienta.
Ayudas naturales:
- las manos
- el asiento y peso del jinete montado
- las piernas del jinete montado
- los comandos de voz
Ayudas artificiales:
- la fusta
- la tralla
- las espuelas
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Para qué sirve la ayuda de la voz:
Cualquier ayuda sirve para comunicarle al caballo nuestras intenciones. Cuanto más claras y coherente sean esas ayudas, más fácil será para el caballo entendernos. Las ayudas más importantes son, sin duda, nuestro lenguaje corporal en el trabajo desde el suelo, y las riendas en el trabajo montado (independientemente si montamos con filete o bitless). Pero a la hora de avanzar en su educación y a medida que aumentemos la cantidad de ejercicios aprendidos, la voz ayuda, sobre todo, a distinguir los diferentes ejercicios ya que con las riendas por ejemplo, solo podemos tirar de ellas en 6 direcciones. Además el tono de la voz es una buena manera de mostrar al caballo nuestro grado de satisfacción, siendo agradable, riñendo, calmando o animando, lo que ayuda al caballo a entender si lo está haciendo bien o mal, si debe ser más enérgico o menos. Y por último, la voz permite dar un toque de atención al caballo para que esté pendiente de nuestra siguiente petición y de esa modo le da tiempo a prepararse. Así la ayuda de la voz aplicada con conciencia nos puede ser de gran utilidad a la hora de educar, domar y entrenar a nuestro caballo.
Con la voz le podemos pedir al caballo que nos de los cascos, indicarle el momento de batida para el salto o practicar maniobras en su vida diaria. Dar cuerda a los tres aires, usar las riendas largas … Infinidad de situaciones en las cuales la voz nos facilita el manejo del caballo ¡y al caballo le ayuda a entender nuestras intenciones!
Condicionamiento: la instalación de las ayudas
Cualquier ayuda se tiene que instalar previamente en el caballo, antes de poder usarla con ligereza y antes de poder esperar una respuesta fiable y constante del caballo. ¿Qué quiere decir «instalar» exactamente? Quiere decir que el caballo no nace enseñado o domado por lo tanto cualquier ayuda que queramos utilizar con él tendremos que enseñarla previamente para que él la pueda relacionar con la acción deseada. Este proceso se llama condicionamiento. Una vez instaladas esas señales se deben utilizar de manera constante y coherente para que funcionen correctamente.
Procedimiento recomendado para instalar una ayuda de voz:
1) Saber pedir al caballo la acción deseada a través de otra ayuda (lenguaje corporal, contacto en ramal/rienda, ayuda artificial)
2) Aplicar la señal de voz justo después de que el caballo ya ha iniciado la acción deseada
3) Aplicar la señal de voz justo en el momento en el que el caballo está iniciando la acción deseada
4) Aplicar la señal de voz al mismo tiempo con la otra ayuda para pedir que el caballo inicié la acción deseada
5) Aplicar la señal de voz antes de la otra ayuda para pedir que el caballo inicié la acción deseada
6) Aplicar únicamente la señal de voz para pedir que el caballo inicié la acción deseada (si aún no lo hace, añadir la otra ayuda después)
7) Resultado: el caballo inicia la acción deseada con la voz sola
Cuando los caballos saben hacer trucos sin restricción física muchas veces reaccionen más a nuestro lenguaje corporal y a la situación en sí que únicamente a un comando de voz. De todas maneras considero que los trucos son solamente la punta del iceberg del múltiple uso de la voz. Podemos mejorar muchísimo la comunicación con nuestro caballo en el día día si usamos la voz de manera consciente.
Ejemplo de sonidos/palabras y acciones relacionadas en manejo básico y equitación en los tres aires:
Vale la pena tomarse el tiempo necesario y concretar qué sonido o palabra queremos que nuestro caballo relacione a ciertas acciones. Podemos usar sonidos de manera genérica, que sirven para varias acciones y palabras para acciones concretas.
- Sonido «beso»/»muaks»: atención, prepárate
- Sonido «silbato»: atención, mírame
- Sonido «castañeta»: ponte en marcha, haz el movimiento (cualquiera) más rápido, acelera. Con caballos de nivel avanzado se puede usar el ritmo del sonido para indicar la cadencia de las batidas por ejemplo en piafé o pasaje
- Sonido «Brrr»/»Whoa»: frena, haz el movimiento más lento
- Sonido «Ep»/»No»/»Shht»: indica que está iniciando o ha hecho una acción no deseada
- Sonido «Bieeen»/»Suuuper»/»Muuuy bieeen»: indica que está iniciando o ha hecho una acción deseada
- «Halt»/»Stop»: parada
- «Quieto»: quédate inmóvil
- «Paso»: paso, ponerse en marcha/transición ascendente de parada o pasos atrás, transición descendente al paso de otro aire
- «Trote»: trote, transición descendente o ascendente al trote desde otro aire o parada
- «Galope»: galope, transición ascendente al galope desde otro aire o parada
- «Atrás»/»Shhht»: pasos atrás
- «Casco»: levantar el casco (para limpiar o herrar)
- «Pasa»: dejar pasar el caballo por un portal, puerta o paso estrecho
- «Sube»: para subir al remolque
*Los trucos y ejercicios avanzados como paso español, reverencia, tumbarse, piaffe y pasaje también deben ir relacionado con un sonido o una palabra. Cuántos más ejercicios diferentes conoce el caballo, más ayuda la voz de distinguir entre ellos.
Esta lista es apenas una propuesta para coger ideas y se puede ampliar según necesidad y avances del caballo. Para el caballo no importa si las palabras se usan según su significado o no, podrías crear un lenguaje secreto entre tú y tu caballo, pero a las personas seguir el significado les facilita enormemente el uso adecuado. Es importante el proceso de relacionar la palabra con la acción deseada y posteriormente hacer de ella un uso coherente.
El clicker:
El clicker también trabaja sobre el sonido y la estimulación auditiva. Una vez instalado el clicker, relacionando el sonido con premios en forma de comida (también se habla de ‘cargar’ el clicker) se puede usar el sonido como refuerzo positivo al aprender nuevas lecciones. Pero el sonido sin preparación previa no le dice nada al caballo, más bien le podría asustar.
Usar la voz – ¿está mal visto entre los jinetes?
Si actualmente nos fijamos en las pistas de los centros ecuestres, veremos pocos jinetes utilizando la ayuda de la voz mientras montan al caballo y en ocasiones incluso, parece que esté mal visto hacerlo. Hay que tener en cuenta que dicen los reglamentos de las diferentes disciplinas respecto a la voz. El reglamento de doma clásica por ejemplo, no permite el uso de la voz en la competición, en cambio en el de salto o horseball si está permitida. Así pues, puede ser que según objetivo anhelado, algunos jinetes tienen que prescindir de la ayuda de la voz a la hora de entrenar a sus caballos a un nivel más avanzado, aunque eso no quita que la voz es una ayuda muy útil a la hora de manejar, educar y entrenar al caballo. En cualquier caso, no hay que confundir el objetivo con el punto de partida. Con el caballo de doma también se puede aprovechar la ayuda de la voz, por ejemplo para indicarle el aire al darle cuerda o para indicarle el momento adecuado al practicar las primeras veces el cambio de pie en galope. No es hasta el final del proceso de entrenamiento que ya habrá aprendido a ejecutar todos los ejercicios de la reprise sin el refuerzo de la voz. Así, en algunos casos el objetivo es prescindir del estimulo de la voz, mientras que en otros, el objetivo es que el caballo haga el ejercicio solo con la voz, como por ejemplo en la doma en libertad.
Ahora sabemos que los caballos no pueden entender el significado de lo que decimos pero sí que pueden relacionar sonidos o palabras con ciertos movimientos, ejercicios o situaciones. A base de un uso constante y coherente el caballo asocia la voz con la acción y al final hasta incluso puede llegar a hacer la acción a petición de la voz sola. Para ello, primero hay que elegir las palabras concretas, instalarlas al decirlas acompañando la acción deseada y poco a poco usar menos las otras ayudas y poner más énfasis en la voz. Aún así, el objetivo de guiar al caballo solamente con la voz, como se hace con los perros, es un reto difícil, ya que se orientan más en la situación, en lenguaje corporal y contacto en la cuerda/riendas. Aunque los caballos se orientan mucho en la situación misma y sobre todo en nuestro lenguaje, la voz es una ayuda excelente para transmitir nuestra intención al caballo. Es fácil de usar, muy útil a la hora de manejarlo desde el suelo y en la monta. Solamente se precisa de un uso consciente.
Ricard y su caballo Rocky en una demostración del Día a Cavall 2018 en en el centro Les Oliveres en Vilacolum, que me ha inspirado en el tema para este artículo. Ricard explica que Rocky sabe más de 50 palabras por ejemplo al decir ‘guapo’ cede en la nuca y lleva la barbilla más hacía el pecho, una manera divertida y ligera de pedir la ‘puesta en mano’.