La equitación centrada se basa en ayudar al jinete a aumentar su propia consciencia corporal y mental para que pueda acompañar mejor al caballo. Es una forma de guiar al caballo con más sensibilidad y sin tensión.
En el artículo anterior hice una introducción a la Equitación Centrada, creado por Sally Swift, sobre la importancia que ha tenido ayudar a jinetes de diferentes estilos de monta de todo el mundo, de encontrar una equitación más consciente, sostenible y saludable. La clave está en ayudar al jinete a aumentar su propia consciencia corporal y mental para que pueda acompañar mejor al caballo. Sólo así podrá guiarlo con más sensibilidad, sin tensión y sin forzar.
La Equitación Centrada respeta a cada individuo y su manera de aprender. Como instructora he de asegurarme que cada jinete entienda cómo hacer un buen uso de sí mismo y no solo dedicarme a decir qué tienen de hacer. Darles herramientas que les facilite el aprendizaje. Sally Swift usaba un lenguaje metafórico muy creativo con el fin de que sus alumnos pudieran conectar su mente con su cuerpo. Por eso en la Equitación Centrada usamos muchas imágenes mentales para dar vida a lo que queremos transmitir. En este artículo, veremos cómo las imágenes nos pueden ayudar a familiarizarnos con los principios básicos de este método.
Para conseguir una mayor consciencia corporal y un mejor equilibrio, se empieza por aprender las técnicas básicas de la Equitación Centrada. No hay un orden específico sino que están todos entrelazados. Estos principios funcionan como la base de la enseñanza y del aprendizaje y se desarrollan a medida que vamos mejorando nuestra consciencia mental y corporal.
Los principios básicos de la Equitación Centrada
El Centrado – Estar centrado significa montar desde el centro de control y de equilibrio del cuerpo. Cuando se domina, se crea un asiento estable y seguro que nos ayuda a encontrar el equilibrio. El centro está localizado entre el abdomen y las lumbares y al encontrarlo, conseguimos la fuerza tranquila y el enfoque claro que son características en las artes marciales orientales, en las cuales Sally Swift se inspiraba mucho. En esta zona, grandes músculos conectan con la columna vertebral, otros hacia la pelvis y hacia abajo con los muslos.
Sally solía usar la imagen de una pelota para dar consciencia al jinete de quedarse centrado. Por ejemplo, si veía que un alumno subía el centro de gravedad al pecho, cuya consecuencia era perder el equilibrio, bastaba con decir “deja caer la pelota a tu centro” para ayudarlo a re-centrarse. Si montamos con el centro arriba en el pecho perdemos estabilidad y tendemos a quedarnos detrás del movimiento del caballo.
La Respiración – Cuando somos niños respiramos con naturalidad. Si miramos a un niño que duerme podemos observar cómo su estómago sube y al exhalar baja. Con los años, las responsabilidades y el estrés, entre otras causas, hacen que nos olvidemos de respirar bien. Tenemos la tendencia a respirar usando sólo el pecho, algo que nos provoca tener el punto de equilibrio hacia delante y hacia arriba. Una correcta respiración debe incluir un buen uso del diafragma. Al inhalar, el diafragma debe bajar hacia la zona del estómago para dejar espacio a los pulmones, ya que de lo contrario tenemos el espacio delimitado por las costillas.
Llevado a la equitación, una respiración incorrecta crea mucha tensión y nos impide encontrar el equilibrio puro. Incluso hay personas que prácticamente dejan de respirar al pedir algo al caballo, lo que les crea mucha tensión, ya que por su naturaleza es un animal asustadizo y con un fuerte instintos de huida.
Al saber respirar bien consigues reducir tensión y cansancio, bajas tu centro de gravedad y activas tus músculos interiores a nivel más profundo. Cuando tienes una parte de tu cuerpo en tensión, intenta imaginar que llevas la respiración hacia esa zona y notarás como se relaja. Una respiración correcta te da una mejor postura, con más relajación y más energía, ayuda a relajar al caballo y a que sea más responsivo.
Los Ojos Suaves – Saber usar este principio básico te da un campo de visión más amplio y una consciencia corporal mayor, no sólo de tu cuerpo sino también del caballo. Puede parecer mentira, pero la manera en que usas tus ojos al montar influye mucho en tu postura y con ello en el caballo. Con ojos suaves, eliminas tensiones y se crean movimientos ligeros, libres y con más impulsión. Lo contrario serian los Ojos Duros, que es la vista enfocada y concentrada, una manera de mirar que crea más tensiones, tanto en el jinete como en el caballo.
Una alumna mía, una amazona compitiendo en doma clásica, me hizo este comentario sobre los ojos suaves:
“Algo que me sorprendió mucho al empezar con la Equitación Centrada fue que aprendí a sentir más al caballo, a mirar hacia adelante con una mirada más amplia y no fijar la vista en el caballo o en el suelo, como solemos hacer. A partir de ahí mi mirada y mi sensación mejoraron muchísimo”
Puedes probar la diferencia entre los ojos suaves y los ojos duros mirando primero un objeto a unos metros de distancia. Primero lo miras fijamente observando todo su detalle. Nota cómo reacciona tu cuerpo. Luego, sigue mirando el mismo objeto pero suavizando la mirada, dejando que se amplíe tu campo de visión. Nota qué pasa en tu cuerpo al pasar de la mirada concentrada, los ojos duros, a los ojos suaves.
Los Cubos de construcción – Saber equilibrar bien las partes de tu cuerpo te da un asiento vertical y un equilibrio verdadero, estable y sin tensiones. Te permiten centrarte, usar bien el diafragma y usar las ayudas de los brazos y las piernas de una manera suave y agradable para el caballo. Así consigues libertad de movimiento para acompañar al caballo sin molestarle.
Para aprender los principios básicos es importante estar dispuesto a trabajar contigo mismo y, durante un tiempo, aceptar que necesitarás tiempo y paciencia para cambiar tus propios hábitos de postura y movimiento. Durante este proceso probablemente te darás cuenta de que haces muchas cosas, tanto sin caballo como montando, de las cuales ni eras consciente. La remuneración de tu trabajo viene cuando notas que cada vez vas más unido a tu caballo, que las cosas cada vez cuestan menos. Al mismo tiempo notarás las respuestas del caballo y sabrás adaptarte según lo que te transmite.