En el artículo anterior empecé a explicar qué ejercicios concretos podemos hacer pie a tierra para enseñar a nuestro caballo una postura correcta, equilibrio y relajación.
La base de todos estos ejercicios es desbloquear las patrones de tensión y rigidez en la postura del caballo. El caballo aprende a liberar la tensión en su cuerpo y experimenta mayor libertad de movimiento. Como ya comenté en otros artículos, este tipo de entrenamiento actúa en el sistema nervioso del caballo por lo que mejorará la coordinación del mismo, y es importante dar descansos al caballo para darle tiempo para que procese la información.
Quiero resaltar la importancia de nuestra postura y conciencia corporal para hacer más efectivo el trabajo pie a tierra: mantener la pelvis neutra, la respiración diafragmática (concepto de expansión entre esternón y sacro), y hoy introduciremos la importancia de la rotación a la hora de pedir los ejercicios al caballo para evitar transmitirles tensión.
La rotación es un movimiento suave y en espiral que proviene del torso. Solo puede hacerse si estamos en pelvis neutra, de lo contrario torceremos nuestro cuerpo, no habrá una comunicación clara ni relajación. El truco es permanecer conectado desde la cabeza al plexo solar, de forma que los dos se muevan juntos, incluyendo la caja torácica, a través de la rotación.
La rotación en pelvis neutra asegura un movimiento independiente de ambos lados del jinete, ayuda a activar los músculos del core y a la estabilidad del jinete.
A la hora de montar, nos ayuda a dar claridad en la dirección que queremos ir así como a reequilibrar el caballo y activar los posteriores. En el trabajo pie a tierra nos ayuda a no ponernos tensos, y evitar el empujar o tirar del caballo.
Los ejercicios que abordaremos hoy tienen como objetivo mejorar la movilidad y flexibilidad de la zona de la nuca del caballo, y asegurar un movimiento igual de los dos lados del mismo. Si el caballo no mantiene una oscilación y libertad en su nuca, no será capaz de relajar la línea superior, incurvarse, subir su dorso o remeter los posteriores.
Recordar la importancia de hacer los ejercicios en los dos lados del caballo y empezarlos cuando está parado, y si lo acepta bien, también pueden hacerse al paso.
Delineación de la quijada
Ayuda a los caballos a relajar la zona de la nuca. Puede ayudarles a que tengan tensión en la articulación temporomandibular (ATM), caballos con cuestiones de conformación, sobre desarrollados los músculos del cuello, con engrosamiento en la zona de la garganta por glándulas hinchadas, caballos que hayan sido montados detrás de la vertical.
Si estamos en el lado izquierdo del caballo, nos pondremos mirando hacia la zona de la garganta. La mano izquierda tendrá conexión con la cuerda cerca de la cabeza. La mano derecha se colocará en la hendidura que hay justo debajo de la oreja (ver foto 1), detrás de la quijada, y poco a poco trazar/delinear el surco hacia abajo, siguiendo la parte de fuera de la quijada, con la mano ahuecada (ver foto 2 y 3). Utilizar una presión (de 2 a 3 grados) ligera pero constante en la delineación. Se siente como si las yemas de los dedos se enganchan en el borde de la quijada y trazan su borde exterior. Repetir 2 o 3 veces, y dejar un tiempo para pensar. Podemos percibir al tacto si hay alguna zona más tensa que otra, y podemos entonces delinearla más lentamente o permanecer unos segundos en la zona de tensión, suavizando nuestra presión.
Presionar la quijada
Es una forma de evaluar si el caballo puede relajar su nuca a través del movimiento lateral de su cabeza en 1 o 2 grados, a ambos lados. Es un pequeño movimiento pero suficiente para permitir al caballo empezar a bajar su cabeza. Cuando el caballo baja su cabeza, empieza a suavizarse a través de su columna y traslada el peso hacia sus posteriores, equilibrando su cuerpo, por lo que estará más receptivo y preparado para aprender. La presión a aplicar es a través de la rotación, y la mínima posible para iniciar que el caballo se suavice y relaje por sí mismo.
Si estamos en el lado izquierdo del caballo, pondremos la mano izquierda en el puente de la nariz, la mano derecha la cerraremos como un puño suave y la pondremos en medio de la quijada con la muñeca recta. Entonces rotar un poco para crear una fuerza igual y opuesta, y mientras con nuestra mano izquierda invitamos a su cabeza a venir hacia nosotros, con la mano derecha sugiere a la quijada que se aleje.
Repetir de 2 a 4 veces en cada lado. El objetivo es que la nuca se suavice y la cabeza empiece a bajar, no estamos imponiendo al caballo que gire su cabeza, le sugerimos que la relaje en nuestras manos y ceda un poco a derecha o izquierda.
En la última foto podemos ver la eficacia de estos ejercicios en el caballo, que aunque parezcan simples, tienen un gran efecto, entrando en un estado de relajación que permitirá utilizar mejor su cuerpo.