El Arte Ecuestre, es la identificación perfecta entre el jinete y su caballo. Es la armonía, que permite al caballo trabajar, sin ninguna contracción en sus articulaciones o en sus músculos, que le permite efectuar todos los movimientos con un placer físico, mental y con flexibilidad y ritmo.
Nuno Oliveira nació en Lisboa el 23 de junio de 1925. Fue reconocido y aclamado en todo el mundo como uno de los últimos grandes maestros de la equitación clásica. Se decía que pertenecía a una edad de oro de la equitación académica y artística formada por De La Gueriniere y Francois Baucher, al que Nuno tenía gran admiración. También admiraba a “Schurhebis” diciendo que probablemente fuera el mejor. Nuno Oliveira no sólo fue un gran instructor, jinete y entrenador, también fue una persona extraordinaria, fue condecorado en varias ocasiones por el Gobierno portugués. Era reconocido a nivel mundial. Con gran talento, fue hombre muy disciplinado con un amor exagerado por los caballos, junto con una gran capacidad de comprensión y visión, con gran potencial convirtiéndose en una excepción. Reiner Klimke dijo de Nuno Oliveira: – «Es una gran figura de la equitación de este siglo y un gran maestro». Nuno murió en Australia el 2 de febrero de 1989.
«En la vida, cuando dos seres vivos dan lo mejor de sí mismos para realizarse, sucede algo maravilloso»
Fue alumno de Joaquín Gonzáles de Miranda, maestro de la familia real portuguesa y un gran amante de la música clásica, a menudo escuchaba a Verdi mientras montaba.
Decía: «Es raro ver un jinete que esté realmente apasionado por el caballo y su doma, teniendo un interés profundo por la doma clásica con abnegación y haciendo de este extraordinario y sutil trabajo una de las motivaciones fundamentales de su vida». Así era Nuno Oliveira.
Nunca cambió su rutina de trabajo, comenzaba a primerísima hora de la mañana trabajando con los caballos jóvenes. Daba también lecciones a los estudiantes, indicándoles que debían tener un control interno y externo de ellos mismos y una gran concentración. Al concluir un día agotador de trabajo aún tenía tiempo para hablar y discutir sobre su trabajo tomando una copa y fumando un cigarrillo que tanto le gustaba.
A caballo aparecía con una silueta inconfundible, aleccionaba que a caballo había que tener una parte superior estirada y un asiento formando un solo bloque con el caballo. Su cabeza aparece ligeramente inclinada como si intentara meterse en la cabeza del caballo, aunque aconsejaba a sus alumnos que no hicieran lo mismo.
Su doma es recordada como muy ligera y sus caballos sensibles, obedientes y felices. En su libro “Reflexiones sobre el arte ecuestre” de la Editorial Noticias 1993, decía: «No puedo controlar mi ira cuando escuchó que el caballo debe ser permanentemente presionado contra el bocado». Para el Maestro, el concepto de práctica y enseñanza debe basarse en la equitación clásica, la ligereza, la libertad, la belleza y la armonía.
Le gustaba hablar sobre su vida y sus caballos, de sus triunfos y fracasos. Algo importante para él era ayudar a la gente, considerando su deber enseñar a la gente a montar bien a caballo. Sus caballos eran hermosos, equilibrados y ligeros. Su método reconocido en Europa, encaminado a obtener el objetivo de hacer al caballo atlético y redondo, para que nos lleve con facilidad y confortablemente. Dejaba a los caballos descontraer recompensándolos con elogios y recompensas.
Del caballo “Pura Raza Lusitano” dijo que «tiene el temperamento más amable del mundo y es el más equilibrado, dulce y servicial».
Sobre los jueces se asombraba que hubiera jueces puntuando a nivel de Gran Premio, si nunca han participado a ese nivel.
Decía que su hijo Joan Oliveira, era un buen heredero de su técnicas, que sabe más que nadie, que también su hija y sus estudiantes, que hay mucha gente que conoce sus métodos, y que ahí están sus libros en los que se podrá encontrar todo lo que él puede enseñar.
Estas son algunas de las frases que nos dejó el gran maestro:
- «Cuando interviene la fuerza, el movimiento puede ser espectacular, pero se pierde la armonía del conjunto»
- «A lomos de su caballo, el jinete se mantiene apacible para que el binomio se parezca a un centauro»
- Mientras más se castiga a un caballo, más se apaga su fuego. Comenzar a piafar, con sólo la acción de las piernas y un día, si se toca al caballo con las espuelas, verá que parece que le han brotado alas.
- «El fin de la doma, es erradicar en el caballo, la rigidez en las articulaciones, desarrollar en ellas la flexibilidad, la tranquilidad en el movimiento con una actitud bien equilibrada»
- El dorso ideal no es ni muy corto ni muy largo. Un caballo puede ser largo, sin tener un dorso largo. Es deseable una grupa larga, que una corta y estrecha.
- «La mayor dificultad para un jinete radica en apreciar la medida justa de relajación y de energía que necesita emplear»
- El asiento del jinete forma una sola pieza con el caballo, con su dorso superior estirado pero flexible, sus piernas bajas, sin estar apretadas pero suavemente adheridas al caballo.
- Nunca tirar de la boca del caballo.
- «Es un error montar a un potro por primera vez con filete, aunque esté acostumbrado a él, tendrá bloqueada la boca y se tensara su nuca y cuello, además el filete no le parará si se asusta, se asustara más y puede que se desboque»
- Las primeras montas con cabezada de cuadra.
- «Siempre el ombligo a la mano y nunca la mano al ombligo»
- Buena mano. La boca del caballo es sensible, tirar o elevar continuamente con las riendas, es inútil, solo sirve para fatigar los brazos del jinete y que el caballo tenga miedo, e insensibilizar su boca, endurecerla, hasta casi hacer imposible la parada.
- Un caballo, nunca tendrá miedo de un jinete, que tenga tacto y sensibilidad, porque nunca le llevará por encima de sus posibilidades. Sabiendo cuándo parar, cuándo premiar y cuándo pedir más esfuerzo.
- Si no puede quedarse unido, excepto por la fuerza y tracción sobre las riendas, estará sin alegría, sin ligereza y sin flexibilidad.
- La memoria del caballo es asombrosa. «Contentarse con poco y premiar frecuentemente» Dejar al caballo con ganas y con una buena impresión, para la próxima lección.
- El caballo recordará cuando ha sido castigado forzándole a ejecutar un ejercicio, y siempre que se le pida se pondrá en tensión y se rebelará ante la expectativa del castigo.
- Miedo. Profundo instinto atávico permanece muy presente en el caballo, pues como todos los herbívoros han mantenido esta base del miedo, para responder con la huida al menor síntoma de peligro o situación desconocida.
- Cuando a un caballo miedoso, le trastorna cierto objeto, tal como un vehículo, charco, etc., y se le obliga a pasar cerca de dicho objeto con violencia, su miedo nunca desaparecerá. Cada vez que tenga que pasar por el objeto o el lugar, recordará el castigo violento y nuevamente se trastornará. Hay que darle confianza y presentárselo suavemente tal como si no le tuviera miedo.
- La voz, los premios y las caricias, permanecerán grabadas en su mente y sabiendo cómo usar estas preciosas ayudas en las lecciones de doma, es como se aprecia un buen jinete.
- «Adiestrar a un caballo no es sólo ganar su sumisión, como se dice a menudo. Significa también asegurarse de que el caballo disfrute de lo que se le pide»
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