El instinto de supervivencia en los caballos es muy fuerte y está directamente relacionado con sus miedos. El miedo a lo desconocido, a situaciones imprevistas o lugares nuevos, es una respuesta natural en el caballo. Mucha gente ve el miedo en su caballo como algo muy negativo. Sin embargo, creo que hay que tener en cuenta que hay diferentes niveles de miedo, y por lo tanto no pueden evaluarse de la misma forma. Cuando un caballo entra en pánico, su instinto de supervivencia más profundo toma el control de la situación, y prácticamente no se planteará ninguna otra opción u otro tipo de reacción más pensada.
En muchas otras ocasiones el caballo simplemente está alerta, un tanto incómodo, ansioso, pero todavía está considerando varias opciones antes de huir o escapar. Es ahí donde muchos jinetes malinterpretan la situación, y el comportamiento del caballo. El jinete anticipa la situación de miedo, se pone más nervioso, y espera lo peor. Ello asusta más al caballo y puede provocar la reacción no deseada. No olvidemos que por naturaleza los caballos también desconfían de las personas. Si la situación se repite un par de veces, muy pronto el caballo, cada vez que algo le pone en alerta comprueba cómo está el jinete. Si éste no sabe darle confianza y seguridad, ello confirma que la situación es peligrosa.
Con demasiada frecuencia, cuando el caballo está en una primera fase de alerta, un tanto inquieto o nervioso, el jinete adopta una actitud pasiva y expectante, o intenta evitar la situación. El jinete intenta crear una zona de confort en la que conviven él y su caballo. Pero poco a poco esa zona de confort se va reduciendo más y más. El jinete pospone enfrentar la situación, y muchas veces simplemente espera o reza para que no suceda, y todo sea distinto, pero nada más lejos de la realidad, ello sólo confirma al caballo sus miedos y acaba empeorando la situación.
La respuesta a un mismo estímulo puede ser distinta según el caballo. Sin embargo, en la naturaleza todos reaccionan de una forma similar, según su temperamento. Los caballos reaccionan de forma más exagerada cuando hay un humano implicado en la situación. Sobre todo cuando alguien lo está montando. Si queremos que el caballo sea valiente ante situaciones nuevas debemos proporcionarle confianza para que pueda confiar en nosotros. Nuestra meta es conseguir que el caballo pueda estar alerta ante una nueva situación, pero que antes de reaccionar busque en nosotros de qué forma puede hacerlo, y sentir al mismo tiempo que su instinto de conservación permanece intacto. Para conseguirlo debemos ser jinetes activos, intentar ir por delante de la situación, y de las decisiones del caballo, pero a la vez entendiendo su punto de vista para que no se sienta forzado.
Si detectamos que el caballo empieza a preocuparse, a tener un poco de miedo, no es bueno dejarle desamparado. Hay que hacerle saber que estamos al corriente de la situación, por ejemplo acortando y levantando un poco una rienda, con un ligero toque. Relajamos nuestro cuerpo levantando un poco los pies de los estribos, y aumentando así el peso sobre el asiento. No queremos frenarle, únicamente redirigir sus pasos, llamar su atención. Podemos usar la rienda interior, y la pierna interior incurvando un poco su cuerpo. No debemos tirar de ambas riendas a la vez. Ello crearía más tensión. El caballo se sentirá forzado a parar, y por tanto se verá atrapado. No hay una sola regla a seguir. Es el saber usar el tacto de la rienda, nuestras piernas, y el asiento. Cada caballo necesita su receta. En ocasiones, trabajar al caballo inseguro desde otro caballo puede ser también una forma de darle confianza y seguridad. Podemos también hacerles seguir un objeto en movimiento, o pasar sobre varios palos para que fijen su atención dónde ponen los pies. Dar al caballo un propósito y un trabajo es siempre de gran ayuda. Es importante reconocer cada pequeña mejora, y mantener una actitud positiva y optimista. No hay que negarle la necesidad que siente el caballo de salvaguardar su integridad física. Hay que darle una razón para confiar en el jinete, y así no sentirá que tiene que protegerse de su entorno, y del propio jinete. La solución a los miedos de un caballo dependen al final de la habilidad y entendimiento de quien lo maneja.