Se está produciendo un cambio en el mundo del caballo. ¿Tal vez has oído hablar de uno u otro aspecto? Hay gente que trabaja mucho pie a tierra, poniendo el foco en la comunicación con el caballo. Hay gente que recorre los bosques con el caballo, ambos a pie. Hay gente que pasa más tiempo creando el prado perfecto para sus caballos que montando. Hay gente que monta pero sin bocado o incluso sin brida. Hay gente que trabaja con el caballo en completa libertad.
Las formas en que trabajan son tantas como las razones por las que lo hacen y ninguna de ellas ha manifestado un nombre todavía. A grandes rasgos, están los de la doma natural, los del clicker, los del trabajo en libertad, los del Neckring, los inspirados por Intrinzen, etcétera. Como sólo conocemos la doma tradicional, nos cuesta situar estos nuevos métodos e intentamos meterlos en cajones. El hecho es que están interconectados, uno no excluye al otro y muchos siguen buscando «el camino”.
Más importante que el equipo que uno utiliza es el objetivo. Creo que todos intentamos entrenar los músculos del caballo para que se adapte a su cuerpo y quizá pueda llevarnos sobre su dorso. Tradicionalmente se creía que presionando a alguien de la forma correcta y haciéndole (al caballo o al ser humano) repetir el mismo movimiento una y otra vez, entrenaría la perfección. Ahora sabemos que el movimiento repetitivo es contraproducente y suele provocar lesiones.
Es mucho más eficaz entrenar sobre el desequilibrio.
Además, ahora sabemos que sólo porque parezca que el cuerpo del caballo está en buena forma, no se sabe dónde y por qué el cuerpo está compensando y es prudente dejar que el entrenador decida cómo y hasta dónde llega en su entrenamiento.
Esto vale tanto para el caballo como para el ser humano. Lo llamo «Yoga para caballos» para explicar que la inspiración para el movimiento tiene que venir de dentro.
He reflexionado mucho sobre el nombre de mi forma de trabajar.
Con el tiempo también ha cambiado de Juntos (=juntos) al nuevo nombre: ‘EquiLibre’.
Equi es el caballo y creo que se explica por sí mismo: mi principal objetivo son los caballos.
Libre» puede hacer referencia tanto a un caballo en libertad como a la libertad de expresión de sus propias ideas.
Intento establecer una comunicación mutua con mis caballos, en lugar de ordenarles lo que tienen que hacer.
Es un tema delicado porque la gente puede hacerse una idea equivocada. Libre no significa que el caballo haga lo que quiera.
Me parece una opción peligrosa. Al fin y al cabo, los caballos deben vivir su vida en nuestro mundo domesticado. Eso significa que hay humanos y muchas cosas humanas, además de muchos peligros, como la carretera, el tráfico y otros «obstáculos» no naturales. El caballo no vive en un entorno natural y suele estar limitado en su espacio. Eso significa manipulación humana, vallas y un grupo de caballos que no crece de forma natural y puede que no tenga espacio para resolver sus conflictos a su manera.
Todos estos factores se resumen en que, a veces, debo decidir por el caballo para evitar situaciones peligrosas. Debido a mi preocupación por el bienestar del caballo, éste también debe soportar al veterinario, al que recorta los cascos, al dentista y a otros profesionales.
Lo que quiero decir con libre, es que intento – y por favor créanme cuando digo que es un proceso de aprendizaje sin fin de cómo y cuándo – ofrecer opciones.
Por poner un ejemplo sencillo, salgo a dar paseos en la naturaleza. Siempre que es posible, dejo que mi caballo decida la ruta y la velocidad a la que quiere moverse.
Así pues, le propongo verbalmente un trote sin consecuencias.
Si el caballo quiere trotar, estupendo, se lo recompenso. Si no quiere, también me parece bien.
Yo digo que nos movamos; ¡tú decides dónde y cómo!
Otra implicación de «libre» es que entreno sin juicios ni prisas. Además, no me limito a una única forma de entrenar. Sigo una idea, pero dependiendo del caballo, del entorno y del momento, la ejecución exacta del entrenamiento siempre varía. No me limito a una sola manera, porque he experimentado que hay muchas pequeñas partes que se suman a una gran imagen.
Como ves, la parte «libre» del nombre tiene bastantes significados detrás.
La tercera parte del nombre es “equi”, que hace referencia al equilibrio o la balanza. Aquí también hay muchas facetas ocultas.
En primer lugar, está el equilibrio dentro de mí. El caballo no es mi pasatiempo de ocio. No es el responsable de mi bienestar mental.
Otra parte de “equilibre” es el equilibrio en la comunicación con el caballo. Esto se refiere más bien a la coherencia del trabajo.
No se puede decir hoy verde y mañana azul y esperar que el caballo entienda. Hay que darle tiempo y paciencia para que se acostumbre a los ejercicios, las ideas, los retos, etcétera.
Y por último, está el equilibrio del propio caballo. Para quien no haya llegado a esta parte de la equitación o nunca se haya parado a preguntarse:
«Todo lo que buscamos en el entrenamiento de caballos es equilibrar al caballo de forma que nos permita sentarnos sobre su lomo».
En resumen, EquiLibre es una palabra elegante que reúne algunos elementos claves del entrenamiento contemporáneo de caballos, tal y como yo lo hago.
Es una descripción muy amplia de algunas ideas concretas que tengo en la cabeza cuando entreno.
En mi próximo artículo te lo contaré todo.
Photo credits: IG Blanxamp